No debe haber dilema entre tratar a pacientes
infectados por COVID -19 y a otros con enfermedad cardiovascular (ECV) -
infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca-. Aunque luego de tres meses de este tiempo
signado por las prioridades que fijó la agenda relacionada al SARS-CoV-2,
parece que sí lo hubiera.
En este contexto pandémico, las autoridades
sanitarias de los diferentes países del mundo eligieron como principal
estrategia epidemiológica el aislamiento preventivo y obligatorio; provocando
una hiperatención de los sistemas de salud- en el globo y en el caso argentino-
sobre los infectados por coronavirus, y desatendiendo el resto de las
enfermedades en general. Esta
infrautilización de las consultas médicas y de las intervenciones que han
demostrado beneficio clínico en los pacientes con enfermedades pre-existentes,
o en aquellos susceptibles a desarrollarlas será traducida en un incremento
prevenible de muertes por ECV. También se observó un incremento
marcado de la mortalidad total en varios países durante la pandemia que no se
explica totalmente por el virus, lo que evidencia que está aumentando la
mortalidad de otras enfermedades.
Infobae tuvo acceso
al documento científico que elaboró la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) en consenso entre sus
miembros, y con el objetivo de abrir otros mensajes hacia la sociedad para
prevenir nuevas muertes. E hizo hincapié en una especie de “paquete de
propuestas” de cómo implementar un proceso de continuidad de la atención
cardiovascular en tiempos de COVID-19.
La enfermedad
cardiovascular (ECV) que abarca el infarto de miocardio, accidente
cerebrovascular e insuficiencia cardíaca lidera el ranking de muertes, ya sea a nivel global como en Argentina (100.000 muertes anuales, 280 muertes
por día), como así también en años perdidos de vida ajustados por discapacidad.
En diálogo con Infobae, José Luis Navarro Estrada, presidente de la SAC y jefe médico de
cardiología del Hospital Italiano de Buenos Aires apuntó, “el objetivo de la medicina
es reducir la mortalidad independientemente de quien la produzca. En todo el
mundo disminuyó “la llegada a tiempo” de estos enfermos a los consultorios,
para que reciban tratamiento cardiológico. Llegan tarde y en estado grave; con
peor evolución que antes del coronavirus y con un aumento notable de la
mortalidad”.
“Las
muertes por coronavirus no llegan en el caso argentino a 200 casos, pero es
probable que cuando miremos en el tiempo la muerte cardiológica veamos un
aumento que superará por mucho a las muertes por COVID. Nosotros
queremos que se atiendan las dos cosas. Si bien estamos en una etapa temprana
de la pandemia, ya existe evidencia
indirecta de que la desatención de la ECV está causando un incremento objetivo
de la mortalidad. Se observó un incremento de mortalidad total en
ciertas regiones de España, Italia y Europa en general, por encima de lo
esperado por la pandemia COVID-19”, aseveró Navarro Estrada a Infobae.
El documento de la SAC por dentro
Entre los puntos fundamentales que ofrece el
documento de la SAC con apoyo de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), Enfermedad
Cardiovascular en tiempos de COVID-19 emerge con información precisa y
veraz, la intención clara de informar y
alertar precozmente a la sociedad y a las autoridades sanitarias que demorar,
reducir la intensidad o dejar de cumplir con las medidas de prevención y
tratamiento que han demostrado beneficio en pacientes con ECV, va
indefectiblemente a causar mayor mortalidad. Agregó Navarro Estrada:
“Cómo sociedad científica creemos imperiosa la necesidad de informar a la
sociedad y a las autoridades sanitarias que existirá un incremento marcado de
la mortalidad por enfermedades cardiovasculares debido al mal control clínico,
a la postergación y a la no realización de procedimientos no invasivos
(estudios de imágenes) e invasivos (cateterismos diagnósticos y terapéuticos) y
cirugías, que han demostrado reducir la morbimortalidad en estos pacientes”.
“Hay mensajes erróneos o confusos que sobrevuelan a
esta pandemia global y que crearon una especie de parálisis en la sociedad en
general, en Argentina y en el mundo también- . Y algo muy delicado es ver cómo
ese pánico cunde, y que también tuvo efectos negativos en el personal de la
salud, que tiene miedo de ir a su lugar de trabajo”, dijo el cardiólogo Navarro
Estrada a Infobae.
El documento SAC-FCA ofrece además un protocolo
para darle continuidad a la atención de los pacientes con enfermedad
cardiovascular reduciendo al mínimo posible la propagación del virus.
Planteando como estrategia fundamental para retomar la atención cardiológica en
consultorio, que las instituciones médicas se encuentren segmentadas por
sectores COVID y NO COVID.
La ECV es la primera
causa de muerte global. Se estima que cada año mueren 18 millones de personas
representando el 31.8% del total de todas las muertes. A pesar de que la carga
de ECV aumenta año a año, ésta va decayendo cuando se contempla el
envejecimiento global de la población. En otras
palabras, se estima que las intervenciones basadas en la evidencia que se
implementan (como modificaciones del estilo de vida, medicamentos, e
intervenciones quirúrgicas y por catéteres) se están traduciendo en un mejor
control de la carga global de enfermedad por ECV.
El documento de la SAC - FCA incluyó que en ciertas
regiones de Europa hubo un incremento de la mortalidad total al doble o triple,
superior a la adjudicable por COVID-19. Si bien esto puede darse por testeo
insuficiente, la mayoría de los pacientes que fallecen lo hacen en el medio
hospitalario, donde la mayoría han sido testeados. Por lo tanto, este incremento desmedido de la mortalidad puede ser una
evidencia indirecta de peor manejo de las urgencias o emergencias no
relacionadas al COVID-19.
El documento SAC realza de manera pormenorizada la
importancia de garantizar la atención cardiovascular con la menor posibilidad
de contagio hacia los pacientes y hacia los profesionales de la salud. Los
contactos presenciales del paciente con el sistema de salud serán realizados
bajo normas especiales de bioseguridad que reduzcan al mínimo el riesgo de
contagio por COVID-19. Este aspecto deberá contemplar diferentes escenarios.
El documento de la SAC concluyó sobre los nuevos
paradigmas de época que impone el SARS-CoV 2 que la enfermedad cardiovascular está subdiagnosticada y subtratada, con
la consecuencia potencial de un incremento de la mortalidad. Si bien el
problema es multicausal, la baja en las consultas y tratamientos de los
pacientes con ECV se pueden circunscribir a cuatro razones principales: 1)
temor a concurrir a la consulta médica y/o instituciones por el riesgo de
contagio y la cuarentena, 2) dificultades en el traslado, 3) dificultad
operativa y 4) la reprogramación de casos de alto riesgo. Si la cuarentena se
mantiene en el tiempo, con las unidades de cuidados intensivos cardiovasculares
semi-ocupadas, no deberían postergarse cirugías programadas cardiovasculares,
procedimientos endovasculares por hemodinamia ni procedimientos
electrofisiológicos. DB
No hay comentarios.:
Publicar un comentario