La pandemia de COVID-19 es aún tan nueva que todos
sus hallazgos van cambiando permanentemente y, desde ya que, la información
disponible no está completa. Aún falta un largo camino por recorrer y resulta
de vital importancia conocer con detalle qué es lo que realmente se sabe y
cuáles son todos los recaudos de prevención respectivos, en este caso
relacionados con las mujeres embarazadas y los recién nacidos.
En una entrevista con Infobae, Gustavo
Leguizamón, jefe de la sección de medicina Materno Fetal del Departamento de
Ginecología y Obstetricia de CEMIC, contó los potenciales riesgos que podrían
tener la futura madre y su bebé, e instó a extremar los recaudos.
-Según los últimos estudios, ¿cuáles son las posibles consecuencias para
la madre y para el bebé en el caso de que se produzca el contagio?
-Con respecto a la infección de SARS-CoV-2 en las
mujeres embarazadas, hasta hoy lo que sabemos, por los trabajos publicados, es
que la transmisión vertical (que el
virus le llegue al bebé por la placenta o la leche materna) no tiene riesgo,
y si lo tuviera, sería muy bajo. No se
ha documentado transmisión vertical en el bebé. Esto es bueno por
distintas cosas y hay buenos datos biológicos, ya que no se aisló en el líquido
amniótico, ni en la sangre del cordón del bebé, ni tampoco en la leche materna.
Esto tiene impacto sobre varias cosas. Primero, sobre la seguridad del bebé;
también sobre la vía del parto y además, en la lactancia, ya que si la mamá es
positiva, puede hacerse pero con precauciones. Esto es lo que sabemos hasta
ahora pero creo que hay buenos fundamentos para llevar tranquilidad, aunque hay
otros para permanecer cautos.
La otra buena noticia es
que la infección en la mujer embarazada, hasta el momento, no parecería
manifestarse de manera más grave que en mujeres no embarazadas. Entre el 80 y el 86%, se presenta como una enfermedad leve; el 10%, con
una enfermedad un poco más sintomática y que requieren algo de oxígeno, y un 4
o 5% requieren cuidados críticos. Esta es la información que tenemos hasta
ahora pero tiene algunas limitaciones, por eso y como obstetra que hace
medicina materno-fetal, creo que se puede estar tranquilo por ese lado pero no
olvidarnos del tema, porque hay información que necesitamos pero mientras tanto
hay que ser cautos y precavidos. Para eso, hay que insistir en que las mujeres
mantengan la distancia social y que no se expongan.
-¿Por qué recalca que hay que ser cautos?
-Primero, cuando uno ve qué pasa con las
infecciones virales respiratorias en las mujeres embarazadas -como en el caso
de la influenza o en el del SARS, que es un virus muy parecido al que padecemos
en la actualidad, o en el del MERS- el riesgo de salud materna es muy alto. En
el caso del SARS, por ejemplo, del 27 al 30% de los casos se asocia con
mortalidad materna. Es otro virus, parecido, pero es otro. Lo mismo cuando se
habla de influenza, las probabilidades
de una mujer que tenga neumonía o complicaciones de la gripe es mucho mayor que
en una mujer no embarazada. Por eso, la importancia de que se vacunen.
Entonces uno piensa que si otros virus respiratorios
-algunos muy parecidos en su biología- producen un riesgo importante para la
salud materna, ¿por qué éste virus no? En general, las complicaciones del virus no tienen tanto
que ver con la acción directa de éste sobre el pulmón, sino en la reacción inflamatoria
que tiene el cuerpo hacia el virus. Y eso es lo que produce esa tormenta
inflamatoria. En el embarazo, el tipo de reacción inflamatoria que produce este
virus -como la respuesta inflamatoria de estas mujeres es diferente a la de una
no embarazada- podría ser la diferencia. Porque si uno ve el trabajo de parto,
es como un proceso inflamatorio.
