La diabetes es
una patología crónica silenciosa que afecta a aproximadamente el 14% de la
población, aunque casi la mitad no la tiene diagnosticada. «Los síntomas
clásicos son tener mucha sed, mucho apetito, orinar mucho y perder peso, pero
es una enfermedad que en los primeros estadios es muy poco sintomática. A la
mayoría de los pacientes los diagnosticamos de forma precoz sin que estén
presentes los síntomas mediante análisis de sangre», advirtió el Dr. Esteban
Jódar, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital
Universitario Quirónsalud Madrid.
Esta
descompensación del azúcar en sangre es más frecuente en pacientes que
presentan obesidad abdominal, hipertensión e hiperlipidemia (niveles elevados
de grasa en la sangre).
«El control de
la diabetes es fundamental porque, si no se trata, se duplica el riesgo de
sufrir problemas cardiovasculares (infarto, ictus, pie diabético, insuficiencia
cardiorrenal) y también pueden producirse daños en las arterias pequeñas, lo
que puede desembocar en retinopatía diabética (primera causa de ceguera en
países occidentales), nefropatía diabética (primera causa de fallo renal
crónico), neuropatía y alteraciones de todo tipo del sistema nervioso
autónomo», explicó el Dr. Jódar.
Ahora, más que
nunca, es importante tener un diagnóstico y cumplir con el tratamiento. La
diabetes es una de las comorbilidades más frecuentes en personas con COVID-19.
La prevalencia varía ampliamente según las series publicadas, pero se estima
que se sitúa entre el 7 y el 30%. Aunque no está demostrado que los pacientes diabéticos
se infecten más, sí tienen más probabilidades de tener un peor pronóstico si se
contagian. «La diabetes aumenta la gravedad y mortalidad de la enfermedad, de
forma que las personas con diabetes y/o hiperglucemia no controlada tienen más
del doble de probabilidades de ser ingresadas en unidades de cuidados
intensivos y la mortalidad es hasta tres veces mayor en comparación con los
pacientes sin diabetes y/o hiperglucemia no controlada», afirmó el Dr. Antonio
Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED).
Dieta,
ejercicio y medicación
Precisamente, un
reciente estudio liderado por internistas españoles y vinculado al Registro
Clínico SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), apunta
a que tener el azúcar alto en sangre (hiperglucemia), incluso en personas no
diabéticas, es un factor de riesgo fuerte e independiente de mortalidad en
pacientes COVID-19.
«En estos
momentos las personas con diabetes tienen que estar tan controladas como sea
posible con dieta, ejercicio y la medicación prescrita porque el pronóstico de
la COVID-19, si hay contagio, será mejor», añadió el Dr. Jódar. En diabetes es muy importante el
seguimiento y la educación del paciente en el control de su enfermedad y las
circunstancias actuales lo han puesto bastante difícil. En los peores meses de
la pandemia se suspendieron las visitas presenciales y no en todos los casos se
pudieron mantener las consultas telefónicas.
«Hay pacientes
que tienen sistemas de autocontrol en casa y pueden detectar descompensaciones
y consultar. El gran problema son los que no pueden monitorizarse en casa y no
saben si están bien controlados porque dependen de las analíticas y la visita
al especialista», advirtió el Dr. Antonio Pérez. Ahora se intenta recuperar ese tiempo perdido, pero
todavía no se ha vuelto a la absoluta normalidad. «Tenemos que recuperar las
visitas. Si no se hacen analíticas, no habrá diagnóstico y, cuando se detecte,
la situación será más grave», señaló el presidente de la SED.
La buena noticia
en diabetes tipo 2 es que es una patología muy ligada al estilo de vida, por lo
que, si nos cuidamos, podemos prevenirla. Nunca es tarde para mejorar los
hábitos. «Si no hubiera obesidad, el 70-80% de las personas que tienen diabetes
no la tendrían», aseguró el Dr. Antonio Pérez, quien añadió otro dato: «Solo
reduciendo el 5% del peso, las personas con predisposición disminuirían su
riesgo en un 60%. Reducir la ingesta calórica, evitar los azúcares refinados y
las grasas poco saludables, y salir a caminar cada día son claves para prevenir
la aparición de esta enfermedad». BP
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