Es un mes familiar y de hogar, pero no siempre están todos en la familia ni en el hogar. También es un mes en que los días se nos escapan como viento con prisa y aligerado. Empezamos a sentir como una inquietud, como una urgencia, porque hay muchas cosas por hacer, por preparar, por adquirir: regalos y comprar navideñas, algún detalle para la casa con motivos a esta festividad, la cena, los turrones… etc., etc… Total que perdemos la calma y la tranquilidad. Malo es eso, porque nos embarullamos y al final todo son prisas y apuros…
Preparemos las cosas con tiempo y orden para que esto no suceda. Es muy importante, que aunque todo a nuestro alrededor sea y se sienta un tanto alocado: la música, el tráfico, las compras, la agitación de las personas en su ir y venir por las calles y tiendas,… nosotros sepamos conservar una calma interior, una paz que no logre alterarla todos estos signos exteriores. Si perdemos la tranquilidad, el nerviosismo aumentará y sin querer ni darnos cuenta se lo transmitiremos a los que nos rodean. Y precisamente este tiempo es para compartir, pero compartir alegría, serenidad y paz.
Damos lo que tenemos adentro, hablamos lo que pensamos y reaccionamos ante esta o aquella situación según el dictamen de nuestro corazón unido a nuestro temperamento. Es por eso que debemos procurar que en nuestro interior haya calma y sosiego.
Preparémonos con el ánimo sereno para que este mes no nos arrastre y nos atrape el consumismo. Busquemos más amor y la armonía familiar que los regalos costosos y muchas veces superfluos.
Preparemos nuestro corazón para abrir las puertas de nuestra casa y de nuestra existencia al Dios que viene a la Tierra haciéndose el más pequeño y humilde de los hombres…
Vivamos todo este mes de diciembre haciendo conciencia por los que nada tienen, por los que careen hasta de lo más necesario y seamos generosos ampliamente y sentiremos el gozo auténtico y verdadero que nos da el saber y poder compartir.
A veces un abrazo puede ser el mejor de los regalos… ¡no lo olvidemos! Y nada será más hermoso si lo que damos, lo damos con alegría y amor. MEdeA
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