En el
Hospital Garrahan funciona una unidad de alta complejidad para la atención de
prematuros con complicaciones en el periodo post natal. Profesionales del Área
de Terapia Intensiva Neonatal confirman que madre y padre son parte del equipo
de tratamiento para que un bebé con estas características pueda salir adelante.
El contacto piel a piel entre la
madre y el recién nacido internado es uno de los pilares más importantes, sino
el fundamental, para la recuperación y la evolución neuro madurativa de un bebé
prematuro que requiere atenciones de alta complejidad en unidad de terapia
intensiva neonatal. Bajo esta premisa trabaja el equipo de profesionales del Hospital
Garrahan, donde el año pasado se atendieron 52 recién nacidos prematuros de
menos de 1.500 kilogramos.
“Cada prematuro requiere cuidados
individualizados porque tiene necesidades únicas”, afirma Gustavo Goldsmit,
jefe del Área de Terapia Intensiva Neonatal del Garrahan, y destaca el hecho de
que tanto madre y padre “son parte de nuestro equipo, realmente con la
participación de ellos la recuperación del bebé es más probable”. Por ello,
madres y padres cuentan con ingreso irrestricto las 24 horas a la terapia
intensiva neonatal y “los instamos a que estén, a que pregunten, a que se
animen a ser parte de los cuidados porque es su bebé y, a veces, en una
situación tan compleja se delegan los cuidados por miedo”.
En el tratamiento del prematuro
cobra gran importancia el contacto piel a piel entre la madre y el recién
nacido, que promueve y facilita la producción de leche materna, estabiliza la
temperatura y parámetros vitales, favorece el apego y vínculo temprano. Sobre
todo, es fundamental la presencia y la participación de la madre y el padre
durante la internación ya que está ampliamente comprobado que de esta forma se
estabilizan más rápido, recuperan peso, acortan su internación y mejora su
neurodesarrollo.
“El bebé reconoce el olor, la voz
y el latido de su mamá entre un millón de latidos y esto lo tranquiliza”,
destaca la especialista en neonatología del Garrahan, Lidia Galina, y da un
ejemplo contundente: “un prematuro está en una incubadora que tiene un motor,
que hace ruido, que es muy distinto a su mamá, si esa mamá lo levanta lo apoya
en su piel vuelve a sentir su corazón, se tranquiliza, está en su casa”.
El contacto piel a piel también es
beneficioso para la madre, que adquiere confianza en ella y el equipo de salud
integrándose a los cuidados de su bebé. Además, que un recién nacido prematuro
pueda ser alimentado desde el nacimiento con la leche de su mamá ha demostrado
mejorar su crecimiento físico y su evolución neuro madurativa, además de
prevenir múltiples complicaciones. “Aunque no pueda ser alimentado nosotros
enseñamos a la mamá a humedecer el rostro del bebé con su leche, porque la piel
es la primera capa de absorción de nutrientes”, dice Galina.
El 8 por ciento de cada 1000
recién nacidos vivos nace antes de las 37 semanas de gestación y el 1,2 por
ciento son menores a 1.500 kilogramos. El Hospital Garrahan atiende a los
prematuros que requieren alta complejidad que, en general, ingresan unos días
luego del nacimiento cuando se presentan complicaciones. “Algunas de estas
complicaciones requieren intervenciones especiales que se resuelven en nuestro
Hospital y al corto tiempo regresan a la maternidad de origen, mientras que
otras debido a su gravedad requieren internaciones más prolongadas”, informa
Goldsmit.
En 2017 las principales causas de
internación en el Área de Terapia Intensiva Neonatal del Garrahan fueron:
Dificultad respiratoria, Enterocolitis Necrotizante, Retinopatía del prematuro
y Ductus arterioso persistente, entre otras, que requirieron intervenciones
médicas, cirugía general y cardiovascular, uso de asistencia respiratoria
mecánica específica, tratamiento con láser diodo, nutrición parenteral, entre
otros. Y, además, estudios complementarios de laboratorio e imágenes. BP
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