Mártir, 28 de
Abril
Elogio: En Ravena, en
la provincia de Flaminia, Italia, conmemoración de san Vital. En este día,
según la tradición, fue dedicada a Dios la célebre basílica de esta ciudad, en
la cual, por haber defendido tenazmente la fe, este santo es venerado desde
tiempo inmemorial junto a los santos mártires Valeria, Gervasio, Protasio y
Ursicino.
Vital y
Valeria, padres de los santos Gervasio y Protasio, también mártires, son
celebrados juntos el 28 de abril. En particular san Vital ha tenido una muy
vasta presencia en el arte; a él viene dedicada la basílica de San Vital en
Ravena, con sus magníficos mosaicos; en la iglesia homónima en Venecia se lo
representa vestido de soldado a caballo, llevando un estandarte, con lanza,
espada y masa, que fue el instrumento de martirio de su esposa Valeria. También
a él está dedicada la iglesia de San Vital en Roma, con los frescos que narran
su martirio.
Las primeras
noticias que se tienen de Vital y Valeria provienen de un opúsculo escrito por
un tal Felipe, que se llama «siervo de Cristo», y en el cual son mencionados
los más antiguos núcleos de vida cristiana en Milán, como el «hortus Philippi»
y la «domus Philippi»; este opúsculo estaba junto a la cabeza de los cuerpos de
los mártires Gervasio y Protasio, encontrados por san Ambrosio en el 386.
El opúsculo,
además de narrar el martirio de los dos hermanos, describe también el de los
padres, Vital y Valeria, y del médico ligur que trabajaba en Ravena, Ursicino,
que vivieron y murieron en el siglo III; Vital era un oficial que había
acompañado al juez Paolino de Milán a Ravena. Desatada la persecución contra
los cristianos, acompaña a Ursicino, condenado a muerte, dándole valor, quien
en el trayecto al lugar de ejecución se sentía horrorizado de la perspectiva de
una muerte violenta. Ursicino es decapitado y es decorosamente sepultado en
Ravena por el propio Vital. Ahora el mismo es encarcelado, y luego de hacerle
sufrir variadas torturas para hacerlo apostatar, el juez Paulino ordena que sea
arrojado a una fosa profunda y que sea cubierto de piedras y tierra; así,
también él resulta mártir de Ravena, y su sepulcro en el término de la ciudad
llega a ser una fuente de gracias.
Su mujer,
Valeria, había querido llevar el cuerpo de su marido a Milán, pero los
cristianos de Ravena se lo impidieron. Retorna a Milán, pero en el camino una
banda de villanos idólatras la invitan a sacrificar con ellos al dios Silvano;
ella lo rechaza, y por esto es golpeada brutalmente, de tal manera que, llegada
a Milán, muere tres días después. Los jóvenes hijos Gervasio y Protasio venden
todos sus bienes, dan el producto a los pobres, y se dedican a las sagradas
lecturas y a la oración, y diez años después serán martirizados; el ya citado
Felipe cuida su sepultura.
Muchos
estudiosos señalan que la narración es en parte fantasiosa, reconociendo en los
personajes citados mártires homónimos, sea de Ravena o de Milán. La antigua
iglesia de Santa Valeria en Milán, destruida en 1786, no parece que hubiera
sido sino la «cella memoriae», el núcleo memorial de la primitiva área del
cementerio milanés, intitulada con el nombre de la gens Valeria. De todos
modos, el relato legendario, como tal, es verdaderamente antiguo, y reportado
en célebres monumentos de también notable antigüedad. La basílica de Ravena
consagrada en el 548 es dedicada al mismo tiempo a san Vital y a sus hijos
Gervasio y Protasio, cuyas imágenes aparecen bajo la lista de los Apóstoles,
mientras que un altar lateral queda dedicado a Ursicino.
En el
Martirologio Romano actual son celebrados san Vital en esta fecha, tomando como
referencia la de la dedicación de la basílica de Ravena, y Gervasio y Protasio
el día 19 de junio, aniversario del traslado de sus reliquias por san Ambrosio.
Valeria y Ursicino son evocados en los elogios, pero no tienen celebración
asignada.
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