¿Cómo
son nuestros mayores? La mejor manera de entender y conocer a nuestros
mayores es conociendo las características de la tercera edad.
¿Qué es la
tercera edad?
Entendemos por tercera edad el grupo de personas mayores
o ancianas. El intervalo de edad es muy amplio, existen varias generaciones. La
vejez es un proceso fisiológico de todo ser humano, donde se producen cambios
físicos así como psicológicos y sociales. El envejecer es un proceso dinámico,
gradual, natural e inevitable.
Se suele decir que a partir de los 65 años ya
empieza la tercera edad. Este punto de inflexión para un individuo suele ser
caótico. La persona puede haber dejado de trabajar y se enfrenta a una serie de
cambios físicos, psíquicos, personales y económicos a los que no sabe hacer
frente, o no dispone de las herramientas suficientes.
El grupo de población mayor no es un grupo
homogéneo. Cada persona en función de las experiencias vitales desarrolla
procesos cognitivos, destrezas o sensibilidades específicas. Por tanto, no
todos los individuos envejecen de la misma manera. Además, la etapa de la vejez
supone actualmente una tercera parte de la vida de una persona, por tanto es
lógico que sus necesidades vayan cambiando.
Características
de la tercera edad: los cambios en la vejez
Los cambios que se pueden producir en la vejez
comportan varios aspectos:
- Cambios fisiológicos: las células
envejecen, cambia la estructura corporal, se pierde elasticidad e hidratación
en la piel (aparecen las arrugas).
- Cambios
en la salud: aumenta la prevalencia de enfermedades (morbilidad y
mortalidad).
- Cambios
nutricionales: las necesidades metabólicas ya no son las mismas, y por
tanto la alimentación debe ser más específica.
- Cambios
en la eliminación: pueden aparecen incontinencias, que tienen
consecuencias psíquicas y sociales muy importantes para el anciano.
- Cambios
en la actividad: el ritmo de ejercicio disminuye, si bien es más
necesario que nunca que el individuo se mantenga activo.
- Cambios
en el sueño: el patrón de descanso cambia, el individuo no sigue
rutinas.
- Cambios en la percepción: los órganos
de los sentidos pueden verse afectados, lo que lleva a problemas sensoriales
(sordera, problemas de visión).
- Cambios
sociales: las relaciones sociales y los roles son distintos, incluso
dentro de la familia. Muchas veces la persona tampoco se implica activamente en
la sociedad.
- Cambios
sexuales: por limitaciones físicas en órganos sexuales, y pensamientos
erróneos arraigados en la sociedad.
- Cambios
en autoconcepto: la actitud, la identidad así como la imagen corporal
de uno mismo cambia, y suele ser negativa. Disminuye la autoestima.
Debemos saber observar la vejez como una etapa más
del ciclo evolutivo. Sí que es cierto que en esta etapa de la vida se producen
muchas pérdidas a nivel físico o psíquico, pero hemos de evitar estigmatizar la
vejez y verlo simplemente como una etapa más que requiere intervenciones más
específicas. Es importante que lo enseñemos a nuestros mayores.
La vejez no es sino la última etapa de una vida
completa y llena de momentos e historias. Nuestra misión es potenciar las
vivencias positivas y fomentar las habilidades y capacidades del anciano,
dentro de sus limitaciones.
Según Naciones Unidas, en el 2050 una de cada seis
personas superará los 65 años. Es necesario que tomemos conciencia de este
grupo de población, que sepamos cómo podemos intervenir e interactuar en esta
próxima sociedad. Los recursos de hoy día son muy amplios, aunque no todos los
individuos saben hacer buen uso de ellos.
Salud y
calidad de vida
La vejez es un proceso natural que en ocasiones va
acompañado de problemas de salud. Aunque cabe recalcar que el hecho que la
persona envejezca no quiere decir que lleve consecuencias de directas para la
salud. Si bien es cierto que la prevalencia de enfermedades aumenta a medida
que envejecemos, así como el nivel de dependencia.
Además, al aumentar la esperanza de vida
notablemente, la incidencia de enfermedades crónicas o incapacidades pueden dar
lugar a una mayor demanda de servicios sanitarios y asistenciales de larga
duración. Las patologías que se acaban cronificando son las que aumentan discapacidad
y la mortalidad.
La salud es la segunda gran preocupación de los
ancianos, después de la económica. El colectivo de ancianos siempre ha dado una
imagen de carga o peso. Es hora de darle una vuelta a este concepto. La salud
es algo que nos preocupa a todos, jóvenes o mayores. Y cuando se presenta un
problema de salud, aunque sea crónico, debemos aceptarlo y aprender a vivir con
él.
Esto no significa que no podamos tener una vida
plena. El reto es convivir con la enfermedad o con la limitación, y seguir
disfrutando de la vida. Se trata de convertir una visión negativa de la vejez y
la enfermedad, en simplemente un cambio que el individuo debe aceptar para
continuar.
Suena fácil, pero la persona debe mantener una
actitud positiva frente a la vida y a los cambios que se avecinan. Además, los
recursos tanto materiales como humanos deben estar disponibles para este tipo
de necesidades, y hoy día dichos recursos son muy limitados. La formación de
personal altamente cualificado es imprescindible para saber atender a este
colectivo. BP
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