Los
evangelios presentan un fuerte contraste entre la actuación de Juan y la de
Jesús. La preocupación suprema de Juan es el pecado que está corrompiendo al
pueblo entero; por eso se sale de la tierra prometida y marcha al desierto para
predicar desde allí la conversión a Dios. Para Jesús, por el contrario, la
primera preocupación es el sufrimiento de quienes son víctimas de esas
injusticias y pecados; por eso deja el desierto y va visitando las aldeas de
Galilea anunciando la Buena Noticia de un Dios que quiere una vida más humana.
La
tarea de Juan es clara: denunciar los pecados, llamar a los pecadores a
penitencia y ofrecer un bautismo de conversión y perdón; por eso lo llaman
«Bautista», el bautizador. El quehacer de Jesús es diferente: cura a los
enfermos, acoge a los pecadores y ofrece la salud y el perdón gratuito de Dios
sin necesidad de bautizarse en el Jordán; por eso, lo llaman curador y amigo de
pecadores.
El
lenguaje del Bautista es duro y da miedo; habla de la «ira» de Dios que llega
como un leñador blandiendo su hacha para cortar de raíz los árboles estériles;
el pueblo ha de vivir preparándose para la llegada del juicio inminente de este
Dios. Jesús, por el contrario, narra parábolas que jamás se le hubieran
ocurrido al Bautista; el que llega es un Padre bueno y cercano, compasivo y
perdonador. Su palabra despierta confianza y alegría. El pueblo lo ha de acoger
ahora mismo creando una convivencia más justa, fraterna y compasiva.
El
Bautista no hace gestos de bondad. No se compadece ante el sufrimiento: no se
acerca a curar a los enfermos. No ve la marginación de los más desgraciados: no
toca a los leprosos ni libera a los endemoniados. No se fija en los débiles: no
abraza a los niños de la calle. No come con pecadores: vive encerrado en su
vida solitaria del desierto. Jesús, por el contrario, se dedica a curar,
liberar del mal, acoger, bendecir, perdonar. Lo suyo es introducir en la vida
salud, perdón, paz, amistad, fraternidad.
¿De
quién somos nosotros? ¿Seguimos al Bautista o a Jesús? ¿Somos «bautistas» o
«cristianos»? ¿Nos hemos quedado en el precursor o vivimos acogiendo a
Jesucristo? JAP
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