La OMS estima que las cifras reales de muertos por coronavirus son 2 o 3
veces mayores que las oficiales, que se sitúan en torno a los 4 millones de
personas desde que se detectaron los primeros casos a fines de 2019 en China.
Así lo señala el Informe de Estadísticas Sanitarias Mundiales de 2021
que publica la organización, según el cual sólo el año pasado la COVID-19
provocó al menos, 3 millones de muertes directas o indirectas, muy por encima
del balance oficial de decesos atribuidos al virus en ese período, que gira en
torno a 1,8 millones.
Esta diferencia entre lo que los expertos denominan ‘sobremortalidad’ o
‘exceso de decesos’ y el balance oficial de muertos vinculados al coronavirus
-que es la sumatoria de las cifras que informan los países-, se debe a varios
factores.
Además de que algunas naciones notifican los decesos con retraso,
también hay personas que mueren sin haberse sometido a ningún test de
diagnóstico, mientras que otras fallecen de enfermedades diversas que no fueron
tratadas por miedo a ir al centro de salud (a causa de las medidas de
confinamiento) o porque la alta demanda hospitalaria imposibilitó su
tratamiento.
“La sobremortalidad nos ofrece una mejor imagen, pues
da cuenta de esos efectos directos e indirectos”, declaró William Msemburi,
analista en el departamento de datos de la OMS.
La OMS agregó que dado que el 90% de los países informaron sobre
interrupciones en los servicios de salud esenciales y el 3% de los hogares
gastaron más del 25% de su presupuesto en atención médica en 2015, la cobertura
universal de salud tiene mayor riesgo de quedarse atrás.
“La Covid-19 impacta desproporcionadamente a las
poblaciones vulnerables, y las que viven en entornos superpoblados corren un
mayor riesgo. La falta de desglose de los datos contribuye a resultados de
salud desiguales, y solo el 51% de los países incluye datos desglosados en los
informes estadísticos nacionales”, enfatizó la OMS. BP
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