Mártir, 29 de Mayo
Elogio: En Antioquía
de Siria, san Hesiquio Palatino, mártir, que en la persecución bajo el
emperador Diocleciano, al escuchar la orden de que quien no sacrificase a los
ídolos debía abandonar el ejército, se despojó inmediatamente de las armas, y
por este motivo fue arrojado al río Orontes con una gran piedra atada a su
brazo derecho.
La noticia
sobre este santo mártir es genuinamente antigua, si bien se han producido en
los distintos martirologios algunas confusiones con el nombre y con la fecha
correcta. Se lo encuentra los días 29 de mayo (breviario siríaco), 30
(Jeronimiano, y desde allí a muchos otros), 26 de agosto (martirologio
siríaco), 4 de marzo y 10 de mayo (sinaxarios griegos), y otras variantes. Se
trata siempre del mismo santo, aunque en algunos aparezca escrito como Hesiquio
y Palatino -como si fueran dos-, en vez de Hesiquio Palatino (de hecho, en el
Martirologio Romano anterior aun figuraba como dos).
«Palatino», podría
ser su nombre propio, pero también podría indicar que pertenecía al personal de
palacio, quizás a los soldados, tal como se conservó en su Pasión.
La tradición
martirológica del Jeronimiano solo trae como elogio «que padeció muchos
tormentos», sin ninguna aclaración ni de su condición de soldado, ni del modo
concreto de su martirio; pero en los sinaxarios griegos se encuentra lo que
posiblemente sea el resumen de una «Pasión» perdida, y que recoge el elogio del
Martirologio Romano: «al
escuchar la orden de que quien no sacrificase a los ídolos debía abandonar el
ejército, se despojó inmediatamente de las armas, y por este motivo fue
arrojado al río Orontes con una gran piedra atada a su brazo derecho».
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