Mucho se ha intentado descifrar en
cuanto al origen del Cáncer de Próstata y, si bien se han determinado factores
de riesgo tales como antecedentes familiares, étnicos y genéticos, no se ha
logrado establecer por qué se produce ni cómo evitar su aparición.
Las cifras de su incidencia en
nuestro país no son alentadoras: el Instituto Nacional del Cáncer publicó que
en Argentina es el tumor que se diagnostica con mayor frecuencia en hombres
adultos y la tercera causa de muerte por cáncer, luego del de pulmón y de
colón.
Desafortunadamente, el tumor que
provoca esta enfermedad es silencioso hasta que se encuentra en una etapa
avanzada, en la cual puede presentarse con sangrado en la orina, imposibilidad
de orinar o dolor en los huesos.
Por esta razón, es de suma
importancia realizar los chequeos urológicos periódicos y no esperar la
aparición de síntomas.
Generalmente, un chequeo urológico
consta de una consulta médica al especialista, un examen físico, una ecografía
del aparato urinario, un análisis de sangre y otras pruebas funcionales de
acuerdo a cada paciente.
Se sugiere que los hombres
realicen sus controles de forma anual a partir de los 50 años o desde los 45 en
caso de presentar antecedentes familiares asociados.
Antígeno
Prostático Específico: ¿qué es?
Se trata de una proteína generada
por las células de la glándula prostática, cuya función es licuar el líquido
seminal. Si bien se encuentra en mayor proporción en el semen, medir su
concentración en sangre es una de las pruebas más utilizadas para detectar de
forma precoz el cáncer de próstata, pese a no ser un elemento
determinante.
Se recomiendan 3 días de
abstinencia sexual previa al control del Antígeno, pese a ser este un punto
discutido en relación a su incidencia en los resultados.
Si bien los hombres que no tienen
este tipo de cáncer, por lo general, presentan niveles de Antígeno menores a 4
nanogramos por cada mililitro de sangre, no todo aumento en dichos valores es
causado por la presencia de un tumor maligno. Factores como la edad, el
agrandamiento benigno de la próstata (denominado hiperplasia prostática
benigna), procesos infecciosos o inflamatorios, pueden ser algunas de las
causas que provoquen el aumento del Antígeno Prostático.
Por otro lado, hay pacientes que
han presentado cáncer de próstata aún con valores de Antígeno Prostático dentro
del rango de la normalidad. Por esta razón, el resultado de los análisis
siempre debe ser interpretado por un médico urólogo y no por el paciente.
Un estudio
con mala fama
Otro método diagnóstico complementario al anterior y que suele provocar
ciertas inquietudes en los hombres es el examen dígito rectal. La próstata es
una glándula pequeña que se ubica delante del recto y debajo de la vejiga, y
cuya función es liberar sustancias nutritivas para los espermatozoides durante
la eyaculación. A través de este estudio, el profesional palpa la próstata con
el fin de revisar su consistencia, tamaño y uniformidad.
Pese a que este examen puede
resultar incómodo, en la mayoría de los casos no es doloroso y se realiza en
poco tiempo. Si bien en pacientes jóvenes y sin síntomas no está indicado este
control, quienes por voluntad individual acudan a la consulta serán asesorados
y controlados.
Cuando existe la sospecha de un
tumor oculto, ya sea a partir del análisis del Antígeno Prostático o porque al
revisar al paciente el urólogo notó algún área de endurecimiento en la
glándula, seguramente se sugerirá la realización de una biopsia. La misma
consiste en tomar pequeñas muestras del tejido de la próstata para encontrar
una respuesta a la situación del paciente.
Opciones
de tratamiento
En el caso en que se confirme un
cáncer de próstata, los tratamientos pueden ser variados.
Cuando las células malignas no se
han propagado a otras partes del cuerpo, las variantes terapéuticas más
utilizadas son:
·
Cirugía: puede ser abierta,
laparoscópica o con asistencia robótica. Su finalidad es la extirpación de la
glándula prostática y las vesículas seminales.
·
Radioterapia (externa o braquiterapia): consiste en la utilización de rayos de alta energía o partículas
para la destrucción de las células malignas.
·
Vigilancia activa: se
utiliza en pacientes con tumores poco agresivos y consiste en una observación meticulosa
del cáncer.
Para la elección del tratamiento
es importante conocer tanto la localización del tumor como sus características,
si es agresivo o no, además de tener en cuenta la opinión del paciente, sus
deseos, su calidad de vida y sus expectativas.
Independientemente del tratamiento
indicado, los temores y las dudas de los pacientes se concentran principalmente
en torno al control oncológico, a la incontinencia urinaria y a su actividad
sexual, lo cual es lógico debido a la anatomía de la glándula prostática,
ubicada debajo de la vejiga y próxima a los nervios responsables de las
erecciones.
Para aquellos pacientes en quienes
el tumor ya ha provocado metástasis existe un tratamiento hormonal, el cual
consiste en la supresión de los andrógenos (hormonas sexuales masculinas), ya
que estos estimulan las células cancerígenas. La quimioterapia sistémica
también es un recurso que puede ser utilizado en esta etapa de la
enfermedad.
Lo fundamental es realizar los
controles urológicos de forma periódica, con más consciencia y menos
prejuicios.
Consejo: Si advertís dificultad o ardor al orinar, sangre en tu orina o semen,
dolor continuo en la región baja de la pelvis o abdomen y/o problemas para
tener una erección, consulta con un médico. BP
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