La doctora española Carmen Sala Salmerón, obstetra
y especialista del Centro Ginecológico Gine-3 en Barcelona, en calidad de vida
de la mujer, advierte de que la depilación total de la zona genital externa aumenta
“hasta 3 o 4 veces” las probabilidades de contagiarse de una enfermedad de
transmisión sexual, como el herpes y el virus del papiloma, o de contraer alguna
otra infección bacteriana.
“La depilación del vello de toda la zona genital,
tanto en mujeres como en hombres, no solo es un hábito social frecuente, sino
que cada vez está más extendido entre la población, básicamente en chicas
jóvenes, por dos motivos: les resulta más atractivo para ellas mismas o para
atraer a sus parejas; y, segundo, porque es más higiénico al ofrecerles una
sensación de limpieza mucho mayor”, destacó.
Un estudio publicado en 2016 por la revista Sexually
Transmitted Infections, del British Medical Journal, ya concluía que
la depilación del vello púbico estaba íntimamente relacionada con el aumento de
las enfermedades de transmisión sexual (ETS); y que este riesgo era mayor entre
quienes se depilan con más frecuencia y con más intensidad.
La depilación extrema se mantiene “a diario” en los
casos límite -señaló la ginecóloga- pero la gran mayoría de las mujeres lo
hacen con una periodicidad semanal, quincenal o mensual… hasta que buscan una
solución definitiva con la aplicación de rayo láser.
“Estos hábitos depilatorios del pubis han calado
con fuerza en las mujeres jóvenes, como cualquier moda estética, más aún entre
las que mantienen una vida sexual activa o tienen varias parejas sexuales a lo
largo del año”, subrayó.
La vulva conforma la zona externa de la anatomía
sexual femenina. Los labios vaginales (mayores -externos, carnosos y cubiertos
de vello- y menores -internos-), que son pliegues de piel, lisos o rugosos, y
que cambian de coloración según la edad (del rosado al amarronado); el glande
del clítoris, situado donde se juntan los labios menores; el orificio uretral, por
donde se orina, justo por debajo del clítoris; y la abertura de la vagina.
El estudio reflejaba que la práctica de rasurar el
vello púbico estaba asociada a un riesgo del 80% de adquirir una infección por
contacto piel con piel de la pareja.
El 13% de las personas jóvenes que participaron en
la encuesta manifestaron que habían padecido al menos una de estas infecciones:
herpes, virus del papiloma humano, sífilis, moluscos -bultos-, gonorrea,
clamidia, VIH o ladillas.
La Sociedad Española de Dermatología y Venereología
(AEDV) también destaca que esta moda sexy ha provocado un aumento sensible de
las enfermedades venéreas, como los condilomas genitales -verrugas de
papiloma-.
“El vello púbico es una barrera natural para
protegernos de las infecciones. De hecho, la OMS pide que no se rasure a las
mujeres cuando vayan a ser intervenidas por vía vaginal (extirparción de útero
total o parcial, incontinencia urinaria, etc.) o justo antes de parir a su
bebé, con o sin ayuda de instrumental”, subrayó la Dra. Sala.
Mientras los hombres suelen usar maquinilla
eléctrica para depilarse, sin apenas riesgo y dolor, salvo cuando usan tijeras,
las mujeres se autolesionan, sin pretenderlo, haciéndose cortes inapreciables,
abrasiones y quemaduras con cuchillas, cremas o ceras, lo que conlleva una gran
oportunidad para los gérmenes patógenos.
La cera también provoca que el folículo se quede
enquistado y el pelo no atraviese la última capa de la piel, generando foliculitis…
“granitos y granotes”… La cuchilla rasura el vello y, como este pelo no es
liso, sino ondulado, al cortarlo se clava en la epidermis.
“La depilación total de la vulva produce lesiones
por fricción al usar pantalones muy ajustados, sobre todo cuando se monta en
bicicleta. La piel, desprotegida de todo su vello, se expone sin protección y
se deteriora, quedando a merced de virus y bacterias”, argumentó. Estas
heridas, que se producen encima de la piel, permiten a los microorganismos
penetrar con facilidad y crear una infección por hongos, tiñas, estafilococos,
bacterias estreptocócicas, verrugas del virus del papiloma, herpes o sífilis.
“Además, las mujeres extreman tanto su higiene
personal, con limpiadores y jabones especiales, productos desinfectantes, que
se unen el hambre y las ganas de comer, lo que aumenta en tres o cuatro
escalones la probabilidad de contraer una infección”, informó.
La depilación total ha generado, por añadidura, un
incremento muy notable de la cirugía estética vulvar, es decir, la
ginecoestética: “El vello tapa o minimiza la percepción visual de la forma
externa de los labios vulvares. Cuando una mujer se rasura este vello, la vulva
se observa completa, en toda su anatomía; y entonces comienzan los comentarios
internos… no me gustan los labios mayores, ni esto tampoco, ni lo otro...”,
comentó la Dra. Sala
“Las ginecólogas y ginecólogos NO somos partidarios
de la depilación extrema, total, de la zona genital, ya que médica y
estéticamente no es una buena opción para mejorar la calidad de vida de las
mujeres… Es mucho mejor dejar un poco de vello en la zona púbica”, concluyó la
especialista. BP
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