Ante el aumento de enfermedades que afectan las
funciones cognitivas, como la demencia, la Enfermedad de Alzheimer y la
Enfermedad de Parkinson, especialistas del Hospital de Clínicas ‘José de San
Martín’ brindan una serie de recomendaciones que pueden ayudar en su
prevención.
El Dr. Ricardo Maiola, médico de planta del
Programa de Parkinson y Movimientos anormales del Hospital de Clínicas sostiene
que «el aumento de la expectativa de vida en los últimos 100 años estuvo de la
mano de mejoras en los cuidados médicos (antibióticos, prevención en
enfermedades cardiovasculares, detección precoz del cáncer), la nutrición, la
educación y la prevención (vacunas, higiene de manos, y de alimentos, etc.), aunque
también de un aumento de la aparición de afecciones relacionadas al deterioro
cognitivo, entre ellas la demencia. Es bien conocido que no tenemos terapias
modificadoras para este tipo de enfermedades, pero hay un creciente énfasis
para adoptar hábitos de vida que están asociados a una menor incidencia de la
demencia».
Ahora bien, ¿Cuál es la diferencia entre deterioro cognitivo y demencia?
«La demencia es, por un lado, un grado de deterioro cognitivo que afecta a las
actividades de la vida diaria; o sea que el paciente necesita asistencia en la
vida de todos los días. Es decir, ambos tienen alteración de las funciones
mentales superiores, sobre todo de la memoria. El deterioro cognitivo leve no
afecta tanto las actividades de la vida diaria. En cambio, en la demencia el
paciente es dependiente para realizar estas actividades, lo cual genera que no
pueda vivir sólo», explica el profesional.
En el caso de la Enfermedad de Alzheimer (EA), es la principal causa de
demencia en el mundo (casi 3/4 partes de los pacientes con demencia la tienen)
y el porcentaje de muertes por EA aumentó casi un 90% entre el año 2000 y el
2015. Lamentablemente, no existen tratamientos que la prevengan ni tampoco que
retrasen su aparición.
Entonces, ¿Cómo podemos actuar para prevenir la aparición de este tipo
de enfermedades? Si bien existen factores de riesgo no modificables, como la
edad y la genética, es posible actuar sobre los factores de riesgo que sí son
modificables. Entre estos últimos se incluyen:
·
En edades tempranas de la vida: Bajo nivel educacional. Estudios demuestran que
un alto nivel educativo (personas con escuela secundaria completa o más) se
asocia a un bajo riesgo de demencia. Los profesionales suelen usar un término
denominado ‘Reserva Cognitiva’: Existen casos de pacientes fallecidos sin
demencia que en el examen de los cerebros post-mortem se encontraron signos de
EA, demostrando una mayor estructura neuronal, o una mejor utilización de las
conexiones entre grupos neuronales, que no se tradujo en deterioro cognitivo.
·
En la edad media de la vida: El déficit auditivo, la hipertensión y la
obesidad.
·
En la edad más avanzada: El hábito de fumar, la depresión, el aislamiento
social, la inactividad física y la diabetes.
A estos factores podemos añadir también el consumo de alcohol, la dieta,
varios medicamentos, déficit de vitaminas, las apneas de sueño (detención
transitoria de la actividad respiratoria durante el sueño) e incluso una mala
higiene dental.
En cuanto al consumo de alcohol, el Dr. Maiola indica que «impacta
negativamente en el desarrollo cerebral. El consumo leve a moderado de alcohol
se asoció a bajo riesgo de demencia, mientras que el consumo crónico de altas
cantidades se asocia a cuadros neurológicos bien establecidos como el síndrome
de Korsakoff, que es un trastorno expresado por desorientación, amnesia para
hechos recientes. Con respecto a las presuntas propiedades ‘protectoras’ del
consumo de alcohol sobre las funciones cognitivas, un seguimiento de 30 años
demostró que eso es falso».
En relación a la alimentación, el especialista señala que la Dieta
Mediterránea -basada en el consumo de alimentos de origen vegetal, verduras,
legumbres, frutas, frutas secas, semillas, cereal integral, especias, aceite de
oliva, con mayor aporte de antioxidantes- se asocia a «un menor riesgo de
eventos cardiovasculares y también a una mejora de la función cognitiva. Tiene
beneficios en la función ejecutiva, la memoria y el aprendizaje a tal punto que
algunos le adjudicaron propiedades neuroprotectoras. La adherencia a este tipo
de dietas se asoció a menor riesgo de EA».
Respecto de los medicamentos, advierte acerca de los llamados
anticolinérgicos, que se usan para el tratamiento de problemas urinarios como
la incontinencia urinaria. «Todos estos medicamentos anticolinérgicos traen
aparejados un alto riesgo de deterioro cognitivo, alucinaciones, delirio y
agitación. Síntomas que son preocupantes, pero transitorios. Mucho más en los
pacientes añosos. Los medicamentos anticolinérgicos son un factor de riesgo
para el desarrollo de demencia», puntualiza.
A su vez, algunos déficits vitamínicos están asociados al deterioro
cognitivo, como la Vitamina B, C, D y E: «Todavía está en discusión cuál es el
nivel de Vitamina C normal. Igualmente, el déficit de vitamina D se ha asociado
a mayor riesgo de demencia. Con respecto a la Vitamina E, los altos niveles en
sangre se asociaron a menor riesgo de EA y si bien tiene propiedades
antioxidantes, su administración sólo debería indicarse cuando existe déficit
de esa vitamina, y no con criterios preventivos, ya que hay publicaciones en
las que se demuestra que altas dosis de Vitamina E se asoció a mayor índice de
mortalidad por todas las causas. Finalmente, los niveles de Homocisteína, que
refleja el estado de tres vitaminas del grupo B, y se vio que altos niveles de
Homocisteína se asoció a mayor desarrollo de Demencia, lesiones de sustancia
blanca del cerebro, atrofia del cerebro y cambios patológicos propios de la
EA».
¿Y qué sucede con los problemas de higiene dental? «Este tipo de
problemas, como las periodontitis, son más prevalentes con la edad y se asocian
al deterioro cognitivo. Los gérmenes de la microbiota dental o gingival están
más frecuentemente asociados a los pacientes con demencia».
Estrategias
de prevención del deterioro cognitivo:
·
Entrenamiento cognitivo: En adultos mayores mejora el dominio cognitivo
entrenado, mejora el razonamiento y la velocidad de procesamiento en el área
entrenada.
·
Intervención multidominio: Nutricional, ejercicio físico, entrenamiento
cognitivo y monitoreo de los factores de riesgo vascular. Con este tipo de
intervención, se presenta a los dos años una mejoría del 25% de algunos
dominios cognitivos. BP
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