domingo, 19 de abril de 2020

Señor mío y Dios mío…

- Eran constantes en la escucha de la enseñanza de los apóstoles y en la fracción del pan, y ponían en común sus bienes (Hch 2).
Venimos recorriendo el libro de los Hechos de los Apóstoles como un maravilloso archipiélago, contemplado en una visión de conjunto, visitando isla por isla, acompañados de San Pedro y San Pablo, para terminar buceando en nuestra exploración, algunos de sus temas fundamentales. Entre ellos destacamos la primacía de la fe sobre la ley, el Espíritu Santo como alma de la Iglesia, a María como Reina de los Apóstoles, la proyección universalista del mensaje cristiano, la misión como esencia del mismo, las exigencias y contenido del kerigma pascual, presentado en 14 discursos en miniatura – que Cristo ha muerto y ha resucitado – y hoy pone especial atención en la vida comunitaria de los primeros cristianos como espacio para crecer en la fe, basada en el trípode de enseñanza apostólica, participación en la eucaristía y servicio a los hermanos.
Asistimos, pues, al nacimiento del nuevo pueblo de Dios en un contexto judío, Jerusalén, y pagano, Antioquia y Roma, siguiendo muy de cerca a Pedro y a Pablo en sus aventuras misioneras. Se van organizando las iglesias-domésticas bajo la guía de un apóstol con tal fuerza que el estilo ejemplar de los primeros cristianos atraía la mirada de todos y poco a poco se iban convirtiendo.
- A través de los diversos sumarios, que los textos litúrgicos nos ofrecen en estos días, descubrimos un modelo de Iglesia válido para todos los tiempos.
En sus días fue muy alabada la serie televisiva de Rosellini sobre los Hechos de los Apóstoles. Durante las horas de su proyección las calles de Roma estaban vacías, porque los televidentes la seguían con interés. Rosellini en su guión, como ya hemos dicho en otra ocasión, ofrece al mundo escéptico una nueva forma de dar sentido a la vida, partiendo de la novedad histórica de este hecho, la persona omnipresente de Jesús que nos lanza a testimoniarle con nuestras palabras y obras. Desarrolla el tema: la Iglesia como comunidad orante, convocada por la palabra de Dios bajo la acción del Espíritu para ser instrumento de salvación al servicio del hombre.
- ¡Señor mío y Dios mío! (Jn. 20)
La primera lectura, como retrato-robot, nos sirve de termómetro para analizar nuestra comunidad, como comunidad creyente, misionera y sacramental, que celebra el domingo como día del Señor, y bajo la acción del Espíritu continua la misión de Cristo en el mundo como mensajera de la paz y del perdón.
Entra ahora en escena Santo Tomas, el que el día antes de la pasión quiere conocer el camino que lleva al Padre y el que está dispuesto a dar la vida por Jesús. Pero ante la confesión de sus compañeros -…hemos visto al Señor- se define como escéptico, terco, desconfiado, positivista e incrédulo como nuestros ateos y agnósticos modernos. Basta una semana para que Dios opere un cambio radical en su vida, expresado con ese credo tan corto: ¡Señor mío y Dios mío!
Con Santo Tomas de Aquino ponemos en nuestros labios la estrofa del Adoro te devote: no veo las llagas como las vio Tomas /pero confieso que eres mi Dios:/Haz que yo crea más y más en ti, /que en ti espere que ame.
Ayer fue Santo Tomas, defraudado y deprimido por el ambiente adverso, por la huida y el miedo, quien al tocar las llagas del Resucitado exclamó: ¡Señor mío y Dios mío! y se convierte en el otro de Jesús. Hoy somos nosotros que, al romperse la unidad de nuestro ser, se abre una zanja profunda de indiferencia, con sus placas de represión y agresión; pero Cristo sale a nuestro encuentro para alimentar nuestra fe operativa, nuestra esperanza constante y nuestra caridad comprometida.
El creyente no es el hombre que dice-creo porque sí, sino creo ¡sí¡-,porque en el fondo describe que siendo razonable la fe, no se desarrolla en vía cartesiana ,pienso luego existo,-sino en vía de Pascal- Amo, luego existo, como María Magdalena, Pedro y Juan en el Tiberiades. Ahí están los grandes conversos de nuestros días como Edith Stein y García Morente.
Si has leído el Principito habrás descubierto que lo esencial de nuestra vida se ve con el corazón. La misma experiencia nos hace comprender que cuando intentamos llegar a Dios por solo el raciocinio frio de nuestra mente nuestra ideas prefabricadas chocan con lo trascendente y salta ese chispazo, nada positivo, como al rozar dos piedras con fuerza, mientras si entran por nuestro corazón (el corazón tiene sus razones que el mismo corazón desconoce), caldeadas por el amor entran de lleno en nuestra cabeza.
