20/03 - Día Internacional de la toma de
conciencia sobre el Traumatismo de Cráneo
Son cifras de la OMS. Este número representa el 2% de las muertes totales de cada año. Además, entre 20 y 50 millones de personas padecen traumatismos no mortales en el mismo periodo. Qué hacer para recuperarse. La importancia de la neuro-rehabilitación. Los accidentes de tránsito son la principal causa de Traumatismos Encéfalocraneanos (TEC) en el país, aunque estas lesiones también se dan en menor medida por caídas (sobre todo en niños pequeños menores de 4 años y en adultos de más de 75) y por agresiones físicas.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren más de 1.2 millones de personas por accidentes automovilísticos – más del 2% de las muertes mundiales - y entre 20 y 50 millones padecen traumatismos no mortales. En Argentina, las muertes por estos accidentes se cobran la vida de unas 10.000 personas.
Las personas que
sobreviven suelen en su mayoría sufrir consecuencias de tipo físico, cognitivo
y conductual, por lo que los TEC son considerados la primera causa de
discapacidad neurológica en adultos jóvenes.
“Se conoce al TEC
como el daño cerebral causado por una fuerza externa, evidenciado por una
alteración de conciencia y compromiso de las funciones cerebrales de grado
variable. Provoca en el sujeto secuelas de rangos diversos de compromiso
cognitivo, físico, emocional y conductual que afectan su desenvolvimiento en lo
cotidiano, en lo laboral y en sus relaciones interpersonales”, explica el Dr.
Fernando Cáceres, médico neurólogo y Director General de INEBA.
Muchas veces, como
consecuencia de estos accidentes y traumatismos, las personas enfrentan una
discapacidad, la cual limita su funcionalidad y pude incluir déficit,
limitaciones en la actividad y restricciones en la participación.
Los traumatismos de
cráneo son un tipo de lesión que permite ver la coexistencia de tres tipos de
discapacidades: física, cognitiva y conductual.
Usualmente la
rehabilitación suele ser motora, la cual presenta resultados rápidamente por
ser la mayoría de los lesionados, personas jóvenes que tienen intactos los
mecanismos de neuroplasticidad y recuperan con facilidad sus movimientos.
Pero erróneamente no
se enfoca la recuperación en lo cognitivo y conductual y se espera hasta que la
persona esté mejor desde lo motor para trabajar en otros aspectos. Es decir, la
persona recupera su movilidad pero no su capacidad de trabajar, estudiar,
relacionarse o enfrentar responsabilidades.
“Solemos recibir
tardíamente pacientes que han sufrido estos traumatismos, incluso luego de
años, y que nunca han sido evaluados desde el punto de vista cognitivo y/o
psiquiátrico. Cuanto más tarde se inicia esta recuperación, menos resultados
generan porque los mecanismos de neuroplasticidad cerebral se agotan con el
paso del tiempo.
Una
neuro-rehabilitación integral como la que ofrecemos en INEBA exige un abordaje
inmediato, conjunto y simultáneo de las tres discapacidades mencionadas, para
una correcta recuperación del paciente y su posterior reinserción social y
laboral”, enfatiza Cáceres.
Entre las funciones
cognitivas que pueden verse afectadas por los traumatismos encéfalocraneanos se
encuentran la memoria, el lenguaje, la atención, las funciones ejecutivas, la
viso-construcción, el reconocimiento y la ejecución de actos con un determinado
fin (praxias).
En lo que refiere a
trastornos cognitivos, el paciente puede tener dificultades en focalizar su
atención y concentrarse, al procesar información (velocidad y eficiencia), en
la memoria y el aprendizaje, en el razonamiento abstracto y en funciones
ejecutivas como resolución de problemas, planificación, secuenciación, cambios
alternantes, etc.
“De no abordar estos
tres aspectos en simultáneo se logra bajar la mortalidad, recuperando la vida
del paciente, pero se aumenta la morbilidad en términos de número y severidad
de secuelas, lo que genera consecuencias devastadoras en la vida de la persona
y su entorno ya que se pierde independencia, participación y actividad, y se
disminuye la calidad de vida”, concluye el Dr. Cáceres.
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