Texto
del Evangelio (Mt 11,25-27): En
aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has
revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha
sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al
Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar».
Comentario del Evangelio
Hoy Jesús nos transmite un gran ‘secreto’: si quieres
tener fe, hazte pequeño. Para creer en Dios, lo primero es situarnos: ¿quién
soy yo? ¡Sólo Dios es Dios!, y reconozco que yo soy limitado. Ciertamente,
somos inteligentes, pero también… muy limitados. Cuando el hombre no cree en
Dios, el hombre se inventa un ‘dios’, o se auto-proclama ‘dios’.
—Jesús es Dios que se ha hecho pequeño. ¿Tú no te
harás pequeño ante Él? Lo lógico es que yo reconozca mi pequeñez y proclame la
grandeza de Dios. ¿No?
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