jueves, 19 de abril de 2018

Alertan sobre la protección de médicos y pacientes de la radiación en procedimientos con rayos X

El 15 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Radioprotección, una jornada dedicada a la concientización sobre la importancia de proteger tanto a los profesionales de la salud -como a los pacientes- de los efectos nocivos que puede tener el uso de los rayos X, si no se llevan a cabo las precauciones necesarias. 
Este tema cobra todavía más importancia cuando se tiene en cuenta la masividad del uso de estas técnicas como método de diagnóstico por imagen: según estadísticas del Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR), se realizan unos 9,9 millones de exámenes de rayos X por día en el mundo, mientras que en el año 2000 se realizaban unos 5,5 millones de estudios, lo que muestra el vertiginoso crecimiento de estas prácticas. 
Los expertos del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) explicaron que estamos constantemente expuestos a pequeñas dosis de radiación, algunas de fuentes naturales, que no generan perjuicios, y otras artificiales, de las cuales el 95% se relaciona con procesos médicos para arribar al diagnóstico. 
Entre ellos, se encuentran las tomografías, angiografías, radiografías y estudios de medicina nuclear. La radiación proveniente de una radiografía de tórax es equivalente a la exposición a la que estamos sometidos en nuestro entorno natural durante 10 días. 
Además, diversos tratamientos para combatir algunas enfermedades también utilizan rayos X, por ejemplo, para tratar algunos tipos de cáncer. 
El Dr. Juan José Fernández, médico especialista en cardioangiología intervencionista y Secretario del CACI, expresó referido a los procedimientos por cateterismo que “en la sala de hemodinamia el personal se protege con chalecos plomados, protector tiroideo plomado y gafas plomadas. Además, los equipos generadores de rayos cuentan con mampara plomada y pollera plomada. Dentro de las medidas de protección para el paciente, se puede contar con la dosis que recibe por estudio, algo que todos los equipos hoy pueden calcular. El chequeo continuo de los aparatos y controles que realiza el CACI también sirven de protección al paciente. En caso de mujeres en edad fértil, se puede poner un chaleco plomado a la altura del abdomen y pubis”. 
Si bien el beneficio que generan estos estudios y tratamientos es claramente superior al efecto negativo que puede producir la radiación, es importante que se respeten las precauciones necesarias para evitar que tanto los pacientes como los profesionales de la salud se vean expuestos a cantidades excesivas de rayos X. 
En particular, los técnicos que trabajan todos los días con estos instrumentos son quienes se encuentran bajo mayor riesgo de padecer alguna consecuencia, si no se toman las medidas preventivas adecuadas, que incluyen la realización de auditorías y controles periódicos de los equipamientos. 
“Considerando que el número de procedimientos en hemodinamia, en los que se utilizan rayos X, está en franco aumento debido al incremento de la cantidad de pacientes con enfermedad cardiovascular a nivel mundial, si no tomamos conciencia de ello, crecerá la cantidad de pacientes y staff, sobreexpuestos a niveles de radiación elevado. A medida que se incrementa el uso de radiaciones ionizantes, también lo hacen los posibles peligros para la salud si no se utilizan adecuadamente”, detalló la Dra. Amalia Descalzo, médica especialista en cardioangiología intervencionista, también perteneciente al CACI. 
Los organismos encargados de habilitar las salas de hemodinamia donde se realizan los procedimientos de cateterismo cardiacos y periféricos en todo el país son el Ministerio de Salud de la Nación y sus similares de cada una de las provincias. En estas salas, el CACI desarrolla una intensa tarea de control, acreditándolas cuando se comprueba el cumplimiento de las condiciones de bioseguridad necesarias. Esto garantiza el buen funcionamiento de los equipos, que se plasma en la calidad de las imágenes y la cantidad de rayos emitidos. 
“En condiciones generales, aquellos centros que cuentan con equipamientos modernos (que estimamos representan menos del 50%) tienen menos probabilidad de sufrir eventos de sobreexposición a radiación con respecto a centros con tecnología más vieja y sin controles por los entes reguladores. Los nuevos equipamientos cuentan con programas de reducción de dosis de radiación sin pérdida de calidad de imagen. Esto igualmente no descarta la posibilidad de un mal funcionamiento o desperfecto técnico que pueda causar una excesiva radiación, por lo cual siempre es necesario que exista un control periódico por el ente fiscalizador pertinente”, explicó el Dr. Alejandro Cherro, médico especialista en cardioangiología intervencionista y ex presidente del CACI. 
Además, subrayó que “entendiendo la importancia de controlar en forma periódica el equipamiento médico emisor de radiación utilizado para estudios diagnósticos y terapéuticos, es que solicitamos a las autoridades competentes que logren en el menor tiempo posible la puesta en marcha de dichos controles obligatorios para asegurar el correcto funcionamiento de estos equipos y resguardar la salud de los operadores y de nuestra población”. 
En cuanto a las medidas que se deberían tomar para mejorar la radioprotección, corresponde al Ministerio de Salud elaborar recomendaciones y planes para garantizar la seguridad de los estudios, pero en la práctica esto no siempre sucede. El CACI ha tomado un papel importante en este sentido desde hace varios años controlando los equipos de rayos, chequeando las medidas de radioprotección e insistiendo en el uso de la dosimetría para poder controlar la dosis recibida. 
Desde 2014, el CACI presentó un proyecto de nueva reglamentación ante el Ministerio de Salud (de actualización de la Resolución 433) con respecto a salas de hemodinamia, con varias medidas de protección contra la radiación exigibles. Además, promovió el uso de dosimetría digital, que es la manera ideal y activa de controlar la radiación recibida. 
Además de acreditar los centros, el CACI recertifica la especialización de los profesionales, para garantizar que todo el personal involucrado en estos procedimientos esté actualizado con los conocimientos más recientes de la especialidad.

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