Como la mamá tiene en la panza a un bebé, cuya
mitad es completamente igual a ella y, la otra mitad, es completamente
diferente, la madre tiene que desarrollar una forma de tolerancia inmunológica
para no entrar en trabajo de parto. Esa tolerancia inmunológica hace que la
respuesta inflamatoria -específicamente para el tipo de respuesta inflamatoria
que produce este virus- podría ser que esté amortiguada. Entonces, esa tormenta
inflamatoria es posible que no ocurra de la misma manera, por eso, es posible
que les vaya igual, e incluso, un poco mejor.
-¿Cuáles son los motivos que tienen las mujeres embarazadas para
preocuparse?
-Los motivos de preocupación son los siguientes:
hasta ahora, todas las mujeres analizadas en los trabajos de investigación eran
muy sanas y casi no tenían enfermedades preexistentes. Además, eran jóvenes,
con un promedio de edad entre 30 y 32 años.
La otra preocupación es que la gran mayoría se
infectó en el tercer trimestre. Los bebés nacieron entre 7 y 10 días después de
la infección. Entonces, ojalá se comporte igual, pero la realidad es que no
sabemos qué pasa en las embarazadas del primer y segundo trimestre, y esto
también va para el tema que expuse antes, sobre la transmisión al bebé. Tampoco sabemos cómo van a responder las
mujeres más añosas, es decir, de una edad más avanzada. No hay que
asumir que les va a ir mal pero, simplemente, no hay información.
La otra precaución es: uno piensa que lo único de
una infección que puede afectar al bebé podría ser la infección congénita, pero
no es así. Hay otras cosas, aún si el virus no llega al líquido amniótico o al
bebé, igual puede potencialmente representar algún riesgo, porque si hay una
afección respiratoria severa eso puede derivar en otras complicaciones para el
bebé, aunque no esté infectado. Por ejemplo, ya que la madre no puede
oxigenarse bien, el bebé tampoco puede hacerlo, o que haya que hacer que el
bebé nazca antes porque la madre está en estado crítico. Son un montón de cosas
que, potencialmente, pueden afectar al bebé, sin necesidad de que esté
infectado. Por eso, no hay que simplificar y pensar que, porque no hay
transmisión vertical, entonces no hay riesgo para el bebé porque hay otras
complicaciones indirectas.
-¿Hay alguna medida especial de prevención que les recomiende a las
embarazadas?
-En mi opinión, por estas limitaciones que tenemos
de la información actual y por cómo se comportan otras enfermedades
respiratorias en el embarazo, hay que ser cautos. Por la limitación de la
información y porque otros virus respiratorios se comportan de una manera más
agresiva, yo diría que hay que tratarlas como un grupo distinto. Hay que tomar todos los recaudos que sabemos,
como lavado de manos, distanciamiento social, etc. Es un grupo que podría ser
más vulnerable. La forma en que se presenta el virus en las mujeres
embarazadas infectadas no es distinta a las que no están embarazadas, e
incluso, en los hombres. La mitad tiene tos seca y, más o menos la otra mitad
tiene fiebre.
-¿La fiebre tiene que estar presente necesariamente como síntoma?
-La mitad de las mujeres embarazadas presenta
fiebre, es el síntoma más común. En algún punto, la fiebre siempre aparece,
depende qué tan precozmente consulte. Es importante que las mujeres sepan que
muchas veces el embarazo predispone a tener tos seca, a respirar con un ritmo
más rápido o a tener reflujo, porque el útero empuja al estómago. Ante la duda
con la aparición de ciertos síntomas, hay que consultar precozmente y no
tardíamente, atribuyéndole estos síntomas a los cambios del embarazo. Esta es
otra recomendación importante. La consulta debe ser telefónicamente, y si se va
a una guardia hay que avisar antes y llegar con barbijo. Pero es importante
destacar que, el embarazo puede producir algunos síntomas -sobre todo tos seca-
y hay que tener cuidado de no atribuirlo al embarazo sino que, ante la
aparición de un síntoma nuevo, hay que consultar: estar alertas a la tos seca y
a cualquier dificultad respiratoria.
