25/05
Día Internacional de la Tiroides. Si
bien los pacientes con hiper e hipotiroidismo, además de quienes padecen cáncer
de tiroides, no tienen mayores riesgos de generar formas graves de coronavirus
y deben continuar con sus tratamientos habituales, las infecciones
respiratorias virales pueden desencadenar en tiroiditis aguda, una inflamación
de la glándula tiroides.
El hipotiroidismo es la patología endocrina más frecuente. Se debe a la
disminución del funcionamiento de la glándula tiroides, generando secreción
insuficiente de sus hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Si bien
puede afectar a cualquier persona, es más frecuente en mujeres y el riesgo
aumenta con los años.
«Su causa más
común es la tiroiditis crónica, también conocida como tiroiditis de Hashimoto,
una enfermedad autoinmune que genera una inflamación no dolorosa de esta
glándula, disminuyendo su capacidad de producir hormonas tiroideas. Esto
provoca un enlentecimiento del metabolismo y de múltiples procesos mentales y
físicos. También puede deberse por la extirpación quirúrgica parcial o total de
la glándula, o por haber recibido tratamiento con iodo radioactivo, por
ejemplo, por un antecedente de hipertiroidismo», explicó la Dra. Sandra Licht,
endocrinóloga de INEBA.
El
hipotiroidismo requiere tratamiento continúo de reemplazo con levotiroxina. Y
en el contexto actual de pandemia, frente a la infección se debe mantener el
tratamiento con hormona tiroidea en la forma habitual, independiente de otras
terapias que se puedan indicar. A su vez, se deben mantener los controles con
el médico tratante para chequear los niveles hormonales una vez dado de alta.
De igual manera
debe hacerse en los casos de hipertiroidismo. «Esta es la enfermedad tiroidea
causada por exceso de producción de hormonas tiroideas. Al igual que en el
hipotiroidismo, estos pacientes no presentan un riesgo aumentado de padecer
infecciones graves por COVID 19 respecto de la población general. Sin embargo,
una infección grave puede descompensar un hipertiroidismo que no se encuentre
bien controlado, lo que puede derivar en complicaciones adicionales y agravar
la evolución», aclaró la especialista. Es muy importante que los pacientes no suspendan ni
disminuyan su tratamiento y se controlen con su endocrinólogo para revisar los
niveles de hormonas tiroideas para poder realizar los ajustes necesarios de la
medicación que se encuentran recibiendo, ante la eventualidad de un contagio de
este coronavirus.
Por su parte,
los pacientes portadores de cáncer de tiroides tampoco presentan mayor riesgo
de infección grave. Pacientes tratados, con terapia de sustitución con hormona
tiroidea y en control, deben mantener su plan de seguimiento con su
endocrinólogo.
«Los pacientes
que han sido diagnosticados en este periodo y que no han sido operados, deben
discutir con su endocrinólogo el plan a seguir. La mayoría de los cánceres de
tiroides tiene un crecimiento lento, lo que permite que la cirugía se pueda
diferir en meses, pero siempre manteniendo un seguimiento estrecho con el
médico tratante», explicó la Dra. Licht.
Por último,
existen los pacientes con tiroiditis subaguda. Esto es una inflamación de la
glándula tiroides que, habitualmente, se presenta en personas sin enfermedades
a la tiroides. Uno de los factores que favorece el desarrollo de esta
inflamación son las infecciones respiratorias virales. Por lo tanto, es
factible que pacientes que han sufrido la infección COVID-19 puedan evolucionar
posteriormente con este cuadro.
«Ante la
presencia de aumento de volumen y dolor cervical anterior irradiado a la región
retroauricular o nuca que dificulta tragar, acompañado de fiebre, palpitaciones
y temblor, el paciente debe hacer la consulta con su médico clínico o bien con
un endocrinólogo para que realice los estudios diagnósticos pertinentes. El
control de esta situación siempre es de importancia y más en este momento en el
que se ha definido que las secuelas post COVID son muchas y requieren de
seguimiento profesional», afirmó la especialista. BP
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