Con la llegada del primer tratamiento aprobado para la neuromielitis
óptica, la Argentina logró un importante avance en materia de neurología
óptica. Esta dolencia, considerada una ‘enfermedad poco frecuente’ porque
afecta a menos de 5 personas por cada 100.000 habitantes en el mundo, provoca
daños en los nervios del ojo y en la médula espinal, los cuales se acumulan a
través de las recaídas: a 5 años del diagnóstico más del 60% ha perdido la
visión y más del 50% requiere silla de ruedas.
La neuromielitis óptica es una afección de baja incidencia en la
población, por eso su calificación como ‘poco frecuente’. Esta denominación se
traduce, generalmente, en la carencia de tratamientos específicos y de un
conocimiento extendido tanto en la comunidad como entre los médicos. Es por
este motivo que, el 40% de los pacientes con esta enfermedad recibe un
diagnóstico erróneo en algún momento de su camino hacia el acertado.
Esta patología neurológica óptica, cuyo diagnóstico es más frecuente en
las mujeres de entre 20 y 30 años, es un trastorno del sistema nervioso central
que se produce cuando las defensas del organismo se confunden y atacan
estructuras propias, impactando principalmente en los nervios del ojo (neuritis
óptica) y la médula espinal (mielitis).
«El organismo reconoce algo propio como si fuese extraño y se genera una
respuesta inflamatoria (conocida como recaída o brote) contra esa estructura.
Si no se controla al sistema inmune, este proceso tiene altas probabilidades de
repetirse», aseguró el Dr. Juan Ignacio Rojas, coordinador de la Unidad de
Esclerosis Múltiple y enfermedades desmielinizantes del CEMIC.
Según el experto, entre los síntomas de esta enfermedad se pueden
enumerar: fatiga, dolor, debilidad muscular, imposibilidad para caminar y
ceguera. «Se trata de una afección caracterizada por las recaídas o brotes, que
pueden generar un daño irreversible y discapacidad. Las recaídas pueden generar
daño neurológico irreversible y acumulativo, provocando una limitación en las
capacidades de la persona», resaltó.
En ese sentido, advirtió que «sin tratamiento y librada a su evolución
natural, el 50% de los pacientes necesitará una silla de ruedas para
desplazarse a los 5 años del inicio de la enfermedad; para ese entonces el 62%
de los pacientes serían funcionalmente ciegos o contarán con una visión que no
es útil para sus actividades cotidianas».
«Las inflamaciones o recaídas pueden ser muy severas, con poca
recuperación en algunos pacientes, por eso se la considera una enfermedad que
puede ser, en algunas situaciones, muy incapacitante llevando a algunas
personas afectadas a necesitar una asistencia para deambular al poco tiempo de
haber comenzado con la patología», resaltó el Dr. Rojas.
Aunque se desconoce la causa de la enfermedad, los investigadores
lograron determinar que la respuesta autoinmune contra los nervios ópticos y
contra la médula espinal es propiciada por una proteína llamada interleuquina 6
(1L-6). Tal fue su hallazgo que, en la actualidad, ésta ya es considerada como
uno de los factores desencadenantes de la neuromielitis óptica.
Tras la aprobación en la Argentina del primer medicamento para tratar
esta enfermedad, el Satralizumab, el país se suma a un importante avance en
neurología óptica. Este fármaco actúa bloqueando la interleuquina 6 de una
manera muy eficaz, ya que es un anticuerpo monoclonal indicado para pacientes
adultos y adolescentes mayores de 12 años.
Entre los aspectos más relevantes de este medicamento se encuentra que
el mismo paciente puede aplicárselo mediante una inyección subcutánea mensual,
con lo cual el fármaco además colabora con la autonomía e independencia de la
persona. Según indicó el experto, en los ensayos clínicos que permitieron su
aprobación se evidenció una reducción del 75% el riesgo global de recaídas en
el grupo de pacientes que recibió esta intervención.
«Entramos con satralizumab en un escenario de control de la enfermedad
dirigido de forma más inteligente, ya que apunta a regular al sistema inmune en
un aspecto donde no está funcionando del todo bien sin afectar otros factores
de este sistema tan esencial en el organismo de las personas», detalló el Dr.
Rojas y concluyó: «Evitar que las personas con esta enfermedad tengan recaídas
es un beneficio fundamental para que la patología no avance; y hoy entendemos
que es el punto central del proceso». BP
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