sábado, 25 de agosto de 2018

Meningitis: Qué es, causas, diagnóstico, prevención y tratamiento

¿Qué es?
Existen dos tipos de meningitis. Ambos causan inflamación en el tejido alrededor del cerebro y de la médula espinal. La meningitis viral es la más común y la menos grave. Puede hacerlo sentir como si tuviera gripe, pero a menudo no necesita tratamiento.
La meningitis bacteriana es más grave y puede ocasionar daño cerebral o la muerte si no se trata en una fase temprana. Esta es causada por algunas bacterias de la neumonía y estreptococos en la garganta. Ambos tipos se transmiten por el contacto directo con una persona infectada, especialmente si comparten alimentos o bebidas. Los síntomas de la meningitis bacteriana aparecen rápido y se sienten como una gripe. La mayoría de los padres creen que ellos o su hijo tienen gripe y postergan la consulta con un médico.
Cuando esto sucede, usted o su hijo podrían terminar en el hospital con complicaciones unas cuantas horas después de que aparecen los primeros signos de la enfermedad. La buena noticia acerca de la meningitis bacteriana es que se puede prevenir con una vacuna.

Síntomas
Los síntomas son levemente diferentes, dependiendo de que usted o su hijo haya sido diagnosticado con meningitis bacteriana o viral. Los síntomas de la meningitis viral incluyen fiebre, pocas energías, falta de apetito, irritabilidad y somnolencia. Como adulto, usted también podría tener el cuello rígido y sensibilidad a la luz. Los síntomas de la meningitis bacteriana incluyen náusea, vómitos, confusión y sensibilidad a la luz.
Con un bebé enfermo, hay que estar alerta a señales inusuales de meningitis bacteriana. Piel amarilla (ictericia), problemas para succionar cuando toma biberón, un llanto agudo y un abultamiento en la fontanela (punto blando en la cabeza) del recién nacido son todos síntomas de meningitis bacteriana.
Si no se recibe tratamiento temprano, un caso grave de meningitis bacteriana puede ocasionar derrame cerebral, pérdida auditiva, daño cerebral permanente y la muerte.

Causas
La meningitis viral es ocasionada por un grupo de virus llamado enterovirus no polio. No todas las personas que se infectan con estos tipos de virus desarrollan meningitis.
La meningitis bacteriana es causada por algunas de las mismas bacterias responsables de la neumonía y estreptococos en la garganta. Los microorganismos que causan este tipo de meningitis también pueden ser responsables de una enfermedad grave llamada septicemia o sepsis. La sepsis es la respuesta de su cuerpo ante una infección grave que puede causar insuficiencia orgánica, daño a los tejidos del cuerpo, e incluso la muerte. Ambos tipos se transmiten por el contacto directo con una persona infectada, especialmente si comparten alimentos o bebidas. La meningitis viral y la meningitis bacteriana afectan a las personas de cualquier edad. Las personas más propensas son los bebés pequeños y los jóvenes que viven en espacios cerrados, como en campus y residencias universitarias.

Diagnóstico
Los médicos toman una muestra de la sangre. También podría tomar una muestra de líquido de la médula espinal. Las muestras se enviarán al laboratorio para determinar cuál es el diagnóstico.
Si la prueba detecta meningitis bacteriana, se harán más pruebas de laboratorio en la misma muestra para ayudar a que el médico determine cuál es el curso del tratamiento.
En el caso de la meningitis viral, los especialistas tomarán una muestra de sangre (y una muestra de líquido cefalorraquídeo, si es grave). En los casos de meningitis viral de menor gravedad, los médicos tomarán una muestra con un hisopo en la nariz y en la garganta de su hijo, de la misma manera que se hace el exudado faríngeo (una muestra faríngea) para la prueba de estreptococos. También se le podría tomar una muestra de las heces y se le pedirá que proporcione otras muestras para enviar al laboratorio.

Prevención
Para evitar contraer meningitis viral, es importante que usted sepa y enseñe a sus hijos, que no se debe compartir alimentos ni bebidas con otras personas. Esto incluye sorbetes y utensilios para comer. También se debe evitar tocar ciertas cosas que podrían transmitir la enfermedad, como el contenido de los pañales del bebé, pañuelos sucios y toallas de otras personas. Se debe evitar dar un abrazo, un beso o estrechar la mano de una persona enferma. Cuando se estornuda o tose, se debe cubrir la boca y su nariz con un pañuelo o con la manga de su camisa.
Trate de mantener limpias las manos lavándose frecuentemente con jabón, y enséñele a su hijo que no debe tocarse la nariz ni la boca con las manos sucias. También podría ser útil desinfectar artículos, como las perillas de las puertas, los juguetes del niño, los cochecitos y las sillas para comer, también los celulares y las computadoras. Si usted sabe que su hijo está enfermo, manténgalo en casa para evitar que contagie a otras personas.

Tratamiento
Al tratar la meningitis, el tiempo de respuesta es importante. Si sospecha que su hijo tiene meningitis, vaya de inmediato con un médico o al hospital. Si se detecta temprano, los médicos pueden tratar la meningitis bacteriana con antibióticos.
También se pueden tratar los primeros síntomas, como administrarle líquidos por vía intravenosa para reemplazar los que perdieron por el vómito o por no beber nada. Además, pueden administrarle analgésicos de venta libre para la fiebre y el dolor de cabeza.
En los casos de meningitis viral, el médico podría enviar a su hijo a casa con instrucciones para que descanse y tome muchos líquidos. En los casos más graves, su hijo podría tener que permanecer en el hospital hasta que esté suficientemente sano como para ir a casa.
El médico podría tratar con medicamentos recetados las complicaciones más graves, como convulsiones o derrame cerebral. Además, podría hacer un examen de pérdida auditiva y revisar el daño cerebral para recomendarle tratamiento, terapia o atención a largo plazo.
Si se consulta pronto, es posible que se reduzca la gravedad y las complicaciones de la meningitis viral y de la meningitis bacteriana. El diagnóstico oportuno es muy importante.
En caso de complicaciones graves, como pérdida auditiva, derrame cerebral, convulsiones o daño cerebral, el médico remitirá a su hijo con especialistas y terapeutas para que le enseñen a vivir con los problemas de largo plazo que él podría enfrentar. BP

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