Un nuevo estudio del Centro Internacional de Investigaciones sobre el
Cáncer (CIIC) de la OMS, publicado en The Lancet Oncology, pone de manifiesto una asociación
entre el consumo de alcohol y un riesgo sustancialmente mayor de desarrollar
varias formas de cáncer, incluidos tumores de mama, colon y boca.
El aumento del riesgo es evidente incluso entre los bebedores leves o
moderados (hasta 2 consumiciones al día), que representan 1 de cada 7 de todos
los nuevos cánceres registrados en 2020 y más de 100.000 casos en todo el
mundo.
En Canadá, el consumo de alcohol se relacionó con 7.000 nuevos casos de
cáncer en 2020, incluidos el 24% de los casos de cáncer de mama, el 20% de los
de colon, el 15% de los de recto y el 13% de los de boca e hígado.
“Todo consumo de alcohol implica un riesgo -afirmó el
coautor del estudio, Jürgen Rehm-. Y en el caso de los cánceres relacionados
con el alcohol, todos los niveles de consumo se asocian a algún riesgo. Por
ejemplo, cada vaso de vino de tamaño normal al día se asocia a un riesgo un 6%
mayor de desarrollar cáncer de mama”.
“El consumo de alcohol provoca una carga sustancial de
cáncer en todo el mundo -añadió Isabelle Soerjomataram, jefa Adjunta de la
Subdivisión de Vigilancia del Cáncer del CIIC-. Sin embargo, a menudo se
desconoce o se pasa por alto su impacto en los cánceres, lo que pone de relieve
la necesidad de aplicar políticas e intervenciones eficaces para aumentar la
concienciación pública sobre la relación entre el consumo de alcohol y el
riesgo de cáncer, y disminuir el consumo general de alcohol para prevenir la
carga de los cánceres atribuibles al alcohol”.
Por su parte, Leslie Buckley, jefe de Adicciones del Centro de Adicciones
y Salud Mental (CAMH), explicó que “en nuestra clínica estamos viendo a muchas
personas que dicen haber aumentado el consumo de alcohol desde el inicio de la
pandemia. Aunque esto puede estar relacionado con factores de estrés
temporales, existe la posibilidad de que los nuevos hábitos se vuelvan más
permanentes. Las consecuencias del consumo de alcohol suelen ser inicialmente
daños sutiles que tardan en manifestarse, mientras que las consecuencias a
largo plazo, como el cáncer, las enfermedades hepáticas y los trastornos por
consumo de sustancias, pueden ser devastadoras”.
El nuevo estudio de modelización se basó en datos sobre la exposición al
alcohol de casi todos los países del mundo, tanto encuestas como cifras de
ventas, que se combinaron con las últimas estimaciones de riesgo relativo de
cáncer basadas en el nivel de consumo.
“El alcohol causa cáncer de numerosas maneras -señaló
Kevin Shield, coautor del estudio-. El principal mecanismo por el que el
alcohol causa cáncer es a través de la alteración de la reparación del ADN.
Otras vías son el consumo crónico de alcohol, que provoca cirrosis hepática, y
el alcohol, que provoca una desregulación de las hormonas sexuales, lo que
conduce al cáncer de mama. El alcohol también aumenta el riesgo de cáncer de
cabeza y cuello para los fumadores, ya que aumenta la absorción de los
carcinógenos del tabaco”.
Rehm afirmó que la investigación sobre la relación entre el consumo leve
o moderado de alcohol y el cáncer es relativamente nueva y que las políticas
públicas aún no reflejan el grado de riesgo de cáncer. “Como epidemiólogo,
recomendaría aumentar los impuestos para reflejar plenamente la carga de
enfermedad que supone el alcohol -apuntó-. Junto con la limitación de la
disponibilidad física y la comercialización del alcohol, los controles de
precios están reconocidos como medidas de alto impacto y rentables para reducir
los daños relacionados con el alcohol”. Los gobiernos también pueden considerar
la posibilidad de exigir a los fabricantes que incluyan información sobre los
riesgos para la salud y la seguridad asociados al consumo de alcohol, incluido
el riesgo de cáncer, en las etiquetas de las bebidas alcohólicas. BP
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