Mártires, 31 de Mayo
Elogio: En Aquilea,
en el territorio de Venecia, santos Cancio, Canciano y Cancianila, mártires,
que, detenidos por el perseguidor mientras huían de la ciudad en un carromato,
finalmente fueron condenados al suplicio.
Según las
«Actas» de estos mártires, de las que se conservan varios textos, los tres
hermanos, Cancio, Canciano y Cancianila, pertenecían a la noble familia de los
Anicios. Al quedar huérfanos, fueron educados en la fe cristiana en su propia
casa por su tutor, que se llamaba Proto. Cuando estalló la persecución de
Diocleciano, los mártires devolvieron la libertad a sus esclavos, distribuyeron
entre los pobres el producto de la venta de sus posesiones y se trasladaron a
Aquilea. Pero la persecución hacía también estragos en esa ciudad. En cuanto
los nobles romanos llegaron a Aquilea, las autoridades los obligaron a
comparecer para que ofreciesen sacrificios a los dioses y enviaron a un
mensajero a pedir instrucciones a Diocleciano. El emperador, que quería
librarse de los Ancios, tanto por razones políticas como por razones
religiosas, respondió que debían decapitarles si se negaban a sacrificar a los
dioses.
Entretanto,
los tres mártires habían logrado escapar de Aquilea en una carreta de mulas,
pero un accidente los obligó a detenerse, a siete kilómetros de la población de
Aquae Gradatae. Ahí los alcanzaron los perseguidores y les comunicaron la orden
del emperador. Los tres hermanos respondieron que por nada del mundo podían
abjurar de su fe en el verdadero Dios y fueron decapitados, junto con su tutor
Proto, el año 304.
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