Obispo, 06 de
Enero
Elogio: En Nantes, en
la Bretaña Menor, san Félix, obispo, quien mostró gran celo poniéndose al
servicio de sus ciudadanos; construyó la iglesia catedral y evangelizó a la
población rural de los alrededores.
Uno de los más
ilustres obispos de Nantes fue san Félix. Pertenecía a una noble familia de
Aquitania y se distinguió por su virtud, elocuencia y saber. A fines del año
459, fue elegido obispo de Nantes, a los treinta y seis años de edad. Félix
estaba casado, pero su mujer se retiró entonces a un convento, y él recibió las
órdenes sagradas. El celo de San Félix por la disciplina y el buen orden se
manifestó en la administración de su diócesis. Su caridad con los pobres no
conocía otros límites que el de las necesidades de estos. El predecesor del
santo había proyectado construir una catedral dentro de las murallas de la
ciudad; san Félix ejecutó el proyecto en forma espléndida.
Más de una vez hubo de entrar en tratos con sus hostiles vecinos, los bretones. Aunque san Gregorio de Tours no siempre estuvo de acuerdo con su sufragáneo, dio testimonio de su santidad. Venancio Fortunato alaba particularmente a san Félix por las obras de beneficencia pública y, ciertamente, los panegíricos de Fortunato no pecan por su frialdad. El santo prelado murió el 6 de enero del año 582, pero durante mucho tiempo se celebró su fiesta el 7 de julio, que es la fecha de la translación de sus reliquias.
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