Quizá
la tragedia más grave del hombre de hoy sea su incapacidad creciente para la
oración. Se nos está olvidando lo que es orar. Las nuevas generaciones
abandonan las prácticas de piedad y las fórmulas de oración que han alimentado
la fe de sus padres. Hemos reducido el tiempo dedicado a la oración y a la
reflexión interior. A veces la excluimos prácticamente de nuestra vida.
Pero
no es esto lo más grave. Parece que las personas están perdiendo capacidad de
silencio interior. Ya no son capaces de encontrarse con el fondo de su ser.
Distraídas por mil sensaciones, embotadas interiormente, encadenadas a un ritmo
de vida agobiante, están abandonando la actitud orante ante Dios.
Por
otra parte, en una sociedad en la que se acepta como criterio primero y casi único
la eficacia, el rendimiento o la utilidad inmediata, la oración queda devaluada
como algo inútil. Fácilmente se afirma que lo importante es «la vida», como si
la oración perteneciera al mundo de «la muerte».
Sin
embargo necesitamos orar. No es posible vivir con vigor la fe cristiana ni la
vocación humana infra alimentados interiormente. Tarde o temprano la persona
experimenta la insatisfacción que produce en el corazón humano el vacío
interior, la trivialidad de lo cotidiano, el aburrimiento de la vida o la incomunicación
con el Misterio.
Necesitamos
orar para encontrar silencio, serenidad y descanso que nos permitan sostener el
ritmo de nuestro quehacer diario. Necesitamos orar para vivir en actitud lúcida
y vigilante en medio de una sociedad superficial y deshumanizadora.
Necesitamos
orar para enfrentarnos a nuestra propia verdad y ser capaces de una autocrítica
personal sincera. Necesitamos orar para irnos liberando de lo que nos impide
ser más humanos. Necesitamos orar para vivir ante Dios en actitud más festiva,
agradecida y creadora.
Felices
los que también en nuestros días son capaces de experimentar en lo profundo de
su ser la verdad de las palabras de Jesús: «Quien pide está recibiendo, quien
busca está hallando y al que llama se le está abriendo». JAP
BENDITO SEA NUESTRO PADRE SANTO PIR SER TAN BUENO Y ESPECIAL CONMIGO Y TODOS NOSOTROS ALABADO Y GLORIFICADO SEA HOY MAÑANA Y POR SIEMPRE AMÉN ASÍ SEA AMÉN 🙏 AMÉN 🙏🙏
ResponderBorrarSEAMOS TODOS HUMILDES Y AGRADECIDOS CON NUESTRO PADRE SANTO Y NUESTRA LINDÍSIMA MADRE SANTÍSIMA POR EL GRAN AMOR QUE NOS DAN Y PORQUE SIEMPRE ESTAN CON NOSOTROS CUANDO MÁS LOS NECESITAMOS AMÉN ASÍ SEA AMÉN 🙏 AMÉN 🙏
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