La venganza es una actitud de castigar o
desquitarse con un ofensor. La venganza es una actitud casi automática en el
corazón de la mayoría de los seres humanos y daña el corazón de quien la
ejecuta y de quien la recibe. ¡Me la hiciste, me la pagas!
En el matrimonio es normal que nos ofendamos al
menos algunas veces. Puede ser por descuidos, por falta de atención, por mala
comunicación, y por muchas otras razones más. Cuando se genera una ofensa
entre dos seres humanos, normalmente hay una tendencia inmediata a vengarse del
ofensor.
Muchas veces ofendemos sin estar conscientes de la
ofensa, pero entonces el cónyuge reacciona con una actitud agresiva o
indiferente con nosotros y no entendemos por qué. Entonces reaccionamos con otra
arma de contraataque y así se va deteriorando la relación.
La venganza no conoce el amor; porque no es capaz
de perdonar. La venganza siempre va a tratar de poner la justicia humana
primero que la justicia de Dios, porque es una reacción de la carne. La
venganza nunca sana ni soluciona un conflicto, por el contrario genera una
cadena de contra-venganzas que finalmente puede destruir una relación. A veces
se expresa la venganza pasivamente, negándole el amor al cónyuge, siendo
indiferentes y haciendo cosas que le demuestren al cónyuge su enojo.
1 Pedro 3: No
devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición.
Aún cuando seamos conscientes de la ofensa, Dios
nos da la instrucción correspondiente cuando somos afectados por otra persona:
No debemos devolver la ofensa, sino perdonar inmediatamente devolviendo la
ofensa con una bendición sincera. Luego busca el momento y el lugar oportuno
para expresarle a tu cónyuge el dolor que sentiste por la ofensa, sin acusarle
ni juzgarle, solamente expresando el sentimiento. De esta manera se evita el
veneno de la venganza y pueden resolver la situación a la manera de Dios.
Hay ofensas que son difíciles de soportar y que
ponen a prueba nuestra madurez como hijos de Dios. Por esta razón es que
debemos alimentarnos espiritualmente con un devocional diario que nos de la
capacidad de sobreponernos a una ofensa y mantenernos obedientes a nuestro
Padre Celestial.
Vencer una debilidad como la venganza y a cambio
tener la capacidad de bendecir y hacerle el bien a quien nos ofendió, es una
manifestación de obediencia y amor a nuestro Padre Celestial que va a activar
hermosas bendiciones a nuestra vida, entre ellas la paz, el gozo a pesar de, prosperidad
y mucho más.
Si has reaccionado en venganza contra tu cónyuge,
pídele perdón a Dios primero y luego habla con tu cónyuge y pídele perdón por
haber reaccionado con una actitud de venganza. Exprésale tus sentimientos, tu
dolor por alguna circunstancia que provocó la venganza y comprométanse a no
ejercer nunca más esa actitud. LyHF
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