sábado, 25 de agosto de 2018

María de Jesús Crucificado Baouardy, Santa

Religiosa, 26 de Agosto
Martirologio Romano: En la ciudad de Belén, en Tierra Santa, Santa María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas, que, colmada de carismas místicos, unió la vida contemplativa con una singular caridad ( 1878).
Fecha de beatificación: 13 de noviembre 1983 por el Papa Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 17 de mayo de 2015, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Miriam Baouardy nació en Tierra Santa, en el pueblo árabe de Abellin, entre Haifa y Nazaret, el 5 de enero de 1846, casi como un regalo de los Reyes Magos para sus padres, familia católica del rito grecomelquita.
Habían tenido Jorge y María doce hijos y todos murieron de niños. Peregrinan a Belén para pedirle a la Virgen María, que vele por la vida de sus futuros hijos. Y le prometen que si es niña la primera, le pondrán por nombre Mariam. Así fue. Pronto llego Mariam, nuestra Beata.
Mariam, la pequeña árabe, la florecilla árabe, quedó huérfana a los dos años y la adoptó un tío suyo. Tuvo una infancia y juventud muy difíciles. Se trasladó con su tío a Egipto. Le prepara un ventajoso matrimonio. Mariam no acepta, pues ha consagrado a la Virgen su virginidad. Su tío la castiga. Mariam sufre en silencio, pero mantiene firme su propósito.
Su vida será una odisea. Huye de casa de su tío. Se coloca como criada en una casa de Alejandría, luego en otra de Jerusalén, de Beirut y de Marsella. Tiene un sueño y presiente que la Virgen la va a proteger siempre.
En Marsella es aceptada como postulante en las Hermanas de San José. Son frecuentes en ella los raptos y éxtasis. Recibe las llagas. Estos hechos hacen cundir la inquietud en el convento. La comunidad está dividida. Mariam no es admitida a la Profesión. Luego lo sentirán.
Es recibida como postulante para lega en el Carmelo de Paul. La arabita toma ahora el nombre de Sor María de Jesús Crucificado. Llama la atención su humildad, su candor, su sencillez, su simplicidad, su espíritu de infancia. Y a la vez sufre ataques del demonio y pasa por la noche oscura.
El Carmelo de Pau prepara una fundación en Mangalore, la India. Sor María va como cofundadora. Es un viaje difícil. Tres de las seis carmelitas mueren en el camino. Allí pronunciará Sor María su Profesión Religiosa. Siguen los fenómenos sobrenaturales, lo que le crea problemas. Sor María se ha convertido, sin buscarlo, en una trotamundos. Ha de volver a Paul En Pau sucede el prodigio. La repudiada en varios conventos, concibe, como divina inspiración, la idea de fundar un Carmelo en Belén. ¡La arabita, “la petit rien”, la pura nada, fundadora! La toman a broma en Francia y en el patriarcado de Jerusalén. Pero vencerá. Pio IX lo aprueba. La fundación se realizo el 1875. Sor María volvía a su tierra, a Tierra Santa.
La leguita sigue imparable. ¡Hay que fundar otro Carmelo en Nazaret! Marcha con un grupo a preparar la construcción el año 1877. El Carmelo de Nazaret no se levantó hasta 1910, treinta y dos años después de la muerte de Sor María, pero ella fue quien sembró la idea, que luego germinó.
Ya madura para el cielo, Sor María murió el 26 de agosto de 1878, a los 32 años de edad. Rhayuqa, otra muchacha árabe, merodeaba por el Santo Sepulcro con ganas de morirse allí. Sor María murió en Belén. Pero si morir es nacer a la vida, es también hermoso morir en Belén.
Sor María, la dulce arabita, fue beatificada por Juan Pablo II el 13 de noviembre de 1983 y canonizada por Francisco el 17 de mayo de 2015. Mariam, la árabe, y Edith Stein, la judía, derramaran sus bendiciones sobre los pueblos árabes y sobre Israel.

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