lunes, 16 de abril de 2018

Parkinson - continúa la exploración de nuevas terapias para su tratamiento

11 de abril - Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson. 
La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente luego de la enfermedad de Alzheimer, estimándose que hacia el año 2030 su prevalencia se duplicará afectando a unos 9 millones de personas en el mundo. 
El conocimiento y tratamiento de esta enfermedad continúan incrementándose, poniendo en evidencia el interés científico mundial. 
Recientemente el Comité de Medicina Basada en la Evidencia de la Sociedad Internacional de Enfermedad de Parkinson y Movimientos Anormales (MDS) publicó una revisión actualizada de los tratamientos disponibles para mejorar los síntomas motores (temblor, rigidez, bradicinesia) de la enfermedad. 
“Si bien en este aspecto los expertos concluimos que a la fecha solo se dispone de evidencia insuficiente respecto de drogas que puedan prevenir o retrasar la progresión del Parkinson, sí podemos destacar que los medicamentos actualmente disponibles resultan eficaces y de aplicación clínica para controlar los síntomas, señalando que algunos tratamientos invasivos como la estimulación subtalámica profunda continua siendo una terapia experimental”, explica la Dra. Emilia Gatto, Jefa del Departamento de Enfermedades de Parkinson y Trastornos del Movimiento de INEBA. 
Por su parte, el Dr. José Luis Etcheverry, neurólogo de INEBA especializado en movimientos anormales, comenta: “Respecto de los trastornos de la marcha y el equilibrio que genera esta enfermedad, por el momento no contamos con evidencia suficiente como para indicar un medicamento específico. Sin embargo, varios fármacos contribuyen a mejorar estos síntomas conjuntamente con la neuro-rehabilitación”. 
Los especialistas relatan que en aquellos pacientes en etapas más avanzadas hoy la medicina cuenta con numerosos fármacos e incluso estimulación cerebral profunda - con diferente grado de evidencia - que permiten retrasar y mejorar las fluctuaciones motoras que acontecen en esta afección. 
No obstante ello, nuevas terapias continúan explorándose. En este sentido se pueden destacar la posibilidad de nuevas formulaciones y formas de liberación de levodopa (formulaciones de liberación extendida, transdérmica, inhalada, intra-jejunal, etc.) Otras estrategias incluyen fármacos que disminuyan la degradación de la dopamina por bloqueo de las enzimas que la degradan (inhibidores de COMT e I-MAO B) y otras nuevas drogas se encuentran en ensayo (formulaciones diferentes de apomorfina, prodrogas). 
“También se están produciendo avances Interesantes avances en las llamadas terapias génicas que intentan -mediante vectores virales- proveer de genes que puedan reemplazar a aquellos afectados o cuya función se encuentre afectada”, agrega la Dra. Gatto. 
Otro aspecto a considerar es el mayor interés en cubrir no solo los síntomas motores de la enfermedad, sino también aquellos otros aspectos llamados no motores que impactan significativamente en la calidad de vida de los pacientes: síntomas como depresión, ortostatismo (caída de la presión arterial sanguínea), constipación, salivación, pesadillas, alucinaciones, somnolencia e insomnio, entre otros. 
“En los últimos años las terapias que pudieran no solo mejorar los síntomas sino interferir en los pasos que llevan al desarrollo y la progresión de la enfermedad de Parkinson debieron enfrentarse a numerosos desafíos, ya que esta enfermedad no es producto de un único gen alterado, sino de varios genes (algunos interactuando entre sí) factores epigenéticos y otros mecanismos degenerativos. Por ello las terapias, conocidas como vacunas (inmunidad pasiva y activa respecto de alfa sinucleina), han tenido, a nivel experimental, resultados variables”, comenta el Dr. Etcheverry. 
En esta búsqueda incesante las terapias quirúrgicas o invasivas, terapias que producen lesión o estimulación cerebral profunda, aparecen como tratamientos adyuvantes, no curativos, investigacionales, que requieren una selección muy cuidadosa de los pacientes que podrían beneficiarse con estos procedimientos. 
Parkinson y cannabis. A pesar del creciente conocimiento de la interacción de cannabinoides y dopamina los resultados de los estudios clínicos disponibles al momento actual muestran resultados controvertidos y proveen información no concluyente debido a numerosas limitaciones, entre ellos la carencia de formulaciones estandarizadas. 
“Hay aún dudas significativas acerca del impacto negativo que el uso prolongado de cannabinoides podría ocasionar, no solo en las funciones motoras, sino -y principalmente- en los aspectos cognitivos y conductuales del paciente”, concluye la especialista. BP

No hay comentarios.:

Publicar un comentario