Muchas personas han estado prestando
más atención a sus sueños durante la crisis
mundial de coronavirus. A medida que varios lugares del mundo anunciaban
bloqueos, un número cada vez mayor de personas preguntaba en redes si eran los
únicos que tenían sueños extraños y memorables. Incluso, algunas personas que
afirmaron no recordar nunca sus sueños dijeron que los estaban recordando por
primera vez.
Una reciente ‘encuesta de sueños’ realizada por Deirdre Leigh Barrett, profesora
asistente de psicología en la Escuela
de Medicina de Harvard, parece confirmar que la incidencia de sueños
vívidos ha aumentado a medida que el virus se ha extendido por todo el mundo.
Los estudios han demostrado que eventos como el 11 de septiembre cambiaron la
forma en que las personas soñaron durante un tiempo, haciendo que sus sueños
fueran más intensos y memorables en los días posteriores a los ataques. Parece
factible que la pandemia de coronavirus, que ha impactado personalmente a casi
todos en la Tierra, pueda tener un impacto similar.
Sin embargo, descifrar cómo y por qué, eventos como
estos afectan nuestros sueños es difícil. A pesar del gran interés popular en
el tema, la ciencia todavía comprende
muy poco el soñar. Sabemos que nuestros cerebros usan el sueño para
codificar recuerdos a largo plazo, y
también sabemos que los sueños son parte de este proceso o un subproducto del
mismo. Algunos estudios muestran que el sueño de movimiento ocular
rápido (REM), la etapa de sueño en la que tenemos los sueños más vívidos,
también es crucial para nuestra salud, ayudando en la regulación y el
aprendizaje emocional. Pero las complejas interacciones entre los eventos en
nuestra vida diaria y nuestros sueños aún no se comprenden del todo.
Algo que podemos decir con certeza es que la actual
crisis de coronavirus ha provocado una gran cantidad de estrés y ansiedad para millones de personas. La investigación ha demostrado que el aumento
de la ansiedad durante el día puede conducir a un contenido más negativo en los
sueños. Estos estudios sugieren que nuestros sueños son sensibles a nuestros entornos sociales durante el
día.
“En el actual estado de cuarentena, con la amenaza del nuevo coronavirus
que asecha y tantas otras preocupaciones cotidianas e inseguridades acerca del
futuro, las personas se encuentran en un estado de alerta permanente y con una
angustia constante que afecta, entre otras cosas, la función del dormir y el
descanso”, explicó en diálogo con este medio la psicoanalista Agustina Fernández, miembro de la
Asociación Psicoanalítica Argentina.
En la actualidad las alteraciones en el dormir en
general son muy frecuentes. Las personas expresan dificultades para consolidar
el sueño, permanecen en desvela varias horas, se despiertan repetidas veces a
lo largo de una misma noche o de madrugada sin poder volverse a dormir. Y en su
contrapartida, padecen un cansancio constante y sueño durante el día.
Para la especialista, desde el psicoanálisis y a
partir de Freud, “los sueños se
entienden como formaciones del inconsciente. Esto es, que en el sueño se expresa el deseo inconsciente
de manera desfigurada, camuflada, mediante dos mecanismos fundamentales la condensación y el desplazamiento”.
“Las ‘pesadillas’,
como se las suele denominar, son un fenómeno bien actual en este
contexto de aislamiento social y de alerta constante. Freud los llamaba ‘sueños de angustia’. Más allá de las
temáticas y los personajes que se pongan en juego, estos sueños tienen algunas características comunes.
Suelen producir en el soñante una sensación muy vívida donde lo soñado
parece real. Y los sujetos se despiertan con mucha angustia, pudiendo presentar
palpitaciones, ahogo, grito o llanto. Entender qué expresan, sólo es posible en
su consideración caso por caso”, aseveró.
Soñar es un
estado único que quizás nos permite “reprocesar recuerdos perturbadores en un
ambiente más seguro y tranquilo”, escribe Matthew Walker, profesor de psicología y neurociencia en la
Universidad de California en Berkeley y director del Centro para el Sueño
Humano Ciencias.
Para la psicoanalista Fiorella Litvinoff, los sueños guardan un sentido para el soñante.
