Los niños y adolescentes con
depresión tienen un mayor riesgo de sufrir una amplia serie de enfermedades en
el futuro, según un gran estudio observacional realizado por investigadores del
Instituto Karolinska, en Suecia, y publicado en la revista JAMA Psychiatry.
Los hallazgos, afirman los investigadores, ponen de relieve la
necesidad de buscar otras enfermedades potenciales tras la depresión infantil o
adolescente.
“Nuestro estudio muestra que los
niños y adolescentes diagnosticados con depresión tienen un riesgo significativamente mayor de muerte
prematura, autolesiones y padecer otras enfermedades más adelante en la
vida”, detalla Sarah E. Bergen, investigadora principal del Departamento de
Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska y una de las
autoras del estudio. Y añadió que el trabajo “subraya lo importante que es que
estos niños y adolescentes reciban
la ayuda que necesitan y que el personal médico supervise las
enfermedades psiquiátricas y somáticas posteriores”.
La depresión rara vez se
diagnostica en niños pequeños, pero su prevalencia aumenta durante la adolescencia. Estudios
anteriores relacionaron la depresión en los adolescentes con un mayor riesgo de
varios resultados adversos, como aterosclerosis, enfermedades cardiovasculares
y muerte prematura. Otras afecciones psiquiátricas, como la ansiedad y el
trastorno por uso de sustancias, también están comúnmente relacionadas.
En este estudio, los
investigadores querían examinar si la depresión a una edad temprana podría
estar asociada con un amplio espectro de enfermedades diagnosticadas más
adelante en la vida. También examinaron cómo otras afecciones psiquiátricas
afectaron la asociación y si la depresión juvenil aumentaba el riesgo de muerte
prematura.
Los investigadores siguieron a
casi 1,5 millones de niñas y niños suecos,
de los cuales más de 37.000 fueron diagnosticados con depresión al menos una
vez entre las edades de 5 y 19. Cuando la investigación concluyó, tenían entre
17 y 31 años.
El estudio encontró que los niños
y adolescentes con depresión tenían un mayor riesgo de ser diagnosticados con
66 de las 69 afecciones médicas examinadas, incluidos trastornos del sueño,
diabetes tipo 2, hepatitis viral y enfermedades renales y hepáticas. En
comparación con los que no tenían depresión, también tenían un riesgo significativamente mayor de
lesiones, especialmente lesiones causadas por autolesiones, y un riesgo
casi seis veces mayor de muerte prematura.
Los hallazgos también revelaron
diferencias por sexo. Por ejemplo, las mujeres con depresión de inicio temprano
tenían más probabilidades de sufrir lesiones e infecciones urinarias,
respiratorias y gastrointestinales. Los hombres, en cambio, eran más propensos
a tener obesidad, problemas de la glándula tiroides, enfermedad celíaca,
trastornos del tejido conectivo y eccema.
Parte de la asociación puede
explicarse por otras afecciones psiquiátricas coexistentes, especialmente el
trastorno por uso de sustancias y la ansiedad. Estas afecciones psiquiátricas a
menudo aparecen en el mismo paciente y, por lo tanto, se necesitan más estudios
para examinar el efecto específico de cada afección, apuntan los
investigadores.
“Necesitamos más investigación
para comprender la causalidad
entre la depresión y otras enfermedades”, advierte Marica Leone,
candidata a doctorado en el Departamento de Epidemiología Médica y
Bioestadística del Instituto Karolinska y primera autora del estudio. “Actualmente,
no podemos decir si la depresión conduce a un mayor riesgo de efectos negativos
para la salud o si existen otros factores subyacentes que conducen a un mayor
riesgo tanto de depresión como de las enfermedades examinadas en este estudio
-continúa-. Por lo tanto, es importante investigar cómo estos procesos afectan entre sí y si nosotros, a través
del descubrimiento de estos mecanismos de la enfermedad, podemos encontrar
objetivos para la intervención y el tratamiento para mejorar la salud en
general”, concluyó.
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