Se imagina usted un nuevo diluvio universal. Los periódicos lo
calificarían como la catástrofe del milenio, los geólogos dirían que superaría
al ‘niño’ y llamarían a este colosal fenómeno el ‘abuelo’, dado que sus
estudios al parecer, sólo sirven para nominar catástrofes.
Imbuidos en este contexto, Dios nuevamente con su infinita misericordia
se dispondría a salvar al hombre, esta vez se adaptaría a las circunstancias de
los tiempos y se lo pondría más fácil.
Les proporcionaría un submarino nuclear, del tamaño de un portaviones de
esos de los Estados Unidos, con sus correspondientes divisiones para cada una
de las parejas de animales de todo el mundo, con su ventilación asistida,
control digital de grados ambiental, con su pasto artificial para crear
ambiente, maceteros bien iluminados con riego a goteo etc. Y el así llamado
arca no podría estar a la deriva con una paloma como medio de comunicación,
para eso están los satélites, claro. Pues el hombre ha creado con su
inteligencia cosas justas ¿Para qué impedírselo?
Para llamar y buscar a todas las clases de animales, lo haría de una
manera rápida y eficaz, bastaría con dejar una reseña de las direcciones de
internet de los mayores zoológicos del mundo y en cuestión de minutos su pedido
está hecho. La técnica hoy día hace maravillas.
Ahora sólo queda encontrar a un hombre justo, claro está, con su
correspondiente familia justa. Cosa fácil. En la tierra hoy abundan los
derechos del hombre, las cartas magnas, la ONU, el Fondo Monetario Internacional,
cientos de organizaciones y fundaciones que trabajan por respaldar al hombre
justo por medio de sus decálogos, pocos deberes y muchos derechos.
Confrontando a un hombre con las leyes que hoy día se dan para que sea
justo, se lo ponemos muy difícil a Dios para que el género humano se salve del
diluvio. Según estos parámetros el Noé de hoy día (con su respectiva familia)
que podría albergar nuestro arca, podría ser desde un hombre normal en el
sentido clásico y natural de la palabra con su esposa e hijos hasta un
homosexual con su pareja de hecho, con derecho a abortar, a dar la dulce muerte
al suegro o al abuelo cuando este se vea sin fuerzas, a divorciarse y quedarse
a convivir con la ‘amiga’, y ser calificado de justo ante el mundo por haber sido
digno usuario de los ‘derechos’ concedidos a la humanidad.
¿Se imagina el aprieto en que estaría metido Dios, en países como España
o ahora recientemente en Francia? Porque los derechos naturales en la
jurisdicción del arca, todos los animales sin excepción lo cumplen y eso que
tienen menos cerebro que el hombre. Una de dos, o se cambia la naturaleza de
todo ser viviente sobre el planeta, racional como irracional, o el arca se
queda sin Noé. ¿Usted que haría? AS
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