domingo, 17 de noviembre de 2024

La Oración Dominical - 17 de noviembre…

Ofrecemos estos breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la misa del domingo 17 de noviembre de 2024.
Se dividen en tres partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta; y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
                  “En aquel tiempo, será liberado tu pueblo: todo el que se encuentre inscrito en el Libro. Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el horror eterno. Los hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos” (Dn 12,2-3).
                  “Jesús dijo a sus discípulos: En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte” (Mc 13,24ss)
                  “Dice el Señor: Yo tengo designios de paz, y no de aflicción. Invóquenme y los escucharé y pondré fin a su cautiverio” (Antífona de entrada).
Reflexión
“Considera el primer advenimiento de nuestro Señor y Salvador, cuando vino para sembrar su palabra sobre la tierra. Se adueñó de toda la tierra por la sola fuerza de esta siembra: hizo huir a las fuerzas adversas y a los ángeles rebeldes que dominaban los espíritus de las naciones, y al mismo tiempo sembró su palabra y difundió sus iglesias. Tal fue su primera posesión de toda la tierra…
En cuanto a nuestro tiempo, vemos muchas cosas «que quedan» y todavía no están sometidas a los pies de Jesús; por tanto hace falta que lo posea todo. Porque no podrá llegar el fin del mundo hasta que todo se le haya sometido. El profeta dice en efecto: «Que domine de mar a mar, del gran río al confín de la tierra» (Sal. 72:8), y «Desde las orillas de los ríos de Cus, mis adoradores, los deportados traerán mi ofrenda» (Sof 3,10).
Resulta de ahí, que en su segundo advenimiento Jesús dominará esta tierra de la que queda mucho por conquistar. ¡Pero bienaventurados aquellos qué habrán sido adquiridos desde el primer advenimiento! Serán verdaderamente colmados de favores, a pesar de la resistencia de tantos enemigos y los ataques de tantos adversarios; recibirán… su parte de la Tierra prometida” (Orígenes, Homilía sobre el libro de Josué, n. 16, 3).
Nosotros le hablamos
                  “Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.” (Antífona del Salmo)
                  “Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha” (Salmo 15).
                  “Señor y Dios nuestro, concédenos vivir siempre con alegría bajo tu mirada, ya que la felicidad plena y duradera consiste en servirte a ti, fuente y origen de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
                  ¿Confío en Dios que tiene ‘designios de paz’?
                  ¿Me acerco a Él siempre, para vivir según su voluntad, practicando la prudencia, la justicia y las demás virtudes?

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