Al hablar de este tema, me refiero al estilo que tienen
muchos jóvenes de pasar las noches del fin de semana velando, y los días
durmiendo. Y me dirijo a los jóvenes, no a los mayores, ya que, en vez de
quejarnos, deberíamos plantearnos cómo os estamos ayudando con nuestro ejemplo
para que podáis apreciar los grandes valores.
1) ¿Son normales esas diversiones
nocturnas?
No creo que sea muy normal que los fines de semana los pasen
pendientes de la diversión. Este estilo de vivir ni los eleva ni los dignifica.
Y no olvidéis, jóvenes, que el tiempo libre puede ayudaros a ser personas, o
puede destruiros. Si orientáis bien los fines de semana, vuestra personalidad
puede salir fortalecida. Yo digo a los padres que si yo lo fuese, no me
preocuparía de que mis hijos volviesen a casa a cualquier hora de la madrugada,
si viese que mis hijos estaban bien formados; porque sabrían ‘estar’ en
cualquier parte, y sabrían adónde ir, con quién ir, y qué hacer. Pero si los hijos
no están bien formados, cualquiera se los lleva y hace con ellos lo que quiere.
Ejemplos de esto conocemos muchos.
Otro inconveniente de este tipo de vida para los cristianos
es que, después de una noche en vela, no es fácil levantarse a tiempo para asistir
a misa el domingo. Con ello se van desconectando de la comunidad cristiana en
la acción de gracias a Dios, y va perdiendo el sentido religioso de la vida.
2) Consecuencias
Es posible que lo que hagan no sea malo, pero ¿son positivas
las repercusiones que tiene? En mi tierra, cuando ven que una obra no ha estado
bien realizada o ha salido defectuosa, suelen decir que ‘ha sido hecha en
lunes’. Y es que después de tres noches en vela hasta la mañana, y de pasarse
prácticamente tres días durmiendo, el cuerpo no está para bromas ni para el
cumplimiento de las tareas laborales. Aparte de eso, se crea un clima de
ligereza en cuanto a asumir las responsabilidades de cualquier tipo que sean.
Vive uno pendiente de los ratos pasados o de los que va a pasar los próximos
fines de semana en las discotecas o lugares de diversión.
A esto hay que añadir los accidentes que se producen a altas
horas de la noche en los que los jóvenes son víctimas o causantes de muchos de
ellos. Da pena pensar en tantas vidas jóvenes rotas o que han quedado
disminuidas para siempre. Estos accidentes se producen, yo diría que
tontamente, bien sea por el cansancio del día o de la noche, o por haber tomado
alcohol un poquito más de lo debido, o por presentarse ante amigos y amigas
como jóvenes ‘lanzados’, o en algunos casos, incluso, por algo de droga.
3) Padres
Con respecto a vuestros padres, ¿creéis que hay derecho a que
se pasen las noches de los fines de semana casi sin dormir, pensando que pueden
ser sus hijos las víctimas del próximo accidente de las madrugadas de viernes a
domingo? ¿No creéis que debierais replantearos vuestro estilo de vivir, de
disfrutar y de divertiros los fines de semana?
4) Autoridad
Tampoco la autoridad puede cruzarse de brazos dimitiendo de
su responsabilidad, porque está en juego el bien común; y al mismo tiempo que
debe velar por la libertad, no puede separarla de su deber de velar por el bien
común de los ciudadanos.
Y no es cuestión sólo de legislar; hay que hacer cumplir la
legislación y, sobre todo, hay que capacitar a los ciudadanos, ya de pequeños,
para que actúen movidos por valores. Y esto es fruto de la educación. De ahí
que lo primero que debe preguntarse la autoridad es si está fomentando la
educación en valores. Y aquí entra lo que tantas veces decimos los obispos, que
es necesaria la formación religiosa o ética en la escuela. Las leyes ayudan,
pero lo principal es la educación.
5) Tomarse la vida en serio
Queridos jóvenes, tened sensatez y sed formales. Los jóvenes
que mueren cada semana en nuestras carreteras no creían que serían ellos las
siguientes víctimas. Tampoco vosotros creéis que vais a ser vosotros. ¿Por qué
no os planteáis una nueva forma de divertiros sin que tengáis que exponeros ni
exponer a los demás a perder inútilmente la vida? Esa manera tonta de pasar los
fines de semana, ¿creéis que compensa los desvelos e insomnios de vuestros
padres semana tras semana? Tened conocimiento y sensatez.
El hecho de que se estén perdiendo tantas vidas jóvenes los
fines de semana, nos debe mover a plantearnos nuestras responsabilidades.
Respetemos la libertad de los jóvenes como debemos respetar todas las
libertades. Pero evitemos que se rompan tontamente sus vidas.
La vida es bonita. Vividla en plenitud. ¿Por qué no probáis
una manera de vivirla que es viviendo la amistad con Cristo? El Papa dijo en
Paría a los jóvenes de todo el mundo que acepten la invitación de Jesús a irse
con Él. Y es que, como ha recordado, “sólo la adhesión a la fe da la
felicidad”.
Decidíos a ser felices, queridos jóvenes. JG
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