¿Alguna vez sentiste náuseas
momentos antes de tener que pronunciar un discurso? ¿O tal vez ha experimentado
un dolor de estómago agudo después de recibir una mala noticia? Hay una razón
por la que estos sucesos son tan comunes. El intestino y el cerebro están
conectados y este vínculo ha sido estudiado por los médicos durante años. De
hecho, numerosos estudios recientes sugieren que los probióticos pueden aliviar
los síntomas de depresión en algunas personas. Si bien esta investigación
muestra resultados prometedores, aún se necesita un ensayo clínico a mayor
escala para determinar si estos efectos son o no a largo plazo. En última
instancia, los microbiólogos predicen que en el futuro estará disponible un
tipo de terapia probiótica llamada ‘psicobióticos’. Actualmente, puedes
incorporar probióticos en tu dieta u obtenerlos a través de suplementos. Esto
es lo que los científicos saben sobre el potencial de los probióticos como
tratamiento para problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
¿Cómo influye la salud intestinal en la salud del cerebro?
Las teorías sobre el efecto de la
salud intestinal en la salud mental se remontan a mucho tiempo atrás. A finales
del siglo XIX, los médicos argumentaron que la ‘melancolía’, un término común
para la depresión en ese momento, surgió de un crecimiento excesivo de
microbios intestinales. Pero los médicos en ese momento entendían poco sobre la
forma en que realmente operaban esos microbios. Un siglo después, la medicina
finalmente pudo verificar esta teoría. Los datos de la secuenciación del genoma
de las bacterias intestinales realizada en la década de 2000 revelaron que los
microbios realizan una serie de tareas importantes en el cuerpo. Resulta que el
intestino humano alberga una enorme cantidad de bacterias y otros microbios,
más de 100 billones, para ser precisos. Estos se conocen como microbioma
intestinal. Muchas de estas bacterias ayudan a construir moléculas que le
permiten digerir los alimentos, mantienen a raya a los microbios dañinos e
incluso pueden sentir sus emociones. De hecho, las bacterias de tu intestino
son responsables de producir aproximadamente el 90% de la serotonina en tu
cuerpo, lo que a veces se conoce como la ‘hormona feliz’ porque juega un papel
crucial en la regulación del estado de ánimo. En 2009, el microbiólogo John
Cryan del University College Cork de Irlanda descubrió que las ratas estresadas
desde el nacimiento mostraban más tarde signos de síndrome del intestino
irritable (SII) y alteraciones del estado de ánimo. Estos hallazgos estaban en
sintonía con las observaciones previas de los médicos de que muchos pacientes
con síntomas digestivos también tenían problemas de salud mental, y viceversa.
Cuando los investigadores del laboratorio de Cryan tomaron muestras y
secuenciaron las bacterias intestinales de ratas estresadas, llegaron a una
conclusión sorprendente: los animales estresados, los más propensos a los
problemas de salud mental, tenían una variedad menos diversa de microbios
intestinales, o microbioma, que sus homólogos más sanos. En la década
siguiente, más laboratorios comenzaron a informar que las bacterias
intestinales de hecho producen una variedad de compuestos y ácidos que pueden
influir en la mente tanto positiva como negativamente. En lugar de pasar del
intestino al cerebro a través del torrente sanguíneo, algunos de estos químicos
influyen en el cerebro a través de canales intermedios, como el sistema
nervioso central, es decir, el nervio vago, que funciona como una ruta de
comunicación entre el cerebro, el intestino y otros sistemas de órganos del
cuerpo humano. Esta conexión se llama eje intestino-cerebro (GBA).
¿Qué se sabe actualmente sobre la eficacia de los probióticos contra la
depresión?
Ahora que entendemos cómo están
conectados el tracto gastronómico y el cerebro, es fácil ver por qué los
científicos piensan que los tratamientos basados en probióticos podrían ser
potencialmente beneficiosos para quienes padecen depresión. Como mencionamos,
la investigación existente sobre el tema es en gran medida prometedora, pero
muchos de los estudios son muy pequeños. Esto hace que sea difícil sacar
conclusiones distintivas sobre cuán efectivos son los probióticos. En un
pequeño estudio de 2016, las personas con depresión mayor tomaron un suplemento
probiótico que contenía tres cepas de bacterias durante ocho semanas. Al final
del estudio, la mayoría tenía puntuaciones más bajas en el Inventario de
Depresión de Beck, un método común para evaluar los síntomas de depresión. Un
estudio separado de 2017 incluso sugirió que una dieta rica en bacterias
beneficiosas puede eliminar la depresión en más de un tercio de las personas.
Los autores de cada uno de estos estudios generalmente están de acuerdo en que
se necesitan ensayos clínicos a gran escala para comprender cómo los
probióticos mejoran el bienestar mental y cómo pueden utilizarse como un
tratamiento regulado de salud mental. Un problema es que los probióticos no son
idénticos. Ciertos tipos de bacterias tendrán efectos más profundos en el cerebro
que otros, y no existe una ‘cepa mágica’ que funcione para todos.
¿Cómo
puedes probar los probióticos para la depresión?
Hasta que haya un tratamiento
probiótico oficial, los probióticos se pueden obtener a través de su dieta o
suplementos. Si estás considerando probar suplementos probióticos para la
depresión, es muy recomendable que hables primero con tu proveedor de atención
médica. Los probióticos se consideran seguros de usar, pero en general es una
buena idea buscar asesoramiento profesional antes de probar cualquier nuevo
suplemento o medicamento. Se sabe que alimentos como el chucrut, el yogur y el
kéfir contienen de forma natural cepas bacterianas vinculadas a efectos
antidepresivos. Si decides tomar un suplemento, asegúrate de seguir las
recomendaciones de dosificación del fabricante. Si experimentas dolor de
estómago, gases persistentes, hinchazón u otro malestar gastrointestinal, es
una buena idea dejar de usar el probiótico y hablar con tu médico antes de
volver a intentarlo. Es importante enfatizar que si bien los probióticos pueden
ser una adición útil, no reemplazan la terapia, los medicamentos u otros
tratamientos recomendados por tu médico. Son parte del tratamiento y no una
cura independiente. La conclusión es que los probióticos son un tratamiento
potencial prometedor para la depresión y otras afecciones de salud mental. Al
mismo tiempo, una investigación más extensa para confirmar su eficacia. Sin
embargo, no hay nada de malo en tratar de tomar probióticos. ¡Podría resultar
beneficioso tanto para tu estado de ánimo como para tu salud intestinal! JQR
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