Un estudiante al que se le asignó escribir un ensayo sobre el líder efectivo, escribió esta historia: He estado tomando el bus al colegio por años. La mayoría de los pasajeros mantienen sus pensamientos para sí mismos y nadie le habla a nadie. Hace como un año, un anciano se subió al bus y dijo en voz alta al conductor: “¡Buenos días!” La mayoría de la gente levantó la mirada, molesta, y el conductor simplemente gruñó. Al día siguiente el hombre se subió en la misma parada y nuevamente dijo en voz alta: “¡Buenos días!” al conductor… otro gruñido. Para el quinto día, el conductor se rindió y le contestó al hombre con un medio alegre “¡Buenos días!” El hombre anunció: “Mi nombre es Benny” y le preguntó al conductor: “¿Y cuál es el suyo?” El conductor contestó que su nombre era Ralph. Esa fue la primera vez que todos nosotros escuchamos el nombre del conductor y pronto la gente comenzó a hablarse entre sí y saludar a Ralph y Benny. Pronto Benny extendió su alegre “¡Buenos días!” al bus completo. En unos pocos días su “¡Buenos días!” le fue contestado por una buena cantidad de “Buenos días” y todo el bus pareció mostrarse más amigable. La gente llegó a conocerse los unos a los otros. “Si el líder es alguien que hace que algo pase, Benny fue nuestro líder en amabilidad”. Hace un mes, Benny no se subió al bus y no le hemos visto desde entonces. Todos comenzaron a preguntar por Benny y muchos dijeron que podría haber fallecido. Nadie supo qué hacer y el bus se tornó silencioso nuevamente. Así que la semana pasada, comencé a actuar como Benny y dije: “¡Buenos días!” a todos y comenzaron a alegrarse de nuevo. Me parece que ahora soy yo el líder. Espero que Benny regrese para que pueda ver lo que él comenzó. MJ
La historia de hoy ilustra de manera hermosa cómo la valentía de una persona que se atreve a cambiar una condición que muchos han tomado como normal, puede agregar valor a la vida de muchos. Y todo esto ocurre y puede seguir ocurriendo en medio de nuestra rutina diaria, si tan sólo nos atrevemos a abrir los ojos y realmente ver lo que pasa a nuestro alrededor. Lo que suele ocurrir es que estamos tan inmersos en nuestros pensamientos que dejamos de percibir la realidad que nos rodea… y por ende estamos dejando de vivir la vida abundante que Dios tiene para nosotros y que necesariamente incluye nuestra interacción y relaciones con muchos otros. Atrevámonos a liderar cambios en nuestro entorno para la gloria de Dios. RI
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