Cuando una persona sufre un infarto cerebral -por una hemorragia,
obstrucción o compresión de un vaso sanguíneo- las células que quedan
desprovistas de oxígeno pueden morir. Dependiendo de la región cerebral afectada, la persona
puede perder el habla, algún movimiento y sensibilidad del cuerpo, o tener
dificultades para recordar. Esos son los efectos dramáticos de lo que también
se conoce como derrame cerebral. Pero hay
otro tipo de ACV cuyos efectos son menos evidentes y más difíciles de
diagnosticar, pues no muestran síntomas inmediatos. Se le conoce como infarto lacunar (IL) o ‘silencioso’,
porque afecta regiones más pequeñas y menos funcionales del cerebro, que no se
manifiestan igual que un ataque cerebral sintomático, pero que con el tiempo se
pueden acumular y tener un impacto significativo a largo plazo en la memoria
del paciente.
Según un estudio publicado en 2012 por la Escuela de Medicina de la
Universidad de Harvard, Estados Unidos, los infartos cerebrales silenciosos son
más comunes que los infartos con síntomas. Los investigadores estiman que más
de un tercio de las personas mayores de 70 ha sufrido un infarto silencioso.
¿Qué
sucede en un derrame cerebral?
Derrame es una
manera general de referirse a una afección en el cerebro cuando no le llega
suficiente oxígeno, ya sea por una hemorragia o una obstrucción. La
terminología específica es infarto, ya sea hemorrágico o isquémico. “Isquemia significa que no le está llegando
suficiente oxígeno y el tejido cerebral muere”, explicó la Dra. Cristina
Koppel, neuróloga e investigadora del Hospital King's College, Londres. La gran mayoría son infartos típicos, cuando un émbolo
o coágulo que se ha desplazado por las arterias obstruye los vasos sanguíneos e
interrumpe el flujo sanguíneo. “Hay que
imaginarse el sistema de circulación en la cabeza como un árbol que tiene un
tronco -una gran arteria- que se divide en ramas cada vez más pequeñas y tan
diminutas que ni siquiera tenemos nombres para esos vasos sanguíneos”, dijo la
Dra. Koppel. El coágulo, que se puede
haber formado en el corazón o en las arterias carótidas (arterias principales
del cuello), se desplaza por ese sistema que se vuelve cada vez más estrecho,
hasta que ya no puede pasar, bloqueando los vasos sanguíneos que alimentan
partes del cerebro. Sin esa irrigación de
sangre rica en oxígeno, las células de esa región dejan de funcionar y pueden
morir, generando una combinación de síntomas que pueden ir desde debilidad en
parte de la cara, dificultades al hablar o caminar, y problemas de visión.
En Reino Unido,
los médicos aconsejan tener presente la sigla FAST, que en inglés se refiere a
4 palabras: cara, brazo, habla y hora. O sea, si un lado de la cara la tiene
caída, el brazo está débil o tembloroso, se tiene dificultad con el habla... es
hora de llamar una ambulancia. “Si el paciente llega al hospital en un espacio de unas
4 horas y media, después de un escaneo para asegurar que no es un infarto
hemorrágico, se le puede administrar un fármaco antitrombótico para disolver el
coágulo y desbloquear la arteria”, señaló la neuróloga. Todas estas habilidades pérdidas durante un infarto
típico reflejan las funciones que estaban controladas por la región afectada en
el cerebro.
Ni se
dan cuenta que les pasó algo
Pero hay un tipo
de infarto cerebral que no se manifiesta de esta manera tan evidente, porque ‘no
ocurre en la periferia, sino dentro del cerebro y afecta las regiones más
profundas’. Se
le llama infarto lacunar o silencioso, en cuyo caso, la interrupción de flujo
sanguíneo destruye células en regiones del cerebro que no controlan funciones
vitales, regiones ‘silenciosas’. El daño
es tan pequeño que no generan síntomas obvios y sólo se pueden observar con una
imagen por resonancia magnética (IRM) o una tomografía computarizada (escaneo
TC). “Se ven como un pequeño puntito”,
indicó la Dra. Koppel. “Muchas veces, cuando les preguntamos, los pacientes ni
se dieron cuenta de que les pasó algo. Es porque ese infarto profundo no dio
síntomas o fueron tan leves que el paciente ni va al hospital”, agregó.
Aunque podrían
haber sufrido alguna sutil deficiencia cognitiva temporal, la mayoría de las
víctimas de este tipo de infarto silencioso no saben que lo sufrieron. No obstante, por más pequeña que sea la
lesión, “hay células muertas ahí, que afectan el cableado o las conexiones del
cerebro”. Si se acumulan muchos de estos
infartos, el escenario más común es que se afecten ciertas funciones del
cerebro, lentitud cognitiva, torpeza al andar, falta de memoria y, como
consecuencia la demencia vascular.
Problemas
de memoria
Aunque los
efectos no sean inmediatamente obvios, un infarto cerebral silencioso puede
interrumpir el flujo de sangre necesario para la memoria. En un estudio publicado en la revista
especializada Neurology, los
investigadores estudiaron a 650 personas sin historial de demencia, buscando
evidencia de interrupción del abastecimiento sanguíneo en los cerebros de los
participantes a través de IRM. En más de
170 de los participantes se encontraron pequeñas regiones de tejido muerto por
falta de irrigación sanguínea al cerebro, aunque sólo 66 de ellos reportaron
haber tenido síntomas de un infarto cerebral. Todos los pacientes que habían sufrido estos infartos tenían
dificultades con la memoria y procesos cognitivos. Estos problemas se dieron
independientemente de otras formas de pérdida de memoria asociada con la edad.
Los investigadores concluyeron que a medida que
se acumulan los daños causados por estos infartos silenciosos, es más difícil
que el cerebro funcione normalmente. Debido
a que las mujeres viven más, ellas son más vulnerables a sufrir infartos
cerebrales. Los médicos recomiendan que se sometan a exámenes para evaluar los
factores de riesgo de enfermedad cerebrovascular.
Prevención
La demencia
vascular no se puede revertir. Como no es posible para todos hacer una IRM o
escaneo TC, hay cosas que se pueden hacer para reducir los factores de riesgo. El principal factor, dijo la neuróloga
Cristina Koppel, es la hipertensión “y es lo primero, segundo y tercero que
controlamos”. También se monitorea el
colesterol, la diabetes, y se aconseja reducir el consumo de sal y no fumar.
“Se debe empezar un tratamiento con aspirina u
otro anticoagulante como clopidogrel, que es un agente antiplaquetario que inhibe
la formación de coágulos”, señaló la especialista. A eso se le añaden recomendaciones para adoptar una
dieta sana, hacer ejercicio rutinariamente y asistir disciplinadamente a los
chequeos médicos. “Con la edad hay que
prestarle mayor atención”, advirtió la neuróloga. “A todos nos va a pasar en un
grado u otro”, señaló.
Qué
hacer para evitar la pérdida de la memoria por infarto silencioso
· Controlar la hipertensión con chequeos regulares y tomar los fármacos que la reduzcan
· Limitar el consumo de sal a menos de 6 gramos al día
· Mantener bajos los niveles de colesterol LDL
· No fumar
· Controlar el peso y mantener el índice de masa corporal entre 19 y 25
· Consumir por lo menos 200 gramos de fruta y 300 gramos de vegetales al día
· Hacer deporte o caminar a buen ritmo durante 30 minutos, 5 días a la semana. BP
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