En Dinamarca las pruebas PCR para detectar el coronavirus son gratuitas
y se las pueden hacer todos los ciudadanos, tengan síntomas o no. Eso y el paso
del tiempo han permitido realizar el mayor estudio hasta la fecha sobre el
riesgo de reinfección.
El trabajo muestra que mucho menos del 1% de los que se contagiaron
durante la primera ola lo volvieron a hacer en la segunda. La investigación
confirma también que la inmunidad natural dura al menos seis meses sin
debilitarse de forma significativa. Sin embargo, la protección parece menor
entre los mayores de 65 años.
Se habían publicado ya varios trabajos sobre el riesgo de que un
infectado pudiera volver a contagiarse. Casi todos daban porcentajes inferiores
al 1%, pero eran investigaciones con un número de personas reducido o un margen
temporal estrecho.
Sin embargo, investigadores del Statens Serum Institute (SSI), el centro
para el control de enfermedades de Dinamarca, han aprovechado el plan masivo
para hacer PCR montado por el gobierno danés para determinar cuántos de los que
se contagian vuelven a hacerlo.
Y no es una muestra pequeña: de unos pocos centenares de PCR que podían
hacer en febrero han pasado a realizar pruebas al 10% de sus 5,8 millones de
habitantes a la semana. A 31 de diciembre de 2020, fecha de fin del estudio,
más de dos tercios de la población se habían hecho al menos una prueba y la
mitad de los daneses dos o más.
La investigación, recién publicada en la revista médica The
Lancet, muestra que el 0,65% de los que dieron positivo durante la
primera ola (de febrero a mayo) volvieron a tener una PCR positiva durante la
segunda ola (de septiembre a diciembre). El muestreo entre dos oleadas lo
diseñaron para establecer una distancia de al menos 3 meses entre infección y
reinfección. Reducían así el riesgo de que un supuesto reinfectado fuera en
realidad un contagiado que siguiera dando positivo semanas después del primer
test. Por cierto, no detectaron ningún caso de triple infección.
El epidemiólogo del SSI Steen Ethelberg, principal autor del estudio,
dijo en una nota que su trabajo confirma «lo que otros sugerían: la reinfección
con Covid es rara entre las personas sanas y jóvenes, pero los mayores tienen
un riesgo mayor de volver a contagiarse». En efecto, al contar no solo con la
identidad de los que se han hecho la PCR y su resultado, sino también de cuándo
se hicieron las sucesivas pruebas, pudieron estimar que la protección se
mantiene en torno al 80% durante al menos 6 meses. Sin embargo, observaron que
este porcentaje bajaba al 47% entre los mayores de 65 años.
Ethelberg explicó cómo calcularon la protección que ofrecería la
inmunidad adquirida con el primer contagio: «Nos detuvimos en aquellos que se
hicieron la prueba durante la primera ola, en primavera, y lo comparamos cómo
les fue en la segunda tanto a los que dieron positivo como a los negativos. Es
decir, contamos cuántos salieron positivo entre los que ya lo habían dado y los
comparamos con los que resultaron negativo en la primera ola». Vieron que en el
grupo que no había tenido la infección previamente, dieron positivo 5 veces más
en otoño. «Eso nos da una diferencia de tasa de 0,195 y una protección
(inmunidad observada) del 80,5%», detalló.
El epidemiólogo danés reconoció que su estudio podría contener algunos
sesgos que desvirtuaran los porcentajes de reinfecciones que han observado. Por
ejemplo, los que dieron positivo ya en la primera ola podrían estar menos interesados
en una segunda PCR, ‘al creerse inmunizados’. Pero esto se compensaría con
aquellos que, tras el positivo, han podido relajar las medidas de protección.
Ambas posibilidades se neutralizarían, reduciendo su impacto en los resultados
totales.
Los autores del estudio realizaron análisis específicos para confirmar
la validez de sus conclusiones. En uno de ellos revisaron las pruebas a las que
se sometieron más de 15.000 sanitarios y trabajadores sociales. Siendo un grupo
tan expuesto, presuponían una mayor frecuencia de PCR. En efecto, la mediana
entre ellos es de 10 test. A pesar de esa mayor exposición, el porcentaje de
reinfecciones fue del 1,2%, algo menos del doble de la población en general. Y
la protección estimada del 81,1%.
Además, en un reanálisis metieron en el mismo saco a todos los daneses
que tenían dos pruebas o más (2,5 millones de personas) sin diferenciar entre
primera y segunda ola. Aquí entran también los contagiados durante los meses de
verano. El porcentaje de reinfectados al menos 3 meses después del primer
contagio es de 0,48%. En cuanto a la protección estimada vuelve a acercarse al
80%, aunque se mantiene por debajo de la mitad entre los ancianos.
La Dra. Daniela Michlmayr, también del ISS y coautora del estudio, dijo
que «no observaron nada que indique que la protección contra la reinfección
baje dentro de los 6 meses de haber tenido la COVID-19».
También mencionó que virus emparentados con el actual, como los que
provocaron las epidemias de SARS y MERS en la primera década del siglo,
confirieron una inmunidad de entre 2 y 3 años. Pero, afirmó «se necesita un
seguimiento continuo de la COVID-19 para comprender sus efectos a largo plazo
sobre las posibilidades de que los pacientes se infecten de nuevo».
El epidemiólogo del Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal),
Quique Bassat consideró estos porcentajes muy elevados. «Partíamos de la idea
de que era poco probable que los contagiados volvieran a infectarse». Pero cree
que muchos de esos casos pueden deberse en realidad «una positividad
persistente de la PCR, no contagias o tienes una carga viral baja, pero sigues
dando positivo». De hecho, en un trabajo que realizaron el pasado verano en
Barcelona vieron una significativa ‘cola de positividad’, con afectados que
daban positivo 2 o 3 meses después de haberse contagiado.
Los profesores del Imperial College de Londres, Rosemary Boyton y Daniel
Altmann escribieron un comentario al estudio en la misma edición de The
Lancet en el que concluyen: «Todos estos datos confirman, si es
que hacía falta, que la esperanza de una inmunidad protectora frente al
SARS-CoV-2 gracias a las infecciones naturales podría no ser suficiente y que
la solución duradera es un programa de vacunación universal con vacunas de alta
eficacia». BP
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