A la luz de estas lecturas valoramos la importancia del domingo; por algo el Resucitado solía aparecerse en domingo y desde un principio los cristianos santificamos el día del Señor. ¿No significa nada para ti que miles de cristianos hayan dado su vida por defender el día del Señor? ¿No es aún indicativo que todos los domingos nos reunamos en España más de 8 millones de cristianos para participar en la eucaristía, y que a su vez se reiteran las mismas palabras y gestos en más de 300 idiomas? Verdad que si la Eucaristía sigue en pie después de 20 siglos es que es obra de Dios y no de los hombres.
Por razón de tiempo nos contentamos en grabar en nuestros corazones y mentes que hemos visto al Señor en muchas Eucaristías y obras de caridad…, que la paz, saludo del resucitado, es tarea prioritaria, haciendo que las lanzas se conviertan en arados y que si tenemos algo contra el hermano dejemos la ofrenda y vayamos a reconciliarnos con el…, y que en este tiempo Pascual en el sacramento de la Penitencia nos espera el mejor de los cirujanos para extinguir nuestro tumor canceroso, y el mejor de los fisioterapeutas para poner en movimiento todo nuestro ser. ¿No te sugiere que, el que en cada aparición el resucitado compartiera su comida con sus amigos, nos lleva a nuestra Eucaristía, en cuya primera parte nos sentamos en la mesa de la palabra y en la segunda nos ofrecemos con Cristo y comulgamos con Él?
- Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia (Sal 117)
Peregrinemos con nuestra imaginación a muchos de los Santuarios dedicados al misterio de la misericordia de Dios por tierras de Argentina, Estados Unidos, México, y sobre todo Polonia, en el distrito de Cracovia, donde está ubicado el Templo de la Divina Misericordia junto al Templo que custodia las reliquias de Santa Faustina Kowsalska, apóstol de este tributo. Juan Pablo II, que tantas veces recorrió este camino para ir al trabajo de la mina durante la dominación nazi, en el 2002 consagra esta nueva Basílica a la Divina Misericordia, encomendando al mundo al amor misericordioso infinito de Dios, que es donde el mundo encontrará la paz y la felicidad.
Recuerda que toda la Biblia es un canto a la misericordia divina: en la misma alborada de la creación hay un rayo de luz después de la caída de nuestros padres…,purificada la tierra con el diluvio, el arco iris es la firma con la que Dios sella su pacto de amor con el hombre…, Moisés, al ver a su pueblo de rodillas ante el becerro de oro, apela a la misericordia divina para que lo perdone…, David llora su pecado, entonando el Miserere…, para los profetas la misericordia prevalece sobre la infidelidad; y lo salmos son un canto perenne a la misericordia. El mismo Jesús es la gran parábola de la misericordia de Dios. La Misericordia es el tema principal de su predicación: Hijo pródigo, buen samaritano, buen pastor, bienaventuranzas, perdón y misterio pascual como culmen de su amor misericordioso, clavando en la cruz nuestros pecados y devolviéndonos la luz y la vida en la resurrección, confiando a su vez a su iglesia el poder de perdonar los pecados. Por eso, con el salmo 117 proclamamos la bondad de Dios en los misterios de la creación y redención, edificamos la nueva humanidad sobre piedra angular, que desecharon nuestros padres y con alegría y notas de victoria cantamos: dad gracias al Señor porque es bueno, y porque es eterna su misericordia.
GUÍA PARA LA PREDICACIÓN
- Un modelo de Iglesia válido para todos los tiempos en el libro de los Hechos de los apóstoles
Sus tres notas esenciales: “Escucha de la palabra, participación de la fracción del pan y comunicación cristiana de bienes”
- El credo de Santo Tomás converso: “Señor mío y Dios mío”
Jesús desmonta su postura incrédula, al dejar su grupo mostrándole sus yagas e incorporándolo de nuevo al grupo.
Que Jesús se apareciera en domingo la comunidad cristiana aprendió la importancia del domingo, como día del Señor, para su fe
- Domingo de la misericordia.
Con el salmista cantamos las misericordias del Señor y visitamos los santuarios dedicados a este atributo, clave en la que se escribe la biblia. JAP

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