“En ellos se expresan y elaboran los miedos y traumas. Hoy uno de los miedos
preponderantes que atraviesan a la mayoría de las subjetividades es el miedo al
coronavirus, que muchas veces se refleja en pesadillas. El miedo al coronavirus despierta la pulsión de muerte, o sea el
miedo a la muerte propia y de los nuestros. También refleja la vulnerabilidad
que sentimos frente a la vida y es un escenario propicio para el despliegue de
una hipocondría colectiva”, sostuvo en diálogo con Infobae.
El neurocientífico sueco Antti Revonsuo cree que los
sueños de estrés pueden servir para mantenernos alertas a posibles
peligros futuros; si soñamos con estar
atrapados en un espacio lleno de gente en medio de una pandemia global, quizás
nuestro cerebro esencialmente nos está dando la oportunidad de ensayar.
Otra investigación parece confirmar esto: un
estudio de un grupo de estudiantes que se preparaban para un examen, descubrió
que aquellos que tenían sueños de ansiedad la noche anterior a la prueba
obtuvieron un rendimiento significativamente mejor, en un promedio de medio
punto en un examen de escala de siete puntos
Pero
incluso si los sueños ansiosos pueden tener un propósito, no es divertido
tenerlos. Y si están interrumpiendo nuestro sueño, pueden hacernos más
ansiosos: una noche de insomnio puede
provocar un aumento del 30% en la ansiedad, según un estudio de 2019.
Podríamos pensar que estamos demasiado nerviosos para dormir, en otras
palabras, pero en realidad podría ser la falta de buen sueño lo que nos pone
nerviosos.
Para Pablo
Ferrero, especialista en medicina del sueño y director del Instituto
Ferrero de Neurología y Sueño, los altos niveles de ansiedad combinados con la
disminución de las endorfinas (generada por la poca actividad física que
propicia el encierro) aumentan los pensamientos negativos, que luego terminan
alimentando nuestros sueños. “En las
personas ‘mal dormidas’, ya sea por las pocas horas de sueño o la mala calidad,
la consolidación de la memoria se inclina por los malos recuerdos que, durante
la etapa REM (fase onírica por excelencia), dan lugar a las pesadillas”, explicó Ferrero a este medio.
Según un estudio en curso que el Centro de
Investigación de Neurociencia de Lyon en Francia inició en marzo, la pandemia
de coronavirus ha provocado un aumento
del 35% en el recuerdo de los sueños entre los participantes, y los
encuestados informaron un 15% más de
sueños negativos de lo habitual. Un estudio diferente promovido por la
Asociación Italiana de Medicina del Sueño está analizando los sueños de los
italianos confinados durante el brote. Muchos
de los sujetos experimentan pesadillas y parasomnias en línea con los síntomas
del trastorno de estrés postraumático.
Reducir o restringir las
fuentes de los recuerdos cotidianos, al estar
atrapado solo en cuarentena, puede limitar el contenido de los sueños o hacer
que el subconsciente busque recuerdos más profundos. Puede parecer obvio, pero
los investigadores finlandeses han respaldado científicamente la noción de que la tranquilidad mental
conduce a un “efecto de sueño positivo”, en el que los soñadores se
sienten bien con lo que sucede en sus sueños. La ansiedad, por el contrario, está relacionada con el “afecto negativo
de los sueños”, según muestran los datos, lo que resulta en sueños que son
atemorizantes o perturbadores.
Para aquellos que buscan obtener algo de control
sobre los malos sueños, centrarse en lo ‘extraño’ puede ayudar, aseguran
investigadores de Lyon. Cambiar el contexto (las leyes de la física, etc.)
puede cambiar la perspectiva y proponer otro ángulo, un cambio en la
comprensión que puede ayudar a cambiar o minimizar la emoción.
Al fin y al cabo, Freud propuso que los sueños son
el “camino real hacia el inconsciente”,
pero el camino no tiene que conducir a la angustia emocional. Comprender cómo los sentimientos diurnos se
extienden a las experiencias nocturnas, puede mejorar los estados emocionales
en cualquier etapa del ciclo de sueño-vigilia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario