Se
trata de uno de los principales factores de riesgo de mortalidad por
enfermedades no transmisibles y puede provocar problemas de postura,
circulación, diabetes y obesidad, entre otros. De qué forma incorpora la
actividad física a tu rutina diaria.
Seguramente, usted escuchó que hay que hacer actividad
física. Según la OMS, se podrían evitar hasta 5 millones de muertes al año
si la población mundial fuera más activa.
En
ese sentido, las nuevas directrices del máximo organismo sanitario internacional
recomiendan, por lo menos, “de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica
de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas
las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de
60 minutos al día para los niños y adolescentes”.
¿Por
qué le digo esto? Porque hay algo que quiero que tenga presente: la silla
mata. ¿Y por qué le dije estas cifras? Porque muchas veces uno piensa
que realizar actividad física durante media hora o 40 minutos, unas cuatro
veces por semana, alcanza.
Pero,
¿realmente alcanza? Bueno, lo cierto es que más o menos. Porque si el
resto del tiempo usted se lo pasa sentado, como lo hacen la mayoría de las
personas que están sentadas más de 9 horas por día, sin hacer absolutamente
nada, entonces la cifra estimada del sedentarismo se hace realidad.
¿Qué
es lo que produce el sedentarismo y estar sentado? Problemas de postura en
el cuello, en los hombros, dolores de espalda, la circulación se hace más
lenta, hay más posibilidades de tener diabetes, de tener obesidad y de tener
enfermedades relacionadas con el metabolismo.
¿Cómo
hago para romper el sedentarismo? Lo ideal sería que cada hora usted pegue
una vuelta alrededor de la silla, aunque sea 2-3 minutos de movimiento, pero
que salga de la silla. Y cada dos o tres horas que haga una caminata hasta
otra oficina, hasta otro lugar de la casa, que suba una escalera o que se mueva
de alguna manera, porque eso reactiva el metabolismo. A medida que va
pasando el tiempo, su metabolismo se va ‘achanchando’ y finalmente aparecen
todos los efectos negativos que tiene.
Ahora,
si está decidido a cambiar, le voy a decir algunos puntos positivos de realizar
actividad física de forma regular: la inactividad física es uno de los
principales factores de riesgo de mortalidad por enfermedades no
transmisibles. Además, la disminución de la actividad física también
genera un alza en el riesgo de sobrepeso, hipertensión, hipercolesterolemia, osteoporosis,
cáncer de colon, depresión y mortalidad prematura (entre otras complicaciones).
Es
que cuando una persona pasa más de 6 horas seguidas sentada al día, el riesgo
de morir en los próximos 15 años es mucho mayor en comparación con quienes solo
permanecen menos de 3 horas.
Lo
cierto es que la actividad física es cualquier movimiento corporal voluntario
producido por los músculos que tiene como consecuencia el gasto de energía y,
como consecuencia, calorías. Ahora, cuando hablamos de ejercicio físico,
se trata de una actividad planificada, estructurada, supervisada y repetitiva
que tiene como finalidad una meta establecida. Por último, el deporte
requiere de destrezas físicas y la competencia como parte esencial de la
práctica.
Para
muchas personas, realizar actividad física es igual a dolor, rutinas
extenuantes y agotamiento extremo. Incluso, lo analizan como una inversión
de mucho dinero; siendo que la excusa más común es la denominada ‘falta de
tiempo’. Sin embargo, déjeme decirle que todas estas argumentaciones se
resumen en: realmente no encontré aquello que se convertirá en esta acción en
algo placentero y sostenible en el tiempo.
Sin
embargo, realizar pequeños cambios puede ser un primer paso ideal para
disfrutar de una vida más activa, ya que la actividad exigente no es la única
‘aceptable’. Piensa en los beneficios que obtienes: evitar o retrasar la
manifestación de enfermedades; reforzar la salud; controlar
patologías y disminuir el riesgo de complicaciones asociadas; además de
mejorar la capacidad intelectual, la productividad laboral, la vida sexual y el
bienestar emocional.
¿Es
un esfuerzo cambiar? Es un esfuerzo, pero recuerda que, si sigues haciendo
lo que siempre hiciste, vas a seguir obteniendo lo que siempre tuviste.
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