La llegada de
la vacuna Sputnik-V a nuestro país inauguró una nueva etapa en la pandemia. En
el Hospital de Pediatría Garrahan ya se vacunaron más de 750 trabajadores, y en
este momento que las vacunas están en boca de todos, la Dra. Rosa Bologna, jefa
del servicio de Infectología y Epidemiología del Garrahan, analiza algunas
claves para entender cómo funcionan y por qué son tan importantes.
La aparición de la vacuna contra la COVID-19 inauguró un nuevo capítulo
dentro de una época signada por la pandemia, que en Argentina, transitamos hace
casi diez meses. El 4 de enero comenzó en el Garrahan el operativo de
vacunación contra la COVID-19 y completó la aplicación a más de 750
trabajadores de las áreas más expuestas al virus.
Junto a la llegada de esta tan esperada vacuna también apareció un
universo de información y preguntas en torno a la vacunación que es importante
esclarecer.
Fases, autorizaciones, inmunidad de rebaño: son todas palabras que
resuenan entre los medios, la comunidad y el personal médico. Pero, ¿Cómo
funciona realmente la vacunación? ¿Por qué es tan importante para la salud
pública? ¿Por qué es vital que sea colectiva? Veamos.
El principio de todo: la respuesta inmune
Una vacuna es una sustancia que aplicada al cuerpo humano genera una
reacción en la que se producen anticuerpos o defensas. Esta sustancia, también
denominada antígeno, estimula al sistema inmunológico a reconocerla como una
amenaza, combatirla y guardar un registro para poder defenderse en una
situación futura. A este fenómeno se lo denomina respuesta inmune. Las vacunas
normalmente están compuestas de microorganismos muertos o atenuados, ya sean
virus o bacterias, o pequeñas partes de un virus junto a proteínas, que generan
la respuesta inmune necesaria para que, dada la exposición a ese virus o
bacteria, las defensas la puedan neutralizar.
«Se dice, y con datos de base confiables, que las vacunas son junto al
agua potable las dos medidas de salud pública que salvan la mayor cantidad de
vidas. Realmente se puede decir que las vacunas salvan vidas y a su vez también
son una de las medidas más equitativas. Cuando uno implementa un programa de
vacunación ampliado en la población, lo que hace justamente es mejorar la salud
de una manera muy equitativa», destacó la Dra. Rosa Bologna, jefa del servicio
de Infectología y Epidemiología del Garrahan.
Para que una vacuna prevenga una enfermedad transmisible y contagiosa,
en general se necesita que más del 90% de la población se la haya aplicado.
Como siempre habrá un pequeño porcentaje de personas que no pueden recibir la
vacuna ya sea porque tiene alguna deficiencia inmune o enfermedad de base.
«Es muy importante que haya una cobertura muy alta para proteger a esas
personas que naturalmente no se pueden vacunar. La cobertura que se logra con
un número importante de vacunados es lo que se llama inmunidad de rebaño o
inmunidad de grupo. Hay muchos que se tienen que vacunar para proteger a la
población en general, y en particular a ese pequeño porcentaje de personas que
no pueden recibir la vacuna porque no van a producir defensas», resaltó.
El camino de la vacuna: las fases de desarrollo
En general, el tiempo de desarrollo para cualquier droga o vacuna demora
entre 5 y 10 años, divididos en varias fases de investigación. En la fase
preclínica, se estudia el comportamiento de la sustancia por fuera de seres
vivos. Luego pasa a la producción en sí. Después se aplica en animales para ver
que tenga efecto. Y después y una vez terminadas las pruebas, comienzan las
fases clínicas en humanos.
En la fase 1, se da la vacuna a un grupo muy reducido de personas con
las que se analiza la seguridad. Se observa si produce defensas y que no genere
ningún efecto adverso. Después está la fase 2 en donde se ve si es
inmunogénica, si produce defensas, y por otro lado, si es segura. Una vez
terminado esto, pasa a la fase 3, en donde continúa el análisis de seguridad,
que no produzca efectos adversos graves y que aparezcan los anticuerpos, esta
vez en un grupo de personas mucho más grande que permite ver si se previene la
enfermedad con la vacuna. Luego de que la vacuna sea autorizada, aparece la
fase 4 o fase post marketing.
«Esa fase es muy importante porque se ve sobre la seguridad de la vacuna
ya en millones de personas que se la aplican. Es la etapa de vigilancia, y es
lo que estamos atravesando ahora en el país con la vacuna Sputnik-V», resaltó
la infectóloga. Y agregó: «Lo que ocurre ahora con la vacuna contra la
COVID-19 es que el desarrollo ha sido en meses, entonces lo que está pasando es
que, como este desarrollo de vacunas está en el medio de una pandemia, el
objetivo es la autorización de emergencia. Estas fases han sido todas
aceleradas, fase 1, 2 y 3. Hasta el momento no se ha concluido la fase tres de
ninguna de las vacunas que están autorizadas en todo el mundo. Es por eso que
aparece la figura de autorización de emergencia». Actualmente avanzan a la par la fase 3 y la fase 4 de
todas las vacunas que están licenciadas y que se están aplicando, junto a un
programa de vigilancia donde se controlan los eventos adversos.
“No salimos de
la nada”
«Están las vacunas con virus inactivados, que es un virus inerte y se
usa comúnmente en la vacuna antigripal. Esa es una plataforma que ya sabemos
que es segura. Por ejemplo, las vacunas Sputnik-V, Oxford-Astrazeneca y CanSino
comparten una plataforma semejante de virus no replicativos que es como un
virus transportador sobre el cual se va a producir la generación de los
anticuerpos», explicó la Dra. Bologna. Esta plataforma también es utilizada por la empresa
estadounidense Johnson & Johnson en la vacuna para el virus del Ébola que
está aprobada y licenciada desde 2019.
«Todas estas empresas e instituciones ya tenían la experiencia previa en
la producción de vacunas, por eso lo que se hizo fue usar esa plataforma ya
conocida y estudiada, y en lugar de ponerle la sustancia del virus del Ébola
ponerle la sustancia del virus SARS-CoV-2. Una vacuna que viene de otra vacuna.
Por eso decimos que no salimos de la nada», resaltó la infectóloga.
Con la llegada de la vacuna a nuestro país se inaugura una temporada
repleta de optimismo de cara al futuro y a la salud de toda la sociedad. Mientras
tanto, debemos continuar con los cuidados que sabemos que son efectivos para
prevenir la transmisión de la enfermedad como es la higiene de manos con agua y
jabón, el uso de alcohol en gel, el distanciamiento físico, la importancia de
las actividades siempre al aire libre y el uso del barbijo.
«Todos los desarrollos de vacunas probaron ser eficaces y seguras.
Debemos mantener los cuidados fundamentales hasta que alcancemos un volumen de
la población vacunado que sea significativo para que se produzca esta inmunidad
de rebaño que proteja a toda la población, que debería ser al mínimo un 70% de
cobertura según el conocimiento actual», concluyó la Dra. Bologna. BP
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