lunes, 20 de abril de 2020

Anastasio del Monte Sinaí, Santo

Abad, 21 de Abril
Elogio: En el monte Sinaí, san Anastasio, hegúmeno, que defendió incansablemente la fe ortodoxa ante los monofisitas y escribió muchos sermones útiles para la salvación de las almas.

San Anastasio Sinaíta es, a decir de Loarte, uno de los últimos escritores eclesiásticos a los que podemos llamar «Padre de la Iglesia»; murió hacia el año 700. Fue abad del monasterio de Monte Sinaí, a donde había ingresado cuando era abad san Juan Clímaco. Fue llamado «el nuevo Moisés», y se distinguió por su sólida defensa de la fe ortodoxa frente a las herejías monofisita (que afirmaba haber en Cristo una sola naturaleza) y monotelita (que afirmaba que Cristo carecía de voluntad humana), especialmente de esta última, variante de la anterior, que estaba muy desarrollada en la época. El monotelismo fue finalmente condenado en el Concilio de Constantinopla III del 681.
Compuso algunas obras que se conservan: un tratado sobre las herejías, un comentario al relato de la Creación, algunas homilías, y en particular una sobre la participación en la Eucaristía, sonde exhorta a la comunión diaria, costumbre muy extraña para la época:
Entrar en la iglesia y honrar las imágenes sagradas y las veneradas cruces, no basta por sí solo para agradar a Dios, como tampoco lavarse las manos es suficiente para estar completamente limpio. Lo que verdaderamente es grato a Dios es que el hombre huya del pecado y limpie sus manchas por la confesión y la penitencia. Que rompa las cadenas de sus culpas con la humildad del corazón, y así se acerque a los inmaculados misterios.
El antiguo Martirologio Romano confundía en una misma persona al patriarca Anastasio I de Antioquía -que vivió un siglo antes- y al abad Anastasio que celebramos hoy; en el Nuevo Martirologio Romano se ha solucionado ese error, y celebramos hoy, en la fecha tradicional de los sinaxarios orientales, al que correspondía, el abad; sin embargo lamentablemente no se ha inscripto al patriarca, que por sus trabajos y sufrimientos por la fe merece también veneración en el santoral.

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