miércoles, 20 de mayo de 2020

Hospicio, Santo

Recluso, 21 de Mayo
Elogio: En la ciudad de Niza, en Provenza, san Hospicio, ermitaño, varón de admirable espíritu de penitencia, que predijo la llegada de los longobardos.

Recluso nacido, según la tradición, en Egipto, aproximadamente a inicios del siglo sexto; murió en Saint-Sospis, cerca de Villefranche, departamento de Alpes-Maritimes, Francia, el 21 de mayo del 581. Se dice que el santo, conocido popularmente como san Sospis, fue monje en su tierra natal. Llegado a la Galia, se convirtió en eremita, y se retiró a una torre derruida, situada en la península de Cap-Ferrat (posteriormente llamada, en su honor, Saint-Sospis, y en la actualidad nuevamente Cap-Ferrat), algunos kilómetros al este de Niza.
La gente de los alrededores frecuentemente le consultaba; y en una ocasión vio por anticipado, hacia el 575, la inminente incursión de los longobardos. Hospicio fue capturado por los invasores, pero lo dejaron con vida. Obró un milagro en favor de uno de los guerreros, que se convirtió, abrazó la vida religiosa, y fue personalmente conocido por san Gregorio de Tours. Fue de él de quien Gregorio, a quien debemos los escasos detalles de la vida del santo, conoció las austeridades y numerosos milagros del recluso. Hospicio previó su muerte, y fue sepultado por su hermano, Austadio, obispo de Cimiez. Es muy venerado en la diócesis de Niza. La Catedral posee como reliquia un pequeño hueso de su mano; otras reliquias están en Viilefranche, La Turbie y Cap-Ferrat.

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