viernes, 23 de noviembre de 2018

El infarto afectaría negativamente la actividad sexual en el 20% de los casos

En España, enfermeras de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFiCC) han realizado un estudio que analiza las repercusiones en la vida diaria después de un infarto. Para ello, han realizado entrevistas a supervivientes de un infarto que se visitan en la atención primaria. 
Las encuestas realizadas concluyen que el 20,7% de las personas que han sufrido un infarto experimentan cambios negativos en su actividad sexual (en cuanto a menor cantidad y/o calidad, ya sea por el miedo o por el consumo de fármacos), especialmente los pacientes crónicos más jóvenes. Los que afirman que han sufrido cambios en las relaciones sexuales tienen una edad media de 68,8 años, mientras que los que afirman lo contrario tienen 74,7 años. 
Sufrir un infarto puede afectar a las relaciones de pareja, a la actividad laboral y a otras actividades de la vida cotidiana como el hecho de conducir con seguridad. La preocupación por poder volver a hacer vida normal puede afectar negativamente a la calidad de vida de los pacientes con enfermedad cardiovascular. Con este estudio hemos querido hacer visibles los aspectos psicosociales que pueden alterar el día a día de los pacientes después de un accidente cardiovascular”, afirmó Gemma Amat, socia de AIFiCC e investigadora del estudio. 
Además de valorar el grado de afectación en las relaciones sexuales, el estudio llevado a cabo por enfermeras del AIFiCC, ha evaluado también las alteraciones en la conducción de vehículos y el impacto en términos de incapacidad y baja laboral. Los participantes encuestados fueron 362 pacientes del Área Básica de Balaguer con cardiopatía isquémica. 
En los resultados se observa que sólo un 8,3% de los encuestados han cambiado la manera de conducir o la utilización del coche, frente a un 62,7% que no la modificaron. En cuanto al ámbito laboral, el 20,4% necesitó la incapacidad temporal, las bajas laborales duraron una media de 197,8 días. 
Debemos tener en cuenta que la media de edad de los pacientes estudiados es de 74 años, por lo tanto, muchos de ellos eran personas jubiladas, lo que disminuye el impacto laboral”, dijo Gemma Amat, enfermera y socia del AIFiCC. 
El trabajo de las enfermeras de atención primaria es controlar la evolución de los pacientes después de sufrir un infarto (los hábitos dietéticos, la rehabilitación cardiaca, la adherencia del tratamiento, el reconocimiento de los signos y síntomas de alerta, qué hacer en caso de un nuevo episodio, realización de pruebas complementarias, etc.), pero también hay que estar atentos a otros aspectos de calidad de vida que pueden repercutir en su salud y bienestar psicológico, como son la vuelta a la normalidad laboral, social y de esfera íntima. En todas estas vertientes, la tarea de seguimiento y educación sanitaria por parte de las enfermeras de atención familiar y comunitaria es también relevante”, concluyó Gemma Amat. BP

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