Las fuentes no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquellos que ve
necesitados de ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es
ajeno. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo
que puede. Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a
Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».
¿Cómo nos va a extrañar que, al hablar del Juicio final, Jesús presente
la compasión como el criterio último y decisivo que juzgará nuestras vidas y
nuestra identificación con él? ¿Cómo nos va a extrañar que se presente
identificado con todos los pobres y desgraciados de la historia?
Según el relato de Mateo, comparecen ante el Hijo del Hombre, es decir,
ante Jesús, el compasivo, «todas las naciones». No se hacen diferencias entre
«pueblo elegido» y «pueblo pagano». Nada se dice de las diferentes religiones y
cultos. Se habla de algo muy humano y que todos entienden: ¿Qué hemos hecho con
todos los que han vivido sufriendo?
El evangelista no se detiene propiamente a describir los detalles de un
juicio. Lo que destaca es un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre
nuestro presente, y nos abre los ojos para ver que, en definitiva, hay dos
maneras de reaccionar ante los que sufren: nos compadecemos y les ayudamos, o
nos desentendemos y los abandonamos.
El que habla es un Juez que está identificado con todos los pobres y
necesitados: «Cada vez que ayudasteis a uno de estos mis pequeños hermanos, lo
hicisteis conmigo». Quienes se han acercado a ayudar a un necesitado, se han
acercado a él. Por eso han de estar junto a él en el reino: «Venid, benditos de
mi Padre».
Luego se dirige a quienes han vivido sin compasión: «Cada vez que no
ayudasteis a uno de estos pequeños, lo dejasteis de hacer conmigo». Quienes se
han apartado de los que sufren, se han apartado de Jesús. Es lógico que ahora
les diga: «Apartaos de mí». Seguid vuestro camino...
Nuestra vida se está jugando ahora mismo. No hay que esperar ningún
juicio. Ahora nos estamos acercando o alejando de los
que sufren. Ahora nos estamos acercando o alejando de Cristo. Ahora estamos
decidiendo nuestra vida. JAP
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