viernes, 28 de septiembre de 2018

La enfermedad arterial también es un problema para los jóvenes

Como todos los años, cada 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón. La campaña promovida por la Federación Mundial del Corazón tiene por objetivo concientizar y prevenir sobre las enfermedades cardiovasculares y este año el mensaje se centra bajo el lema “Mi corazón, su corazón”. 
“No solo debemos cuidar nuestro corazón, sino también ayudar a cuidar el de los demás. La pregunta es cómo y la respuesta es sencilla: con prevención y educación. La tecnología avanzó de sobremanera, contamos con innumerables estudios complementarios, genéticos y fármacos, pero nos estamos olvidando de lo básico que es que el paciente no modifica hábitos o conductas que atentan contra su salud, por ende sigue sumando factores de riesgo cardiovasculares. Cegados por tratar la enfermedad dejamos de lado la salud”, explica el Dr. Carlos Reguera, médico cardiólogo y Jefe del área de Medicina Preventiva y Cardiología de INEBA. 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se centra en la prevención e intentará reducir un 25% la mortalidad prematura por enfermedad cardiovascular para el año 2025, dado que hoy ésta es la principal causa de muerte en el mundo, afectando a unos 17 millones de personas.
“La enfermedad cardiovascular comienza a desarrollarse a muy temprana edad pero se manifiesta muchos años después. El 20% de los menores de 30 años tiene las arterias más rígidas de lo esperable para su edad. Esta rigidez es un predictor a largo plazo de infartos, ACV, trastornos cognitivos o insuficiencia renal. Actualmente lo conocemos como envejecimiento vascular acelerado, por lo tanto la verdadera edad de las personas es la de sus arterias, sin importar lo que diga el documento de identidad”, agrega el especialista. 
Como esta problemática sanitaria va en aumento, los cardiólogos recomiendan como primer medida modificar los factores de riesgo cardiovasculares. Este es el modo de evitar el desarrollo o aparición de patologías cardiovasculares. “La prevención es tan eficaz que si disminuimos los factores de riesgo sería posible evitar cerca del 80% de las enfermedades cardiovasculares”, comenta el Dr. Reguera. 
A nuestro alcance
Para evitar las enfermedades cardiovasculares debemos actuar sobre y controlar factores como la hipertensión arterial, las dislipemias (niveles elevados de colesterol o grasas en sangre), el sobrepeso y la obesidad, el tabaquismo, la diabetes, el sedentarismo y el estrés. 
“Adoptar ciertos hábitos saludables puede hacer una gran diferencia. Las personas que logran seguir estas pautas no solo viven más, sino que lo hacen en mejores condiciones, es decir, con una mejor calidad de vida. Debemos pensar en progreso y no en perfección, recompensándonos por cada paso positivo logrado”, relata el Dr. Hernán Provera, médico cardiólogo y Jefe del Departamento de Riesgo Cardiovascular de INEBA. 
Las enfermedades cardiovasculares están aumentando siendo un problema a muchos niveles (social, económico, cultural, entre otros). Una de las claves es comenzar por los más jóvenes para cambiar una cultura. Promover la salud motivando a las personas desde niños. El camino es destinar más recursos y ponerlos al servicio de la prevención. 
“Hoy la gente vive más tiempo porque existen mejores tratamientos pero esto supone un gasto enorme para el sistema de salud. No debemos esperar identificar gente en riesgo para recién allí realizar las modificaciones, hay que cambiar el enfoque. Esto es un esfuerzo colectivo ya que la patología no es algo individual sino propio de una sociedad de consumo en la que es más fácil no cuidarse que cuidarse”, agrega el Dr. Provera. 
El mayor desafío es cambiar los hábitos en pacientes adultos. Ellos no los modifican fácilmente, aún sabiendo que están enfermos. Es por eso que trabajar en educar y prevenir desde temprana edad sería una medida mucho más eficiente, ya que los niños son fértiles y pueden adaptar hábitos saludables desde los tres años de vida. BP

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