-¿Lo ideal sería que la embarazada no salga para nada de su casa?
-Creo que tiene que disminuir al máximo todo tipo
de salidas: máxima cuarentena y máximo aislamiento social. Hay situaciones por
las que eventualmente tiene que salir, como para recibir ciertos cuidados
médicos, pero pienso que tienen que tratar de extremar los cuidados para no
exponerse.
-¿Qué pasa con una mujer embarazada cuya pareja se encuentra actualmente
trabajando y desarrolla una labor que la deja muy expuesta, porque está en
contacto con el público y con otras personas que podrían ser asintomáticas?
-Las precauciones en el caso de personal de
seguridad, sanitario, etc., es decir, gente que está expuesta, son las
habituales. Cuando la pareja llega a su casa, no entrar con el calzado,
cambiarse la ropa, ducharse, etc. Esas serían las recomendaciones generales. En
algunas ocasiones, un tema de criterio a aplicar es el distanciamiento social
dentro de casa. Yo les recomiendo eso a mis pacientes, que si su pareja sale,
dentro de la casa apliquen el distanciamiento social en la medida que se pueda.
Por ejemplo, si hablamos de un trabajador de la salud y no de una persona que
sólo sale a hacer las compras, esto sería lo ideal: no darse besos, estar a más
de dos metros. Claro que esta es una situación ideal, porque no siempre se
puede hacer y, por eso, tampoco es una recomendación formal.
-¿Los bebés se pueden contagiar y qué gravedad puede tener el virus en
ellos?
-Los bebés se pueden contagiar pero lo que es poco
probable es que la población pediátrica se enferme gravemente. Esa es la
diferencia, los bebés pueden contagiar y transmitir pero lo que se modifica es
la gravedad de la enfermedad. El recién nacido también se puede contagiar, pero
hasta donde sabemos, no se contagia ni en el canal del parto, ni adentro del
útero. En los contagios reportados, lo más probable es que haya sido a través
de las secreciones respiratorias de la madre en el período neonatal. Pero de
nuevo, la mayoría de los recién nacidos infectados no han desarrollado
enfermedad severa. Hay algún caso en el que quedó alguna duda pero, el concepto
general, es que no han desarrollado enfermedad severa. Se contagian pero no se
enferman gravemente.
-Los bebés recién nacidos, ¿pueden salir a la calle como antes de que
comenzara la pandemia o hay que tener otros recaudos?
-La única salvedad es que, si un bebé asintomático
nace de una mamá que es COVID positiva, hay que tratar de que no esté expuesto
a personas mayores de 60 años o con enfermedades crónicas, por lo menos por dos
semanas.
-¿De qué modo se protege al bebé en la lactancia?
-El virus no se ha aislado de la leche, o sea, que
la leche en sí no es un problema. El tema es que la lactancia se realiza a una
cercanía de la mamá y hay que tomar estas precauciones: si la madre estuvo en
contacto con un caso positivo, o sospechoso, o si es positiva tiene que usar
barbijo; lo ideal es que el lugar de la lactancia sea lejos de la cama donde
ella descansa, porque puede haber secreciones; se debe hacer con un camisolín
recién colocado; hay que lavarse las manos antes y después, y es importante la
limpieza de la piel, porque si bien ese contacto no contagia, lo importante es
que no haya secreciones y que ella esté con un barbijo.
-¿Qué puede decirnos sobre la influenza en las embarazadas?
-Ese es un punto muy importante. Uno tiene el falso
concepto de que la gripe es algo menor y no lo es. Solo que en la gripe hay
vacunas y algunas formas de tratamiento con drogas antivirales, que también
disminuyen las complicaciones. Por eso, es muy importante que las mujeres
embarazadas se den la vacuna antigripal, porque la gripe en el embarazo aumenta
mucho las complicaciones graves para la madre y, secundariamente, para el bebé.
Por ejemplo, la tasa de neumonía, el riesgo de mortalidad etc. están aumentados
en el embarazo por la gripe común, que es la influenza. SB
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