Paz, se escucha mucho esta palabra, es pronunciada desde las
iglesias, lo pronuncian los políticos y la gente del campo, pero la pregunta
es: ¿Entendemos lo que es la paz?
Hemos visto que hay otra virtud junto a la paz, en muchos
eslóganes la encontramos. Es la virtud de la justicia, pues incluso en la misma
Biblia aparecen de la mano: “justicia y paz se abrazan” (Salmo 85,11). ¿Por qué van de la mano? Vemos a lo largo de la
Sagrada Escritura cómo el hombre justo va luchando por alcanzar la paz y vemos
que siempre Dios le responde cómo puede alcanzarla. Dios dice que tiene que
existir la coherencia de vida para que se pueda vivir en paz y por lo tanto que
exista su equivalente: justicia. Pero volvemos a la misma pregunta ¿por qué? Las respuestas a estos interrogantes las podemos ir
contestando con lo que vamos viviendo en la actualidad en la sociedad,
considerando que al igual que el significado del amor, hemos desvirtuado
también el significado de la palabra paz. Hoy en día los medios de comunicación
ponen el concepto de paz como la persona o sociedad que “no se mete con nadie”;
“quien vive su vida y deja vivir”. Puede haber algo de verdad en esto, pero son
sumamente peligrosas estas frases, si las aplicamos mal en este mundo
totalmente relativizado.
Si lo vemos bajo la concepción de este mundo es sumamente
peligroso pues podemos caer en el error de decir que: “si no nos metemos con
Dios, estaremos en paz con Él” y hoy no es extraño escuchar: “no voy a la
Iglesia pero estoy en paz con Dios y eso me basta porque me siento tranquilo”.
Hoy en día, hay que tener mucho cuidado pues el mundo relativiza todo, con tal
de que las personas no se acuerden de Dios.
Dios mismo en la Sagrada Escritura nos dice que para que haya
paz tiene que haber coherencia de vida y para ser coherentes tiene que existir
la justicia en nuestra vida. Aquí respondemos el porqué la justicia va de la
mano con la paz, pues si vivimos como realmente tenemos que vivir, hacemos lo
que tenemos que hacer y si somos justos con nuestro prójimo, habrá paz.
Hay que trabajar por alcanzar la paz, pero para eso hay que
luchar contra corriente. Si nos dejamos llevar por la corriente no significa
que haya paz, sino que nos dirigimos hacia una enorme caída. Los que han
alcanzado la paz a través de la historia han sido las personas que han luchado
contra corriente, los que buscan ser “sal de la tierra” y brillar con todo su
potencial en este mundo nublado de tinieblas.
“Dichoso el hombre que trabaja por la paz”. El hombre que
posee este tesoro de la paz busca transmitirlo a los demás. Ese fue el caso de
Juan Pablo II, un hombre que vivía la paz y buscaba transmitirla a los demás.
Era el principal precursor de la paz y trabajaba por llevar justicia a todas
las naciones y por eso fue un exitoso emisario de estas virtudes.
“Sean artesanos de la Paz”. Debemos trabajarla con mucho amor
y cariño y no en serie pues no podemos generar la paz en serie, tiene que ser
construida con nuestras manos, manos que Dios ha querido que sean para llevar
paz y no la guerra, que lleven la rama del olivo y no la de un cuchillo.
Trabajemos en la paz desde nuestro entorno, transmitamos la paz con nuestra
sonrisa, pidámosle la gracia a Dios que: “donde haya odio lleve yo amor”.
Veremos cómo todo cambia si empezamos a llevar paz y si somos justos con los
demás, en especial con Dios. Esto no es nada extraordinario sino ser lo que se
tiene que ser y “darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios”. EP
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