La
cloroquina y su derivado hidroxicloroquina no aportan ningún beneficio a los
enfermos hospitalizados por la covid-19, sino que aumentan el riesgo de sufrir arritmias
y de morir. Así lo indican los resultados del mayor estudio sobre estos dos
posibles tratamientos contra el coronavirus, que ha analizado a más de 96.000
pacientes en 671 hospitales de todo el mundo.
Estos
fármacos han sido dos de los posibles tratamientos contra coronavirus más
polémicos, pues han sido defendidos vehementemente por líderes como Donald
Trump o el presidente brasileño Jair Bolsonaro, a pesar de que no existían
pruebas fiables de su efectividad. Los dos fármacos ha llegado a agotarse en
muchos países y su uso indebido ha provocado muertes.
Ambos
productos son genéricos y se usan desde hace años para el tratamiento de la
malaria y también contra enfermedades autoinmunes como la artritis. Datos
preliminares apuntaban a que también pueden actuar como un antiviral y que, por
tanto, podría combatir el nuevo virus SARS-CoV-2.
El
estudio, recién publicado en la revista médica The Lancet, ha analizado la efectividad de la
cloroquina y la hidroxicloroquina administradas solas o junto a un antibiótico
macrólido en comparación con enfermos que no recibían ninguno de estos
tratamientos.
La
mortalidad en el grupo de control que no recibió los fármacos fue del 9,3%,
mientras que entre los que sí tomaron esos fármacos murieron entre el 16% -en
el grupo que tomó solo cloroquina- y el 23%, en el que tomaba hidroxicloroquina
y antibiótico.
El
trabajo también demuestra que todos los pacientes que tomaron alguno de los
fármacos analizados tenían más riesgo de sufrir arritmias, un problema cardiaco
que puede desencadenar muerte súbita. El grupo con mayor riesgo añadido es el
de los que tomaban hidroxicloroquina y antibiótico, con un 8%, comparado con el
0,3% del grupo de control.
«Este
es el primer estudio a gran escala que encuentra pruebas estadísticamente
robustas de que el tratamiento con cloroquina o hidroxicloroquina no beneficia
a los pacientes de covid-19», explicó Mandeep Mehra, del hospital Brigham de
Mujeres de Boston (EEUU) y autor principal del informe, en una nota de prensa.
«Nuestros resultados muestran que estos fármacos pueden aumentar el riesgo de
problemas cardiacos serios y un mayor riesgo de muerte», añadió.
Los
resultados van en la misma línea que otros trabajos realizados con
anterioridad. Un ensayo clínico en Brasil con cloroquina tuvo que ser parado
debido a las complicaciones coronarias observadas en algunos pacientes, aunque
este y otros estudios similares se realizaron con grupos de pacientes reducidos
y sin los estándares necesarios para demostrar que los fármacos son los únicos
culpables de esas complicaciones.
Del
mismo modo, ningún estudio hasta la fecha ha conseguido demostrar beneficios
sólidos de los dos medicamentos contra la covid-19.
También
el nuevo estudio tiene limitaciones, tal y como reconocen sus autores. El trabajo
ha analizado de forma retrospectiva los efectos de los diferentes tratamientos
en los casi 100.000 pacientes analizados y después ha corregido factores de
riesgo que influyen en la enfermedad como la edad, la diabetes o el consumo de
tabaco, entre otros.
Aunque
estadísticamente los resultados son válidos, los médicos no pueden asegurar que
los peores resultados vistos en pacientes que tomaban cloroquina o su derivado
se deban a ellos y no a otro factor que se les haya podido escapar. La única
forma de probar que estos dos fármacos son los causantes de estas
complicaciones es hacer un estudio con un gran número de pacientes en
condiciones muy similares a los que se les dé de forma aleatoria o bien estos
tratamientos o bien los cuidados estándar. Esto es lo que pretende el ensayo Solidarity lanzado por la OMS el
pasado 18 de marzo y que podría tener sus primeros resultados a mediados de
junio, aunque la falta de nuevos contagios puede retrasarlo.
«Aunque
por su diseño este no es el estudio ideal, registros como este ya nos orientan
hacia lo que podría luego ser confirmado casi con seguridad en un buen estudio
aleatorizado como Solidarity», opinó Julián Pérez-Villacastín, presidente de la
Sociedad Española de Cardiología.
«Con
estos datos en la mano aún no se puede asegurar que estos fármacos sean malos
para los pacientes, aunque es evidente que hay una tendencia», opinó Pilar
Ruiz-Seco, adjunta de medicina interna del hospital Infanta Sofía de Madrid que
participa en el ensayo Solidarity de la OMS.
Este
gran estudio realizado en hospitales de todo el mundo está comprobando 4
posibles tratamientos: remdesivir, cloroquina o hidroxicloroquina, interferón y
lopinavir/ritonavir, 2 antirretrovirales usados contra el VIH. «Los resultados
de este nuevo estudio nos deben hacer ver la realidad: si la cloroquina y su
derivado no habían mostrado ningún beneficio contra dos coronavirus de la misma
familia que este, el SARS de 2003 y el MERS de 2012, ¿por qué deberíamos verlo
ahora? La realidad es que estos dos fármacos eran de las pocas cosas que
teníamos disponibles cuando estalló la pandemia y que habían demostrado no
tener efectos secundarios graves», señaló. A pesar de esto existe la
posibilidad de que la cloroquina y su derivado puedan ser útiles si se
administran en los primeros días tras la infección, aunque esto tampoco se ha
demostrado aún.
A
pesar de que no hay pruebas firmes de la efectividad de la cloroquina y la
hidroxicloroquina, Donald Trump llegó a decir que estas sustancias serían
'revolucionarias' contra la pandemia. Poco después de su anuncio, EEUU sufrió
un importante desabastecimiento de este fármaco, que miles de enfermos
necesitan para tratar enfermedades crónicas.
En
España, el Ministerio de Sanidad intervino todas las existencias para garantizar
su distribución a hospitales y enfermos, una medida que ya ha sido levantada
una vez que se ha normalizado la situación. Cuando parecía haber pasado la
burbuja de estos fármacos, hace unos días Trump dijo de forma totalmente
inesperada que está tomando hidroxicloroquina de forma profiláctica, unas
declaraciones sorprendentes porque en EEUU, al igual que en Europa, estos dos
productos solo están recomendados para los enfermos de covid-19 hospitalizados,
bien dentro de un ensayo clínico, bien como uso compasivo.
Y
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, uno de los países más afectados por la
pandemia en América, fue un paso más allá aprobando el uso de estos fármacos no
solo para los pacientes hospitalizados, sino también para los leves. BP
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