sábado, 20 de agosto de 2022

Reflexión sobre los fines de semana de los jóvenes…

Al hablar de este tema, me refiero al estilo que tienen muchos jóvenes de pasar las noches del fin de semana velando, y los días durmiendo. Y me dirijo a los jóvenes, no a los mayores, ya que, en vez de quejarnos, deberíamos plantearnos cómo os estamos ayudando con nuestro ejemplo para que podáis apreciar los grandes valores. 
1) ¿Son normales esas diversiones nocturnas? 
No creo que sea muy normal que los fines de semana los pasen pendientes de la diversión. Este estilo de vivir ni los eleva ni los dignifica. Y no olvidéis, jóvenes, que el tiempo libre puede ayudaros a ser personas, o puede destruiros. Si orientáis bien los fines de semana, vuestra personalidad puede salir fortalecida. Yo digo a los padres que si yo lo fuese, no me preocuparía de que mis hijos volviesen a casa a cualquier hora de la madrugada, si viese que mis hijos estaban bien formados; porque sabrían ‘estar’ en cualquier parte, y sabrían adónde ir, con quién ir, y qué hacer. Pero si los hijos no están bien formados, cualquiera se los lleva y hace con ellos lo que quiere. Ejemplos de esto conocemos muchos. 
Otro inconveniente de este tipo de vida para los cristianos es que, después de una noche en vela, no es fácil levantarse a tiempo para asistir a misa el domingo. Con ello se van desconectando de la comunidad cristiana en la acción de gracias a Dios, y va perdiendo el sentido religioso de la vida. 
2) Consecuencias 
Es posible que lo que hagan no sea malo, pero ¿son positivas las repercusiones que tiene? En mi tierra, cuando ven que una obra no ha estado bien realizada o ha salido defectuosa, suelen decir que ‘ha sido hecha en lunes’. Y es que después de tres noches en vela hasta la mañana, y de pasarse prácticamente tres días durmiendo, el cuerpo no está para bromas ni para el cumplimiento de las tareas laborales. Aparte de eso, se crea un clima de ligereza en cuanto a asumir las responsabilidades de cualquier tipo que sean. Vive uno pendiente de los ratos pasados o de los que va a pasar los próximos fines de semana en las discotecas o lugares de diversión. 
A esto hay que añadir los accidentes que se producen a altas horas de la noche en los que los jóvenes son víctimas o causantes de muchos de ellos. Da pena pensar en tantas vidas jóvenes rotas o que han quedado disminuidas para siempre. Estos accidentes se producen, yo diría que tontamente, bien sea por el cansancio del día o de la noche, o por haber tomado alcohol un poquito más de lo debido, o por presentarse ante amigos y amigas como jóvenes ‘lanzados’, o en algunos casos, incluso, por algo de droga. 
3) Padres 
Con respecto a vuestros padres, ¿creéis que hay derecho a que se pasen las noches de los fines de semana casi sin dormir, pensando que pueden ser sus hijos las víctimas del próximo accidente de las madrugadas de viernes a domingo? ¿No creéis que debierais replantearos vuestro estilo de vivir, de disfrutar y de divertiros los fines de semana? 
4) Autoridad 
Tampoco la autoridad puede cruzarse de brazos dimitiendo de su responsabilidad, porque está en juego el bien común; y al mismo tiempo que debe velar por la libertad, no puede separarla de su deber de velar por el bien común de los ciudadanos. 
Y no es cuestión sólo de legislar; hay que hacer cumplir la legislación y, sobre todo, hay que capacitar a los ciudadanos, ya de pequeños, para que actúen movidos por valores. Y esto es fruto de la educación. De ahí que lo primero que debe preguntarse la autoridad es si está fomentando la educación en valores. Y aquí entra lo que tantas veces decimos los obispos, que es necesaria la formación religiosa o ética en la escuela. Las leyes ayudan, pero lo principal es la educación. 
5) Tomarse la vida en serio 
Queridos jóvenes, tened sensatez y sed formales. Los jóvenes que mueren cada semana en nuestras carreteras no creían que serían ellos las siguientes víctimas. Tampoco vosotros creéis que vais a ser vosotros. ¿Por qué no os planteáis una nueva forma de divertiros sin que tengáis que exponeros ni exponer a los demás a perder inútilmente la vida? Esa manera tonta de pasar los fines de semana, ¿creéis que compensa los desvelos e insomnios de vuestros padres semana tras semana? Tened conocimiento y sensatez. 
El hecho de que se estén perdiendo tantas vidas jóvenes los fines de semana, nos debe mover a plantearnos nuestras responsabilidades. Respetemos la libertad de los jóvenes como debemos respetar todas las libertades. Pero evitemos que se rompan tontamente sus vidas. 
La vida es bonita. Vividla en plenitud. ¿Por qué no probáis una manera de vivirla que es viviendo la amistad con Cristo? El Papa dijo en Paría a los jóvenes de todo el mundo que acepten la invitación de Jesús a irse con Él. Y es que, como ha recordado, “sólo la adhesión a la fe da la felicidad”. 
Decidíos a ser felices, queridos jóvenes. JG

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