Mártires, 02 de Mayo
Elogio: En Atalía, en
la región de Panfilia, santos Héspero y su esposa Zoé, junto con sus hijos
Ciríaco y Teódulo, mártires. Todos ellos, según la tradición, en tiempo del
emperador Adriano eran esclavos al servicio de un pagano, y por orden de su
mismo amo fueron primero azotados a causa de su libre confesión de la fe
cristiana, luego brutalmente atormentados y finalmente arrojados a un horno
encendido, en donde entregaron sus almas a Dios.
Héspero y su
esposa Zoé eran esclavos de un hombre muy rico, llamado Cátalo. Vivían en
Atalía, ciudad de Panfilia, en el Asia Menor (que en la actualidad es la ciudad
turca de Antalya), en la época del emperador Adriano. Ambos habían nacido
cristianos y, aunque habían abandonado la práctica religiosa, educaron en la fe
a sus dos hijos, Ciríaco y Teódulo. El ejemplo de sus hijos los hizo salir de
su indiferencia y se rehusaron a aceptar el pan ofrecido a los dioses, que su
amo les había enviado con motivo del cumpleaños de su hijo. Por ello, fueron
arrestados junto con Ciríaco y Teódulo. Los cuatro confesaron valientemente a
Cristo ante el juez. Ciríaco y Teódulo fueron torturados en presencia de sus
padres. Los cuatro murieron en un horno ardiente. Justiniano construyó en
Constantinopla una iglesia en honor de santa Zoé, probablemente destinada a
guardar sus reliquias. Pero, una parte de los restos de los cuatro mártires,
fueron trasladados a Clermont, donde se veneran todavía.
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