La boca es el mayor espacio abierto del cuerpo al exterior, siendo la
garganta la principal perjudicada. A veces, en los días más fríos de invierno
vamos muy arropados con abrigos y bufandas, pero dejamos abierta una puerta al
‘enemigo’, la boca, por lo que corremos el riesgo de contraer faringitis o un
fuerte dolor de garganta.
Si a esto le sumamos además la llegada de un nuevo pico de contagios de
coronavirus a causa de las nuevas variantes de Ómicron y de la enfermedad
conocida ya como COVID-19, será habitual ver cómo nuestra garganta sufre los
efectos de esta enfermedad.
El dolor de garganta es uno de los síntomas recurrentes del virus que
nos asola desde hace más de dos años y las nuevas subvariantes siguen
presentándolo con asiduidad. Pero, ¿cómo se puede diferenciar el dolor de
garganta que provoca el coronavirus de una faringitis?
El dolor de garganta es una afección que se puede provocar por una
irritación en las amígdalas, que de acuerdo con la Clínica Mayo, la faringitis
es la infección que más se asocia con este síntoma. Entre tanto, explica que
ese dolor puede ser ocasionado por bacterias, por lo que es tratado en la
mayoría de los casos con antibióticos.
La faringitis es una enfermedad que provoca una inflamación o irritación
de la zona posterior de la garganta (faringe). Esta dolencia puede provocar
molestias al tragar y, aunque suele darse más habitualmente en los meses de
invierno, lo cierto es que los cambios bruscos de temperaturas que se suelen
dar en verano y el exceso de la exposición al aire acondicionado también pueden
provocar muchas de estas infecciones si no se tiene cuidado.
Entre los síntomas más habituales de la faringitis se encuentran algunos
como fiebre, malestar general, enrojecimiento de la faringe, presencia de
placas de exudado blanquecino o grisáceo en las amígdalas o faringe, dolor de
garganta agudizado al tragar saliva y alimentos, y ganglios cervicales
agrandados y dolorosos.
Aunque el dolor de garganta es uno de los síntomas del COVID-19,
realmente es uno de los menos frecuentes que se pueden experimentar. Este dolor
comienza siendo leve al principio y, con el paso de los días, puede ir
empeorando. Así, desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria
(Semergen) advierten de que las placas en la garganta suelen provenir de
infecciones como la faríngoamigdalitis bacteriana, provocando fiebre y siendo
necesario un tratamiento antibiótico y antiinflamatorio.
A pesar de ello, no se puede descartar que sea coronavirus por mucho que
este síntoma no sea el habitual. De esta manera, los expertos recomiendan que
la clave para diferenciar un dolor de garganta por COVID-19 de una faringitis,
es que este suele estar precedido por tos seca.
Además, una de las últimas variantes del COVID-19, la Ómicron, presenta
unas diferencias muy claras que pueden distinguirse fácilmente de una
faringitis. En este caso, este virus se caracteriza por causar fatiga extrema,
fiebre, taquicardia, ritmo cardíaco elevado y dolor muscular. A parte de los
anteriores síntomas, hay incluso algunos pacientes que manifiestan sufrir
episodios de sudores nocturnos.
¿Qué debemos hacer en caso de duda? Si aun así nos entran las dudas
entre sí padecemos COVID-19, faringitis o un resfriado, desde la Clínica Mayo
insisten en que es importante ponerse en contacto de inmediato con nuestro
médico de confianza para que nos puedan aconsejar.
Por otro lado, ante la duda, es muy importante hacerse un test de
antígeno rápido (TAR) en casa, o solicitar una prueba PCR en nuestro centro
médico más cercano. Debemos ser conscientes que, si estamos contagiados de
coronavirus, podemos transmitir el virus a gente cercana a nosotros que podría
enfermar gravemente.
Independientemente de la edad del paciente, la OMS recomienda que toda
persona que tenga fiebre o tos, en combinación con dificultad para respirar,
dolor u opresión en el pecho o problemas para hablar o moverse, solicite
atención médica lo antes posible. El camino que recomienda seguir la OMS es llamar
primero al profesional sanitario de cabecera o al centro médico de atención
primaria para que estos lo remitan al hospital o centro de atención adecuado.
Si finalmente termina siendo un resfriado o una faringitis, debemos
cuidarnos bebiendo abundantes líquidos y descansado lo suficiente. En ese caso,
debemos evitar también el contraste de temperaturas causado por la temperatura
exterior de la calle y los aires acondicionados o calefactores que tenemos en
el interior de casa. BP
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