Monje, 06 de Abril
Martirologio Romano: En
el monasterio de San Gallo, de Suabia, en Alemania, beato Notkero Bálbulo,
monje, que pasó casi toda la vida en este cenobio componiendo secuencias,
grácil de cuerpo pero no de ánimo, tartamudo de voz pero no de espíritu, firme
en todo lo divino, paciente en lo adverso, manso para con todos, diligente en
la oración, la lectura, la meditación y el dictado († 912).
También es conocido
como: Notkero
el tartamudo y Notkero de San Gallo.
Hubo varios
monjes de la abadía de San Gallo llamados Notkero, algunos de ellos muy
conocidos, por lo que la «Vita Notkeri», escrita probablemente en el siglo
XIII, resulta legendaria, porque, aunque pretende hablar de Notkero Bálbulo,
confunde unos con otros. Sin embargo, su figura, noticias y obras literarias
son bien conocidas a través de otras fuentes verídicas, documentos y
manuscritos suyos, que se conservan hasta hoy en la biblioteca del antiguo
monasterio.
Notkero nació
en el 840 en Heligan, Zúrich. De niño era burlado por sus compañeros de escuela
a causa de un defecto de la palabra o por la falta de algún diente; él mismo,
ya de grande, se aplicó el sobrenombre de «Balbulus», es decir, balbuciente.
Excelente estudiante, ingresó de joven en la célebre abadía benedictina de San
Gallo, fundada por el monje irlandés san Gallo en el siglo VII, en torno a la
cual surgió después la ciudad homónima, capital del cantón suizo del mismo
nombre. Llegó a ser un monje y sacerdote ejemplar, excelente poeta, músico y
maestro, y a la vez modelo de modestia. Fue director de la célebre escuela
literaria y artística que entre los siglos X y XIII hizo famosa a la abadía.
Fue denominado por sus contemporáneos «vaso del Espíritu Santo», y la moderna
historia de la literatura lo recuerda como Notkero el poeta. Con el auxilio
de sus cohermanos Ratperto y Tuotilo, dio a la abadía gloria científica,
artística y litúrgica, preparando a sus discípulos para los más altos encargos
en la Iglesia y en el estado, como por ejemplo Salomón, que fue obispo de
Constanza, o Waldo, que lo fue de Frisinga, y los dos fueron también capellanes
reales.
Escribió su
obra fundamental, las «Secuencias litúrgicas» (unas cuarenta), reunidas en el
«Liber Hymnorum», dedicado en el 884 al obispo Liutvaldo de Vercelli, y
compuestas para la misa solemne de las más importantes fiestas litúrgicas del
año. Muchas de esas «secuencias» fueron cantadas en toda Europa hasta el siglo
XVI. Músico de valor, se cuenta que compuso un himno inspirándose en la
rotación de una rueda de molino (por ello se lo suele representar absorto al
lado de tal mecanismo). No fue él mismo el creador de la forma poética de la
secuencia, pero sí quien la desarrolló, perfeccionó y difundió, adoptando la
regla de «a cada nota musical una sílaba», que permitía memorizar con más
facilidad la melodía (que en aquella época no había todavía forma de fijar por
escrito). Notkero fue también autor de un Martirologio basado en el de Adón, de
obras históricas (especialmente las «Gestas de Carlomagno»), y poesías
ocasionales, en las que expresa su jovial carácter.
Murió en san
Gallo el 6 de abril del 912, y fue venerado en su monasterio como copatrono
durante todo el Medioevo. En el siglo XVI el papa Julio II encargó al obispo
Hugo de Constanza de recopilar los milagros del monje poeta, y lo proclamó
beato en 1513. Desaparecida la abadía en 1805, la diócesis de San Gallo lo
elevó a patrono secundario, celebrando su fiesta el 6 de abril; aunque desde
1963 se celebra el 7 de mayo, fecha de la traslación de las reliquias a la
catedral, realizada en 1537. Aunque no fue abad, en la iconografía se lo
representa con un báculo abacial, porque la leyenda narra que ahuyentó al
demonio, que se le había aparecido en la forma de un perro feroz, apaleándolo
con el báculo de san Columbano.
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