Los pacientes de Alzheimer
pronto podrán recibir medicación para el TDAH, trastorno por déficit de
atención e hiperactividad con el fin de mejorar sus síntomas. A primera vista,
esto puede parecer extraño e ilógico, pero la ciencia lo confirma. Un análisis
reciente explica por qué y cómo funciona la medicación para el TDAH en el caso
del Alzheimer. Una de las principales razones por las que la enfermedad de
Alzheimer (EA) es tan devastadora es que afecta a múltiples áreas del cerebro.
A medida que se acumulan más y más ovillos neurofibrilares TAU (fibras
proteicas retorcidas) en las células cerebrales, impiden que los nutrientes
lleguen a las células y, en última instancia, provocan la muerte de grupos
enteros de neuronas. Este daño a las células cerebrales, a su vez, produce los
infames síntomas de la enfermedad de Alzheimer, como la pérdida de memoria y el
deterioro cognitivo. Pero hay un grupo más de síntomas de Alzheimer que recibe
menos prensa: el tipo de comportamiento. Estos síntomas incluyen la depresión,
la apatía, la agitación e incluso la agresividad. Y pueden ser tan graves y
perturbar la vida de la persona con Alzheimer y de sus seres queridos como la
pérdida de memoria y el deterioro cognitivo. Un claro estudio de revisión
publicado en julio de 2022 en el Journal
of Neurology Neurosurgery & Psychiatry muestra que tanto los síntomas
cognitivos como los conductuales del Alzheimer pueden mejorar si se trata a los
pacientes con medicamentos utilizados para tratar el trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH).
¿Por qué un tratamiento para
el TDAH puede ayudar a los pacientes con Alzheimer?
Empecemos por aclarar que los
tipos de medicamentos para el TDAH considerados en el análisis son fármacos
noradrenérgicos, es decir, medicamentos que se dirigen a un compuesto llamado noradrenalina.
Y si la palabra ‘noradrenalina’ te suena, no te equivocas. La adrenalina es una
hormona liberada por las glándulas suprarrenales, situadas en la parte superior
de ambos riñones, en respuesta al estrés o a una presión arterial baja. De ahí
viene el término ‘subidón de adrenalina’. Pero cuando la adrenalina viaja al
cerebro, recibe el nombre de noradrenalina y se convierte en un
neurotransmisor, una sustancia química del cerebro que se utiliza para
comunicarse entre las células nerviosas. La noradrenalina (también llamada
norepinefrina) es producida por células nerviosas noradrenérgicas
especializadas en el cerebro y en la glándula suprarrenal. Como
neurotransmisor, la norepinefrina desempeña un gran papel en la cognición. Nos
ayuda a mantener la concentración, mejora nuestra capacidad de aprender y
memorizar nueva información y nos ayuda a controlar comportamientos
inadecuados. En la enfermedad de Alzheimer, los niveles bajos de noradrenalina
y la pérdida de neuronas que producen norepinefrina están bien documentados en
muchas áreas del cerebro. Estas alteraciones contribuyen a los síntomas que a
menudo se observan en la enfermedad de Alzheimer, desde la pérdida de apetito,
la depresión y las alteraciones del sueño hasta la inquietud, la agresividad,
la irritabilidad y la ansiedad. Dado que ya disponemos de una selección de
medicamentos noradrenérgicos, los investigadores llevan tiempo postulando que
la administración de estos fármacos a personas con Alzheimer podría ayudar a
reducir los síntomas de la EA.
¿Qué encontró la
investigación?
Los autores del estudio
examinaron 19 ensayos clínicos realizados entre 1980 y 2021 en los que se
utilizaron fármacos noradrenérgicos (por ejemplo, atomoxetina, guanfacina y metilfenidato)
en personas con enfermedad de Alzheimer y deterioro cognitivo leve. Estos
estudios incluyeron un total de 1811 participantes. Los resultados se
examinaron en dos tipos principales de síntomas:
·
La cognición implicaba la memoria, el lenguaje, la atención y la
orientación visoespacial.
·
El comportamiento y los síntomas neuropsiquiátricos, como la depresión,
la apatía y la agitación.
El análisis mostró que los
fármacos noradrenérgicos tenían un pequeño efecto positivo en la cognición
general y una gran mejora en la apatía. Y los investigadores concluyen: “Es muy
probable que la reutilización de los fármacos noradrenérgicos establecidos
ofrezca un tratamiento eficaz en la enfermedad de Alzheimer para la cognición
general y la apatía”. Obviamente, el uso de medicamentos existentes para tratar
la EA tiene muchas ventajas. Por un lado, estos fármacos no tienen que
someterse a pruebas de seguridad por separado y no necesitan ser aprobados por
la FDA. Todas las pruebas y certificaciones necesarias ya se han realizado en
el pasado, lo que supone un enorme ahorro de tiempo. Pero no todo es arco iris.
Todavía quedan por responder algunas preguntas más específicas sobre el uso de
medicamentos noradrenérgicos para la enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo, aún
no sabemos qué pacientes concretos se beneficiarían más de este tratamiento, ni
las dosis específicas a las que deben administrarse los fármacos
noradrenérgicos en la EA. SF
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