miércoles, 19 de mayo de 2021

Vamos a la habitación…

En 1987, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió establecer el día 26 de junio de cada año como el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, para dar una muestra de su determinación en fortalecer las actividades necesarias para alcanzar el objetivo de una sociedad internacional libre del abuso de drogas. 
Esta semana pasó casi inadvertida la celebración de esta fecha. En los últimos cuatro años afloró en México un universo de casi un millón de consumidores de mariguana y otro de más de un millón 350 mil de cocaína, fundamentalmente en jóvenes entre los 14 y los 21 años. 
¿Por qué muchachos y muchachas de familias normales, se enganchan en el mundo de la droga? Hay varios factores que dan la respuesta a esta pregunta y el primero de ellos es el aislamiento de nuestros muchachos en una sociedad llena de comunicaciones. El aislamiento de los jóvenes nace cuando la familia los deja de lado, de modo especial en la adolescencia, pues a los problemas de la edad, se añade el atractivo de un falso paraíso, al que piensan que pueden escaparse de una realidad que no les gusta, que les hace sentirse frustrados, prisioneros y presionados, los jóvenes se cuestionan: Nunca tengo tiempo para mi, para pensar, para respirar, para poner mis pensamientos y prioridades en orden. Todo sucede muy rápido. Hay ruido stress, gente apurada, pero, ¿para qué? ¿Para hacer dinero y comprar cosas? ¿Ese es el único sentido que tiene la vida? ¿Hay vida antes de la muerte? 
Los jóvenes quieren hacer algo grande con su vida, hacer que el mundo sea un poco mejor. Y parecen sentirse solos con estos sentimientos. Cuando los jóvenes se hallan amarrados por la soledad, la ignorancia y la falta de apoyo, están poniendo el tapete para que se cuele cualquier tipo de adicción. Ante esto se encuentran desarmados, y a merced de quienes los usan para transformarlos en clientes cautivos de una red formada, en una primera etapa, por el amigo que acerca las drogas; posteriormente, por el distribuidor; y para rematar, las amenazas y las extorsiones. 
Los expertos hablan de cuatro elementos que previenen la pérdida del hijo en las adicciones: la conciencia del problema, la convivencia familiar, la comunicación, y el conocimiento de nuestro entorno. Como papás y educadores nos quedamos en la conciencia del problema, y en el mejor de los casos, nos preocupamos de que no frecuenten lugares donde se pueden ver esclavizados. 
Lo que hace jóvenes inmunes a la droga y las adicciones es la convivencia y la comunicación. ¿Por qué? Porque así se siembra en su corazón la raíz del amor y del afecto, verdaderos guardianes para que sean fuertes en decir no a las drogas. El no a las drogas nace de un corazón que dice si a las personas. No esperemos sentados la tragedia. Desde ahora entremos en la habitación más importante de nuestros hijos. Entremos en sus corazones. CS

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